‘Running the Sahara’ – Judith Obaya – Por la igualdad de la mujer en el deporte – Especial para jupsin.com
Ha llegado el momento de hablaros de mi nueva aventura extrema. Y lo quiero hacer, ‘por la igualdad de la mujer en el deporte’, en el portal jupsin.com, con un NO rotundo al acoso y a la discriminación.
Me estoy preparando para volver muy pronto a Djebel Ouarkziz , la frontera natural entre Marruecos y Sáhara Occidental, para iniciar la misma travesía que realicé en bicicleta en 2017, pero esta vez para correr ‘Running the Sahara’, 1.775 kms. (45 kms. día).
Preparación para ‘Running the Sahara’
Podía haber puesto a prueba mis rodillas y más tarde decidir si estaba preparada para correr casi 2.000 km. Pero no, decidí correr segura de mí misma y convencida de que doliendo las rodillas, sufriendo sobrecarga en músculos, rompiendo ligamentos o estando agotada por el esfuerzo, una vez más llegaría a Lanhiriz atravesando el desierto de Sáhara Occidental.
…y crecía en mi la impaciencia por comenzar los entrenos para ‘Running the Sahara’.
En mayo del pasado año, contaba a los medios lo vivido durante la travesía en bicicleta y crecía en mi la impaciencia por comenzar los entrenos para ‘Running the Sahara’.
El estudio sobre condiciones climáticas, recursos, historia y resto de información que requiere una aventura extrema ya estaba más que cerrado.
Nunca conoceré del todo este pedacito de desierto, pero lo he palpado, sentido y sufrido lo suficiente para saber lo que será estar allí durante 47 días.
Primer paso, el preparador físico
El primer paso que di fue buscar un preparador físico. En 2017, para la travesía en bicicleta no lo había conseguido… En aquel momento me tacharon de loca, de presuntuosa, e incluso esbozaron algunas sonrisas cuando conté lo que pretendía hacer. En esta ocasión, y con un reto aún más duro, las sonrisas tornaron carcajadas.
Me tacharon de loca, de presuntuosa y esbozaron algunas sonrisas cuando conté lo que pretendía hacer
Cuando me planté en el palacio de deportes de Oviedo, me presenté y presenté mi proyecto a Fernando Azurmendi, éste no cambió su gesto, se mostró implacable.
Después de varias preguntas sobre antecedentes deportivos y previsiones, peso y edad, cogió un papel y comenzó a escribir mi plan de entrenamiento para los siguientes 15 días.
Disciplinada desde el principio, como suelo serlo para todo, me organicé para no perder ni un solo día de entrenamiento a pesar de ir apartándome, poco a poco, sin alternativa, de todo cuanto me rodeaba.
Fui cubriendo el cuadrante que Fernando me indicó que hiciera y rellenando cuadrícula por día con los ejercicios, km y rendimiento, tiempos y pulsaciones… No sin antes haber realizado todo tipo de analíticas y pruebas de esfuerzo que garantizaron que me encontraba tan sana como requería el sacrificio que estaba haciendo.
Trabajo, entrenamiento, redes sociales, patrocinadores…
A las horas de trabajo en el turno de la noche como policía local y a las horas de entrenamiento, que aumentaron, tengo que sumar las que dedico cada día a mantener mis redes sociales activas, y a buscar patrocinadores.
Mis ahorros son cero euros desde ‘Con2Ruedas’ y a menos que me ayudasen económicamente, mis días como atleta extrema estaban contados.
…y siempre con la firme intención de pelear por la igualdad, sobre todo por la igualdad de la mujer en el deporte
Escribir y enviar mails no era suficiente. Meses atrás cargué la moto y me planté en Madrid para empezar a llamar a las puertas de todos aquellos dispuestos a escucharme, medios de comunicación, empresas, fundaciones, productoras, organizaciones, administraciones…
A cada uno le conté la historia de una mujer de gran fuerza y perseverancia, con más ilusiones que dinero y muchos sueños por cumplir, y siempre con la firme intención de pelear por la igualdad, sobre todo por la igualdad de la mujer en el deporte.
Continué entrenando sin descanso y sin saber si encontraría el apoyo económico necesario, pero si llegaba el momento de cancelar ‘Running the Sahara’ no sería por no estar preparada.
Prueba de zapatillas, indumentaria y accesorios
Entrené y entreno entre 3 y 6 horas todos días de la semana. Me desplazo a Casa de Campo, en Madrid, 15 días cada mes para entrenar. La longitud de sus caminos, la altitud, el suelo, el clima, son parecidos a lo que me encontraré en Sáhara.
Cada mes trabajo 15 noches seguidas para poder desplazarme las otras 15, con todo el gasto que esto significa, y realizar las pruebas de resistencia que Fernando me va marcando. Los test de resistencia que simulan la carrera, observando cada detalle de horarios, agua consumida, fatiga acumulada, descanso necesario, horas de sueño, recuperación, control del dolor…
Cualquier rozadura del calzado, la ropa o el chaleco de hidratación pueden ser fatal y ralentizar o incluso obligar a abandonar
Durante los entrenamientos voy probando zapatillas, indumentaria y todo tipo de accesorios necesarios para no cometer ningún error una vez comience la carrera en el desierto.
Cualquier rozadura provocada por el calzado, la ropa o el chaleco de hidratación pueden tener un resultado fatal y ralentizar o incluso obligar a abandonar la prueba.
También pruebo los productos con los que me alimentaré: las comidas y suplementos que deben cubrir todas las necesidades diarias de energía y nutrientes.
https://www.youtube.com/watch?v=DJei-NlehV8&t=20s
Esfuerzo fisico y mental
Se muy bien que tan duro como el esfuerzo físico lo es el mental. Corrí miles de kilómetros en solitario estudiándome a mi misma, animándome a seguir en los momentos de crisis, cuando el calor era abrasador o la lluvia me empapaba hasta los huesos, fortaleciéndome con cada zancada.
Toda mi vida está centrada en la travesía. Paso muy poco tiempo con la familia y amigos y apenas me tomo tiempo para divertirme con otras cosas, mi mundo gira en torno a la carrera.
Esta dedicación casi exclusiva y tener la fuerza necesaria para continuar cada día, a pesar del dolor o de las pocas horas de descanso, me dicen que estoy preparada y que todo saldrá bien.
Cuando por fin encontré patrocinador, ese conseguidor de sueños, volví a creer en premios y justicia
Tanta determinación tenía que tener su recompensa y los círculos de interés por mi osadía, la necesidad de trasmitir y recibir fuerza e ilusión, el deseo de vivir nuevas y diferentes experiencias, fueron creciendo y multiplicándose a una velocidad sorprendente.
Cuando por fin encontré patrocinador, ese conseguidor de sueños, volví a creer en premios y justicia.
Un año de duro trabajo había dado su fruto, ‘Running the Sahara’ ya era posible, los astros se habían alineado por fin, y si hasta ese momento entrenaba con toda ilusión, ahora mis zapatillas apenas tocaban el suelo de la Casa de Campo, ¡¡volaban!!
Vehículo de apoyo
47 días en el desierto, 42 jornadas de carrera no son posibles si no hay un vehículo de apoyo que se ocupe, no solo para el transporte de alimentos y equipo de acampada, sino para mi evacuación si fuese necesario, bien por algún accidente o en caso de que hubiera tormenta de agua. Las tormentas de agua son torrenciales y en pocos minutos las riadas pueden ser muy peligrosas.
Las tormentas de agua son torrenciales y en pocos minutos las riadas pueden ser muy peligrosas
Lo más bonito de este proyecto no ha sido haber conseguido la plena forma física para concluir la carrera con éxito. Tampoco haber conseguido un patrocinador tan importante que ha apostado tan fuerte por mí.
Lo más bonito ha sido el haber juntado todo un equipo de trabajo. Soñadores como yo, que han creído desde el momento en que nos conocimos en el valor de Judith Obaya y han comenzado a apoyarme de forma desinteresada.
Trabajando codo con codo, enseñándome, guiándome y trasmitiendo el verdadero valor de ‘Running the Sahara’. Gracias Paloma Larena, Jesús Larena, Masstres Comunicación, Juan Carlos Toribio, José Manuel Barrós, Daniel Cazorla, Rosa Siles, Ray Cazorla… y muchos más.