Un comentario a mi artículo anterior y otro a la ultima entrevista a la psicóloga Elena Santos en jupsin.com, me llevan a compartir estas líneas.
El acoso laboral, el acoso sexual, la violencia en el trabajo, no son culpa tuya. No es tu responsabilidad que estos hechos sucedan.
Tanto el acoso laboral, como sexual, como la violencia en el trabajo son situaciones que marcan un antes y un después en la persona que las vive.
El estar sujeto con cierta periodicidad a un goteo incesante de malos tratos mina a cualquier persona, más si careces de puntos de apoyo a los cuales puedas voltear y sentir una mano amiga.
El acoso laboral, el acoso sexual, la violencia en el trabajo, no son culpa tuya
Apoyo para dar cara
Puede resultar desquiciante el hecho de que, encima de que te maltraten, otras personas a tu alrededor no sólo no hagan nada sino que encima digan que para qué te quejas si toda la vida ha ocurrido.
El contar con un punto de apoyo marca un antes y un después, te da más fortaleza para dar cara y plantársela a quien tienes delante.
La cuestión no es aquello que haces mal, no es aquello que no tienes por lo que todo el mundo hace cargamontón contra ti. Si bien es cierto todo el malestar que esta situación te produce. Que te supere y no pares de dar vueltas, o que trates de salir de ello no dándole importancia o no pensando en ello.
Lo cierto es que ese tampoco es el problema. El centrarte en tus emociones, en qué las produce, el evadir lo que tienes delante o tener fe en que todo cambiará, no lo solucionará.
El estar pensando continuamente en lo mal que te sientes contribuirá a que te sientas peor de lo que ya estás. No por mucho evadir el problema desaparece. Eso de al toro por los cuernos, resulta más efectivo que salir por la tangente. Y si bien tener fe ayuda, recuerda aquella frase de a Dios orando pero con el mazo dando.
Y si bien tener fe ayuda, recuerda aquella frase de a Dios orando pero con el mazo dando
NO es tu culpa tuya, NO
Es tu culpa, no. Ni, es tu responsabilidad que todo esto suceda.
Aquello que sucede delante de ti es producto de como está organizado el trabajo, la forma como en la empresa se permiten ciertas cosas, el tipo de líder que apoyan los jefes y el tipo de acciones que se llevan a cabo, ya sea porque estén naturalizadas, o porque formen parte del esquema mental de la persona que dirige la empresa.
El saber qué este es el panorama tampoco es la solución del problema. ¿Qué alternativas se te ocurren frente a este tipo de hechos?
No existen alternativas estándar. Cada persona que vive acoso se enfrenta ante situaciones distintas ante las cuáles tiene que desplegar toda su creatividad, aunque no sea artista. El panorama que tienes por delante, aquello que te enfrenta, es a un reto.
Un reto ante el que vences si la forma que eliges para responder al mismo resulta la más eficaz para tu propio equilibrio interior.
¿Qué te impide actuar de otro modo?
El plantearte es que todos son malos, ¿a qué te lleva?
El suponer qué tienes todos los atributos positivos, y qué a pesar de ello, nada funciona, ¿ante que tesitura te pone por delante?
¿Lo has comunicado? ¿Qué te han dicho? Ante esto, cuál consideras que puede ser la forma más efectiva de actuar.
Al estar frente a esta situación, ¿te bloqueas? Si es así, exactamente ¿qué te bloquea? Este bloqueo qué te está contando a ti. ¿Qué te impide actuar de otro modo?
Quizá, ante este tipo de eventos, los sentimientos de injusticia, indignación surjan. ¿Y cómo no te vas a sentir así?
Quizá, ante este tipo de eventos, los sentimientos de injusticia, indignación surjan. ¿Y cómo no te vas a sentir así?
No todas las personas reaccionan dando un bofetón a alguien que viene de pronto por la calle y hace tocamientos inapropiados. Hay algunas personas que ante esto se sienten paralizadas sin saber qué hacer, otras tratan de hacer como si no hubiera pasado nada.
Lo cierto es que este tipo de situaciones no se deben permitir. Qué durante mucho tiempo ha habido personas que han ido más allá de los halagos y han llevado estos a qué sus manos actúen por donde no debían. Lo cierto es que, porque esto se haya dado toda la vida, no necesariamente implica que tenga que ser así. Dado que se cruza hacia un espacio personal sin el adecuado consentimiento.
Empatizar contigo mismo
El llegar a casa y pensar lo mal que te sientes, viene bien de primeras para desahogarte. Lo cierto que el compartirlo más y si es con una persona que te da cabida y apoyo mucho más. Quedarte anclada o anclado en ello, tiene el mismo efecto que estar totalmente quieto en arenas movedizas: te hundes. Entonces qué hacer. Me gustaría que lo tengas en mente.
Si eres empática o empático con la primera persona que tienes que empatizar es contigo mismo, si algo ha pasado, no es tu culpa. Pero el problema está allí, ¿qué alternativas de respuesta tengo por delante?
Mejor dicho, qué otras alternativas de respuesta a las que ya conoces. Puedes estar sintiendo dolor, rabia, indignación, pero te sugiero qué pilles fuerza en esas emociones y actúes, oriéntate a una solución y establece una forma de llegar a ello.
Si eres empática o empático con la primera persona que tienes que empatizar es contigo mismo, si algo ha pasado, no es tu culpa
Que el estar sintonizado con tus emociones positivas ayuda, sí. Pero, pregunto, si aquello que tienes es una rabia enorme, por qué va a sentirte alegre, si la rabia lo que te da es una fuerza para decir ¡basta ya!
No existen fórmulas milagro, porque no se trata de un milagro lo que tiene que acontecer, tampoco de iluminación artística, se trata simplemente de reflexionar sobre aquello que tienes delante y frente a ello, cuál es el problema real al qué te enfrentas.
Te pregunto, si el lugar donde trabajas es una empresa pequeña, en la que los jefes por cuestión de principios siempre critican a todo el mundo. ¿Qué te hace pensar qué contigo las cosas serán distintas? ¿Qué te motiva a pertenecer en ese sitio, en el qué día a día, tienes que ir contra tus propios principios? ¿Es el único trabajo del mundo? ¿Qué otras alternativas tienes por delante?
¿Si tus jefes tienen fama de maltratar a la gente y estafar a los empleados? ¿Qué te impide comentarlo con los superiores? ¿Si eres plenamente consciente que todo el mundo calla por temor? ¿Te has planteado qué podrías ir a otro sitio?
El estar enfadado, es lícito. El querer justicia también. Aunque es importante que recuerdes que hay cosas que dependerán de ti y otras no
El respeto es universal
Existen estados ideales, claro que sí, lo importante es llegar a ellos de forma natural, no porque tengas que hacerlo. La revolución interior a la que conduce el estar continuamente sujeto a maltrato, termina minando, el gritar basta ya.
El estar enfadado, es lícito. El querer justicia también. Aunque en cuestiones de justicia es importante que recuerdes que hay cosas que dependerán de ti y otras de otros.
En la medida que seas capaz de decir lo que te pasa te ayudarás a ti como a otros, porque habrá más conciencia de que no se trata de un problema individual. Antes lo cuentas, antes se podrá abordar la cuestión de fondo.
¿Te asusta tener una edad y no tener posibilidades laborales? ¿Consideras que por ser de fuera las cosas las tienes que aceptar?
El respeto es universal, del mismo modo que aquellas cosas que te terminan trayendo abajo. Cuando hablo de aprendizaje, hablo también que está puede ser la ocasión de poder salir de esta situación de una manera distinta, y por qué no, compartir qué pudiste hacerlo y el cómo lo conseguiste.
Ana
6 de julio de 2018 at 23:05
Estupendo artículo….pero las cosas no siempre son claras…ni fáciles ni comprensibles.
La respuesta definitiva que puedo darte es: » me gusta mi trabajo». He luchado mucho y he sufrido mucho para abandonar…cambiar…o plantearme otra cosa. Lo que vivo es injusto y sólo persigo que deje de serlo. Puede que esté equivocada…ciega o terca. Todo puede ser.
Leda
20 de julio de 2018 at 07:25
Yo precisamente dejé llegar muy lejos las cosas porque la tarea en sí me gustaba muchísimo y me había sido duro de alcanzar. Al resto del mundo le salía fácilmente decirme «por un trabajo?». Pedí un pase y me lo dieron. Pero es tanto tanto! lo que siento que he perdido y tan tremendamente injusta la pérdida…que el tiempo pasa y no sólo no encuentro consuelo sino que encuentro más contradicción entre las palabras bonitas de los cambios o las planificaciones que alientan la iniciativa y hablar de la correspondencia entre el proyecto de vida personal del trabajador y el proyecto institucional y bla bla. Sólo palabras. Una trampa mortal.
Laura Quiun
21 de julio de 2018 at 10:14
Queridas Ana y Leda, lo primero gracias por compartir tus palabras. Ana, leí tu comentario, considero que este proceso reflexivo es total y únicamente tuyo. Leda, ¿cuál sería la situación ideal para ti, frente a aquello qué pasó como te gustaría que fueran las cosas ahora?
Chicas, el proceso de salida es personal y las conclusiones propias, ¿dónde les gustaría estar? Les sugiero pensar en ello.
Gracias también, porque vuestras palabras me han dado una idea para mi siguiente artículo, el cual les invito a leer. Un abrazo muy fuerte!!