En el fondo de la caja de Pandora – Por Laura Quiun
- Sería importante incluir bajo el paraguas de la gestión de la diversidad, que cada vez es más amplio, la importancia de la empatía y el respeto a las distintas sensibilidades.
- Es importante para quienes en su plantilla acojan a personas que indiquen estar viviendo acoso en el trabajo, saber que estas situaciones son como hidra con múltiples cabezas.
- Hay casos como el de France Telecom, en el que las distintas acciones formaban parte de la política de la empresa con el objetivo que la gente se fuera de la compañía.
- En el caso de IVECO, lamentablemente, el rol que tuvieron muchos de sus compañeros, tanto al difundir el video como al hacer escarnio de la situación, junto con la inacción de la compañía frente a lo que estaba sucediendo, fue igual de pernicioso.
«No se nos paga por recibir golpes, ni desprecios, ni humillaciones»
En la vida, hay veces que vemos que determinado tipo de situaciones tienen pocas salidas. Esto puede resultar paradójica para nuestro entorno, puesto que en otras circunstancias han visto que somos capaces de poder resolver cosas incluso más difíciles sin perder la calma.
Lo cierto es que, según el momento y la confluencia de distintos factores, lo que antes nos fue fácil, en otro momento nos puede costar más resolverlo. Mas si este tipo de eventos vitales estresantes están asociados a pérdidas ya sea personales, económicas o laborales, problemas legales, situaciones negativas (conflictos y relaciones interpersonales), o al acoso sea del tipo que sea.
Ideas suicidas
En algunas personas, esta confluencia de factores puede conducir a desarrollar ideas suicidas. Si bien estas situaciones afectan a algunas personas, su riesgo es mayor porque puede conducir a desarrollar dichas ideas de suicidio.
Es entendible el grado de desazón e ‘incomodidad’ que pudo llegar a sentir Verónica
Es entendible el grado de desazón e ‘incomodidad’ que pudo llegar a sentir Verónica.
Un tema personal fue sacado de contexto por sus compañeros al difundir un vídeo íntimo de carácter sexual.
Se llegó al escarnio, hasta el punto de que había compañeros que se acercaban a su puesto de trabajo para comprobar si era ella la ‘protagonista’.
Es sabido que, en muchos lugares, este tipo de situaciones se zanja indicando que al trabajo se va a trabajar únicamente. Lo cierto es que la realidad describe otro panorama, ya que son muchas las horas que pasamos en el trabajo y es natural que establecemos vínculos con otras personas.
Lo que pasa en el trabajo no queda en el trabajo
Al final, lo que pasa en el trabajo nos termina afectando, ya que para muchas personas su importancia es fundamental, al proporcionar el sustento para la economía familiar. Carecer de este sustento, según la edad, los conocimientos y las características del sistema laboral en el que nos encontremos, puede generar auténtico pavor.
Lo que ocurre en el contexto laboral nos termina afectando, más si estamos en un entorno hostil y amenazante
Pensar que este tema es algo personal queda descartado, puesto que se quiera o no aquello que ocurre en el contexto laboral nos termina influyendo.
Más si es un entorno hostil y amenazante, lo que pone en relevancia la importancia de apostar por climas de trabajo cívicos e inclusivos.
Está en juego la salud laboral y si vemos más allá, la del entorno de estas personas. Quizá, por ello, sería importante incluir bajo el paraguas de la gestión de la diversidad, que cada vez es más amplio, la importancia de la empatía y el respeto a las distintas sensibilidades.
Salud mental en el trabajo
Entendemos, con esto, la vigilancia de la salud, también y con énfasis de la salud mental en el trabajo, como un elemento de importancia para construir espacios laborales saludables.
Es importante para quienes en su plantilla acojan a personas que indiquen estar viviendo acoso en el trabajo, saber que estas situaciones son como hidra con múltiples cabezas
Es importante para quienes en su plantilla acojan a personas que indiquen estar viviendo acoso en el trabajo, saber que estas situaciones son como hidra con múltiples cabezas.
Y que con independencia del tipo de escenario al cual nos enfrentemos, resulta igualmente traumático, con un impacto que puede equipararse a un accidente de tráfico, catástrofe natural e, incluso, a otro tipo de situaciones como una violación.
Para el común de las personas, es importante que tengamos claro que hay casos como el de France Telecom, en el que las distintas acciones formaban parte de la política de la empresa con el objetivo que la gente se fuera de la compañía.
Pero en el caso de IVECO, lamentablemente, el rol que tuvieron muchos de sus compañeros, tanto al difundir el video como al hacer escarnio de la situación, junto con la inacción de la compañía frente a lo que estaba sucediendo, fue igual de pernicioso.
Ni respaldo de la empresa, ni respaldo social
Me preguntaba al leer la noticia, qué hubiera pasado si la empresa hubiera enviado una circular como aquella que envío indicando su deceso, indicando que estaba al corriente de la difusión del video y que aplicaría las medidas oportunas, respaldando con ello a Verónica y su derecho a la intimidad.
Existen programas de apoyo al empleado. Me pregunto, cuando leo este tipo de noticias, cuántas empresas lo tienen y quiénes son sus beneficiarios
Me pregunto, qué efecto hubiera tenido el apoyo social. El ‘buen’ apoyo hace mucho en estos casos, una acción directa del grupo sobre el propio grupo cuando los hechos acontecían, no sólo después. Lo mismo que el poder generar un espacio de conversación con ella en el cual pudieran acogerse sus más profundos miedos.
Existen programas de apoyo al empleado. Me pregunto, cuando leo este tipo de noticias, cuántas empresas lo tienen y quiénes son sus beneficiarios.
La tan apelada fortaleza que se pide en muchos casos está compuesta de distintas piezas que no siempre están ajustadas del mismo modo en todas las personas. En ocasiones, un conjunto de situaciones difíciles de manera simultánea pueden hacer que las personas sientan esa sensación de que no hay otra escapatoria donde sí la hay.
Y esto, a la luz de los comentarios realizados por otra mujer que vivió el escarnio ante la difusión de un video íntimo en un pueblo, de una de sus ediles, la cual estuvo a punto de dimitir a raíz de estos acontecimientos, y no lo hizo debido a que se dio cuenta que ella no era culpable de nada, era la víctima.
La lucidez de su reflexión nos permite darnos cuenta que, ante un mismo hecho, las personas reaccionamos de distinto modo, y que aunque parezca terrible, en todo es posible una salida.
Suicidios en France Telecom
La crítica continua sobre la tarea y, de forma paralela, el reconocimiento de los logros a otras personas, ir día a día a trabajar y no tener un lugar donde ni qué tener que hacer, vincular los logros en el desempeño al número de despidos efectivos…
Son algunas acciones que se desarrollaban contra los empleados de France Telecom. Estas acciones terminaron minando a los trabajadores y, lamentablemente, condujeron al suicidio a algunas personas.
Como una vez me dijeron, no se nos paga por recibir golpes, ni desprecios, ni humillaciones
Más allá de estar frente a dos posiciones distintas, en la que para unos es la búsqueda de la rentabilidad y para otros un mero medio de vida (Souffrance et travail, 19 de junio de 2019), estamos delante de un accidente laboral.
Como una vez me dijeron, no se nos paga por recibir golpes, ni desprecios, ni humillaciones.
Lo discutible de este tipo de actuaciones es que repercuten tanto en la salud de una persona que pueden conducirla a la depresión e incluso a quitarse la vida.
Así ocurrió hace quince años atrás, en Barcelona, con Pablo Diez, un trabajador de la Transportes Metropolitanos de Barcelona, que se suicidó al verse en la calle tras 15 años de trabajo continuado al ser “acusado de quedarse con el importe de un billete (un euro y diez céntimos)”.
Revisando el libro que Carmen de Celis Ullan escribió sobre este acontecimiento, formaba parte de un castigo ejemplar que se quería hacer al resto de trabajadores, mostrando que se les podía echar cuando se quisiera.
Pablo Diez, un trabajador de la Transportes Metropolitanos de Barcelona, que se suicidó al verse en la calle tras 15 años de trabajo continuado al ser “acusado de quedarse con el importe de un billete (un euro y diez céntimos)
Aquello que le pasó a Pablo también lo vivió Koldo, un conductor de autobuses de una empresa de transportes guipuzcoana. A ambos, el mundo se les vino encima.
Verse fuera de un trabajo de manera injusta, con el nombre mancillado, con una familia que sacar adelante, como indica Celis Ullan, “Pablo no quiso compartir su problema ni con sus amigos, ni con sus hermanos. Tomó una decisión terrible que hay que respetarla, pero ha dejado en mucha gente un poso de amargura por no haber podido ayudarlo en el momento más difícil de su vida”.
Koldo, contó lo que sucedía, recibió apoyo de su familia y de su sindicato. En ocasiones, el compartir aquello que consideramos tan terrible puede terminar constituyendo un antes y un después en la vida.
Hay personas que encajan las cosas de una manera, otras de forma diferente. Esto no exime de responsabilidad a quienes con sus conductas terminan llevando a las personas a esta situación de impotencia.
Estos hechos lamentables ponen en evidencia, como podemos apreciar, que frente a determinadas conductas no todos responden del mismo modo. En algunas personas, el impacto de determinados hechos puede llegar a ser más fuerte y puede conducirlas al suicidio. Esta consecuencia última es un aspecto importante que hay que contemplar cuando se hable de consecuencias de acoso en el trabajo.
No se trata de un mero procedimiento, se trata de ir más allá, de ser capaces de ponernos en los pies del otro, y más allá de los intereses que se tengan, darse cuenta que aquello que está en juego son vidas humanas. Las personas somos material frágil y ante este tipo de situaciones hay que actuar en consecuencia, yendo más allá, escuchando y acogiendo, y sino sabemos cómo, apostar por aprender como saber hacerlo.
Toma nota
- Teléfono de la Esperanza – www.telefonodelaesperanza.org
- Celis-Ullán, C. (2005). Pablo Díez: la otra cara de la TMB. Artes Auxiliares del Libro.
MANUEL GARCIA
1 de julio de 2019 at 13:11
Buen artículo, gracias por tu labor.
Ana
1 de julio de 2019 at 17:46
Despues de llevar 30 años sufriendo acoso con todas las variantes que podeis imaginar….el otro día almorzando en mi centro de trabajo…pues trabajaba ese día de tarde ….me dice La LIMPIADORA de mi centro de Servicios sociales » ¿ tu no te separaste de tu marido porque lo cogiste en la cama con otra»?
Cagondié….si eso le han dicho a esta chica qué no habrán dicho más…..metiras por supuesto…de mi vida privada.
Y claro….como milita en el partido que milita es mejor decir eso que no que destruyeron mi matrimonio los mismos «amigos suyos».
Nunca más lejos de la realidad aquel comentario…que no sólo me creó un gran malestar y rabia…pues es mentira…sino que la causa sigue siendo y fue el acoso laboral que a día de hoy aún no me he librado de él…sino que empeora a medida que yo trato de protegerme.
A las lenguas largas q se meten en la vida privada de las trabajadoras habría que podarlas.
Y a los sinverguenzas colegas que aprovechan cualquier cosa para desprestigiarte o manchar tu honor no digo lo que deberían hacerle porque está feo….pero al menos debería caerle una buena sanción.
Laura Quiun
2 de julio de 2019 at 16:46
¡Muchas gracias Manuel!
Ana María
4 de julio de 2019 at 15:10
Excelente artículo!