A día de hoy el grado de conciencia que tenemos sobre el acoso laboral es mayor al que podía existir diez años atrás. Tenemos plena certeza que la persona que lo sufre no es la culpable, que el estilo de liderazgo que exista en la organización es un factor potenciador o moderador de esta situación y que el apoyo al afectado es lo mejor que podemos hacer por quien padece esta situación.
Pero, alguna vez te has preguntado ¿qué pasa cuando se deja atrás el acoso laboral?
Lamentablemente, para muchas personas que lo han vivido, el episodio conlleva un sinnúmero de secuelas. Las laborales, posiblemente, sean más tangibles, pero las heridas a nivel psicológico que esta situación produce llegan a tener un impacto incluso mayor. La sensación de pérdida de control, el miedo y tristeza por haber dejado atrás una posición, son sentimientos que están en el fondo de quienes han sufrido acoso laboral.
Volver a empezar tras el acoso laboral
Más allá del mayor o menor apoyo obtenido, o de seguir o haber dejado el lugar de trabajo, la situación conlleva un volver a empezar. Posiblemente, el haber contado con apoyo por parte de las personas del entorno de trabajo, el tener una noción clara de aquello que pasaba haya permitido que el impacto haya sido menor.
Y de fondo, un sentimiento de injusticia producto de la impotencia que da ver como se pierde algo logrado con gran esfuerzo
Sin embargo, un miedo qué antes no existía, aflora junto con una sensación inseguridad desconocida, la pérdida de energía vital, y en algunos casos la incomprensión.
Si el apoyo social fue menor, el aislamiento puede resultar una respuesta natural. Se crea un círculo vicioso en el que el aislamiento debilita nuestra capacidad de hacer frente a aquello que ocurre, lo que provoca un mayor aislamiento, y con ello a una menor capacidad de acción.
Y de fondo, un sentimiento de injusticia producto de la impotencia que da ver como se pierde algo logrado con gran esfuerzo, o ver con sorpresa que en lugares insospechados también sucede.
Posiblemente, pienses que tu caso sea único. Posiblemente lo sea, pero lamentablemente como te habrás dado cuenta no eres el único. Esto le pasa a distintas personas, cada situación tiene matices que hace que sea una distinta a la otra, pero las secuelas que deja según como manejes el episodio, el apoyo que cuentes, la apertura a recibir la ayuda adecuada será algo que marcará la diferencia del tiempo que finalmente convivas con todas sus secuelas.
Un espacio tras la hecatombe del acoso laboral
No te hablaré de efectos, tampoco de cómo superarlos. Sino de la forma como después de toda esta hecatombe es posible generar un espacio distinto, acorde a tus propias necesidades y en el que nuevamente si lo deseas puedes volver a ser el dueño/a de tu vida.
Toma su tiempo dejar atrás todo. Una vez pasados los hechos, son las ideas las que acompañan y los sentimientos aquellos que se te quedan pegados al cuerpo, que afloran muchas veces bloqueando o nublando el camino.
Cuesta dejar atrás la tristeza, y entrar en esa explicación constante de por qué paso todo, o el centrarte en cada una de las acciones de tu acosador/a y reflexionar incesantemente
Es verdad, cuesta dejar atrás la tristeza, y entrar en esa explicación constante de por qué paso todo, o centrarte en cada una de las acciones de tu acosador/a y reflexionar incesantemente sobre ellas. Créeme, el camino es posible, siempre y cuando te comprometas con ello.
Quizá con todo cueste recordar aquello que nos gusta, aquello con lo que nos sentimos felices. Conectar con ello, requiere constancia, pero es posible.
No se trata de ser positivo por tener que serlo, sino encontrar nuevamente el placer en pequeñas cosas que nos permitan conectar nuevamente con una visión distinta de la vida.
Calmar nuestra mente, quizá explorar en nuestras aficiones, puede ser el primer paso, que en cada uno es único. Un retorno asentado en las ganas de querer hacerlo, y no en el tener que hacerlo. Desde el hacer de nuestro entorno cercano nuevamente algo amigable, despejamos sin querer el camino para que las cosas poco a poco ocupen su lugar. Desde la energía que nos deja el crear, conectamos en una positividad que será aquella que nos abra las puertas a nuevos horizontes.
Poner luz al día a día, requiere decisión ciertamente, y el ejercicio tiene un objetivo en apariencia simple pero bastante ambicioso: recuperar las riendas de tú propia vida. Sí, y digo vida, no vida profesional, porque quizá aquello que más magullado queda después de todo esto no sólo es tu autoestima, sino tu propia vida, y tu entorno más íntimo.
No se trata de olvidar, ni negar lo que pasó. Se trata simplemente de saber que hay un momento al final del camino en que se abre un nuevo camino. Uno que será todo lo grande que tú quieres que sea, y su grandeza no dependerá de lo monumental de tus metas sino del grado que estas estén conectadas con tus necesidades más intrínsecas, y tu verdadero potencial.
No se trata de olvidar, ni negar lo que pasó. Se trata simplemente de saber que hay un momento al final del camino en que se abre un nuevo camino
¿Por dónde empezar? ¿Hacia dónde ir?
En este terreno donde nuestra capacidad de relacionarnos con el otro haya sido totalmente retada, en el que posiblemente se halla perdido amigos y pareja, a parte de un trabajo. ¿Por dónde empezar?, ¿hacia dónde ir?
Pensar en definir objetivos, priorizar, quizá resulte una tarea difícil. Pero posiblemente el camino se allane si la palabra prisa es reemplazada por la paciencia. Y en cada momento nos preguntemos, qué lugar nos estamos dando cómo personas.
Si la opción elegida implica explorar opciones distintas a las conocidas, es bastante posible que descubramos que el valor de nuestro antiguo trabajo se debía no tanto a la institución, ni al puesto, ni al proyecto en el que estábamos sino en nuestra propia capacidad; qué nuestro valor personal no estaba en aquello que lo acompaña, sino en nosotros mismos.
Si pudimos hacerlo en ese momento, podremos, seguro que podremos otra vez y otra. El llegar a hacerlo, será la medida que nos permita saber que nuestra vida nuevamente vuelve a estar en nuestras manos.
Pensar en un futuro profesional una vez superado el acoso, en algunos casos no sólo conlleva el aceptar la pérdida del lugar de trabajo. También implica el miedo a las malas referencias qué nos puedan acompañar. Ante esto, ¿qué hacer? Ciertamente, solicitar una carta de recomendación puede ayudar bastante como punto final al episodio. Tanto y más saber que aquello que dejamos atrás no es el único puesto de trabajo en el mundo.
Aunque parezca difícil de visualizar o incluso pensar en este momento, hay una vida después del acoso.
El miedo puede retarse, si apreciamos otras opciones, como por ejemplo, trabajar en nuestra propia marca personal, a partir de aspectos que consideremos acordes con nuestro verdadero potencial.
A día de hoy felizmente, la promoción de un profesional va más allá de un curriculum. Y el trabajar en ella puede llegar a ser proyecto personal que nos permita conectar nuevamente con nuestra energía creadora, al mismo tiempo con quien somos en realidad y con nuestro verdadero potencial.
Conectando con distintas opciones, y explorando proyectos que nos resulten más significativos, puede ser a su vez la oportunidad de poder desarrollar nuevas relaciones, y desde esa calma, poder reconstruir otras tantas. Aunque parezca difícil de visualizar o incluso pensar en este momento, hay una vida después del acoso.
Agradecimiento: A Alessandro Sarno, especialista en reclutamiento y selección por facilitarme una visión desde esta posición.
Manuel
2 de marzo de 2017 at 23:04
Encantado de haber leído estas palabras de gran valor para los que sufren y hansufrido la situación. Sin duda reveladoras de la estrategia para afrontar ese indefinible dolor de sentirse espiritualmente desposeído.
Laura Quiun
3 de marzo de 2017 at 08:44
Gracias Manuel por tus palabras.
Merche
23 de junio de 2017 at 18:06
A mí no me consuela nada cuando pienso o veo a quienes me hicieron tanto daño. Yo no pude denunciar por mi situación anímica y falta de testigos, el silencio hace cómplices a quienes acosan y fuertes a sus cuadrillas y yo me fui por supuesto por otro motivo y no me pesa el irme ni me pesa el trabajo perdido que no tenía más gratificación que el sueldo. Me pesa el dolor que me fue causado y la injusticia de que estén felices, de que también conmigo se salieran con la suya de que consigan sus objetivos y estén Agusto y remunerados a fin de mes que no lloren en toda su vida lo que a mí me tocó llorar en cinco años y lo que lloro cuando vuelven momentos a mi en forma de recuerdos. Les deseo lo peor y no me avergüenzo de ello pero no lo tienen y no es consuelo ver la injusticia de rositas cuando el estómago se encoge al verlos y vuelven a mi los peores recuerdos. Son necesarios más medios más herramientas legales para que no nos sintamos después como imbeciles por siempre. Se que ayudaría a olvidar que pagarán por lo que hicieron y si eso no se consigue lejos de cerrarse el capítulo se agria por siempre en el interior de las victimas. La ayuda tiene que hacer justicia también. Saludos
Pili
5 de febrero de 2018 at 11:50
Queridísima Merche!!! Cómo entiendo tus palabras que tan sinceramente expresan el horror del psicoterapeuta y de la herida invisible.Pagaran justamente por lo que te hicieron, ocurrirá, no por kharma en el que no creo, sino por consecuencias que tarde o temprano les llegarán. Hazme caso. Mientras porfavor Mertxe elige vivir. Cómo tratativas a un niño que ha sufrido abusos y torturas de sus padres y que llega a tu casa para que lo cuides? Cuídate así. Un abrazo infinito. Yo también sufro acoso.
Flor Carballo
2 de agosto de 2018 at 21:31
Quisiera decir que mi experiencia fue tarrible, que a veces me pregunto como sigo en pie; y lo mio no solo fue el abuso laboral si no tambien el desprestigio con las personas en mi entorno, lo sufri por 5 anos y ahora me pregunto. Que estaba pensando cuando decidi seguir en ese lugar?, creia en mi capacidad, pensaba que la calidad de mi trabajo seria suficiente para demostrar lo mucho que queria superarme, llore noches enteras deseperada sin saber que hacer, queria que la gente me creyera, que me entendieran y contando mis penas solo recibi burlas y mas criticas (por que no tienes pruevas contundentes ni testigos). Hoy tengo un nuevo trabajo, tengo ganas de recuperar todo lo perdido, pero las secuelas siguen alli.
Hay dias en los que no quisiera seguir luchando, en que los recuerdos me atacan y ya no veo salida… Pero creo en un Dios que vive y me da la fuerza para seguir.
Maria
28 de octubre de 2018 at 22:24
No sé cómo estoy viva !, sólo deseaba salir de la oficina y q me atropellase un coche, vomitaba en los baños cuando se reían de alguien, pensaba en amanecer desangrada en mi mesa de trabajo.
Recuerdo cómo lucían con sadismo comentarios despectivos para excluirme.
Ese entender el lugar de trabajo para reírse con muchos de otros, como lugar para reírte de hasta su propio marido, intimidades de otros. Sentía asco y me iba a vomitar. Asco de q rieran en grupo de las desgracias o faltas ajenas. Todo aquello para lo q no fui educada me vino a acompañar años. Y si, también creí q lo importante era mi trabajo y debía centrarme en él, hasta q esto también les molestaba y no pararon hasta crear dudas sobre mi profesionalidad y mucho peor, mi juicio.
Hay personas sádicas q disfrutan con el dolor ajeno, psicopatías no diagnosticados, gente a la q otros le tienen miedo por matón o matona, y prefiere llevarse bien con el susodicho, hacerle de esclavo incluso.
No, no me educaron así. Justamente yo condeno abiertamente esa actitud y prefiero al más débil de los débiles.
La decepción no vino por los sádicos o enfermos, vino por los q miraban a otro lado evitando posicionarse.
No es No
No hay suicidios, son asesinatos.
No hay prevención, hay miedo y más miedo, porque te dejan aún más solo, porque hay profesionales de la maldad, ese es su trabajo y su función en la organización, los matones, normalmente pelotas del jefe, q se creen más fuertes por su experiencia en la sutileza del mal y del no dejar pruebas.
Tristes monigotes q no saben sino hacer daño, acostumbrados a la impunidad total, libres con su malicia.
Desgraciadamente suelen ser los graciosos, los gallitos, los q van de buena gente, de colegas.
Una vergüenza q todos saben y nadie quiere ver.
Josefina aibar
20 de febrero de 2019 at 01:47
Tambien me acosaron y comprendo la situacion y el dolor que llega al alma y los pensamientos suicidas.siempre hay que pedir ayuda sicologica …y aprender a relajarse y desconectar a ratos del problema,con todo mi corazon os deseo que lo supereis y os rodeeis de gente buena y yo lo siento pero
Si hay un dios….de verdad un acosador no tiene derecho a vivir…que se pudra en el infierno.
GEMMA
3 de abril de 2019 at 18:35
Cuando el acoso laboral termina y aun pasado mucho tiempo, queda tristeza, que ya te acompaña siempre, sin embargo tienes que superarlo como puedas, y mas por las personas que te quieren. Siempre pienso que quien me hizo el daño no lo pagara. Intentar ayudar a otros es una buena medicina.Animos a todos los que sois victimas.
Maria
6 de abril de 2019 at 15:22
Muchas gracias por tus palabras! Después de buscar algun texto que resuma lo que pasé durante muchos años, demasiados, encuentro aquí respuestas que sé que van a ayudarme… Hace tiempo que trabajo en la marca personal, tengo la gran suerte de poderme dedicar a mi pasión, y aunque no sé cuántos días podré estar en mi trabajo, de momento estoy descansando de una enfermedad y recuperando la ilusión por lo que hago. Me has dado ánimos, muchas gracias otra vez!!
Silvia M
30 de julio de 2019 at 23:17
Maria. Cuanta razón en tus palabras, eso es el acoso, lo que sucede que es tan sutil, tan mal intencionado, son psicopatas con piel de cordero, y complices que participan. Las empresas necesitan verdaderos planes de actuación frente al acoso, y ponerlos en práctica, permisibilidad 0, hay que trabajar con los testigos mudos, que no callen, ni miren hacia otro lado. Yo te creo, y yo te hubiera ayudado, yo no miro a otro lado cuando se margina intencionadamente un ser humano. Tambien soy victima de acoso, por eso te entiendo.
MARIA TERESA DEL PILAR RINCON RODRIGUEZ
20 de agosto de 2019 at 20:25
Buenos días respetados señores,
Reciban un cordial y atento saludo de mi parte,
Este correo tiene el fin de poner en conocimiento las conductas que voy a enunciar a continuación, tales como maltrato, persecución, discriminación, inequidad, entorpecimiento laboral y actos de irrespeto, ejercidos por mis jefes inmediatos, de tal manera que solicito, de la manera más respetuosa, abordar el tema motivo de esta comunicación, como un antecedente de acoso laboral, a pesar que se tomaron las medidas que se estimaron convenientes para que cesara el acoso y que está en curso una investigación para lograr el compromiso por parte de las personas que incurren en este actuar, de la no repetición, para con ello salvaguardar los bienes jurídicos al trabajo en condiciones dignas y justas, la libertad, la intimidad, la salud mental de los trabajadores y la armonía y el buen ambiente laboral.
Primero que todo explicarles que el motivo por el que me demore en enviarles esta comunicación era el temor a las represalias que pudiera llegar a tener a raíz del suministro de esta información; sin embargo, después de la capacitación del Código de Ética que nos brindó Quanta en el Hotel NH Collection Terra100 Royal, reflexioné y tome la decisión de comentarles.
A continuación, hago una relación detallada de las conductas que me condujeron a concluir que yo estaba en una situación de Acoso:
1. Exigencias laborales desproporcionadas con horarios de trabajo excesivos, con plazos de entrega inalcanzables, a pesar de las Restricciones Médicas de la ARL por la fractura de mi brazo izquierdo y por la tendinitis y la epicondilitis, resaltados en esa época por sobreuso de los miembros superiores.
2. Burlas y risas desproporcionadas desde la oficina del Gerente Financiero, después de haber tenido una reunión en la que participamos los tres, en la cual yo exprese puntos de vista profesionales sobre el tema específico de la elaboración y cronograma de presentación de la Información Exógena Nacional; situación que me hizo sentir muy incómoda.
3. Comentarios hostiles y humillantes de descalificación profesional, tales como las de mandarme a decir con una excompañera de trabajo de nombre Laura Ramos, que yo no “servía” y que era una persona “lenta” para el desarrollo de mis funciones; inclusive una vez me mando a decir, que apenas terminara de presentar la Información Exógena de la que hable en el punto anterior, me iban a despedir y, por lo tanto, los días subsiguientes a la presentación, yo presente cuadros de mucho estrés, pensando que cada día que transcurría sería el último, siempre con la angustia de pensar que cada funcionario de Recursos Humanos que venía al área financiera, tenía la tarea asignada de entregarme la carta de terminación del contrato laboral.
4. Asignación de funciones a menosprecio de mis conocimientos y experiencia laboral, tales como las de obligarme a realizar comprobantes en Excel de ajustes para su aprobación, luego de tener correos donde estaban amplia y suficientemente justificadas las realizaciones de los mismos, y desde donde me hubieran podido dar su aprobación.
5. Trato discriminatorio respecto a los demás empleados del área financiera, en cuanto a no recibir invitaciones para participar en las entrevistas del nuevo software, y de esta manera impedir que yo obtuviera un conocimiento del mismo. Así mismo la exigencia de la elaboración de los comprobantes de ajustes en Excel no se extendía a mis compañeros del área, ni mucho menos, la obligación de imprimirlos desde el software contable de Novasoft y anexarles los respectivos soportes, con la excusa de dejar completo el consecutivo físico; siendo evidente para mí, en el momento de archivarlos, que mis demás compañeros no completaban esta obligación, toda vez que al consecutivo le faltaban los comprobantes elaborados por ellos.
6. Desconocimiento humillante de propuestas de cuentas contables nuevas a utilizar, creadas con el fin de facilitar la liquidación de los impuestos y de ordenar la presentación de los Balances, con el agravante de impartir la instrucción a mis compañeros de no utilizarlas. Estas acciones entorpecieron mi labor y me retrasaban en cuanto que yo tenía que ponerme en la labor de reclasificar todos los comprobantes registrados en las cuentas antiguas.
7. Exigencia de enviar un correo al Gerente General, Dr. Juan Carlos Valdés, informándole un error que cometí en la liquidación de una Declaración de Impuestos, en donde la omisión de una cifra importante le costó una sanción bastante onerosa a la Compañía, con la orden de suministrarle información amplia y detalla del motivo de la equivocación; sin tener en cuenta que esa liquidación específica y las de los demás impuestos, pasan primero por su supervisión y la del Gerente Financiero, y luego por la del Revisor Fiscal, de acuerdo al orden jerárquico establecido en el procedimiento de presentación de los impuestos; sin que en ningún momento ella quisiera hacerse parte en la responsabilidad del error cometido y queriendo colocar todo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Inclusive en otra ocasión en la que me equivoque en otro impuesto y en la que afortunadamente me di cuenta a tiempo, me dijo que no le hiciera perder el tiempo al Revisor Fiscal, como si no fuera parte de su obligación, la de ayudarme a notar mis errores, antes de llegar a la instancia de la revisión por parte del Fiscal.
8. Discriminación por mi edad, riéndose del hecho que no podía ver nada sin gafas, condición que he adquirido por la cantidad de años que llevo trabajando en contabilidad con computadores.
9. Envío de mensajes por Skype con contenido ofensivo, utilizando un lenguaje muy poco cortes e intimidatorio.
10. Prohibición de tener conversaciones con el Revisor Fiscal o con los auditores externos, con el propósito de anular mi participación en temas importantes del manejo de los impuestos, y de esta manera evitar que yo pudiera obtener un aprendizaje del mismo.
11. Prohibición tácita de hablar con los funcionarios que legalizan gastos, con la excusa que mi cargo se limitaba al manejo de los impuestos; sin embargo, cuando el equipo estaba atrasado con el tema del registro de las mismas, en ese momento se levantaba el impedimento y podía hablar con ellos lo que fuera necesario, con tal de entregar los resultados financieros del período.
12. Falta de respeto absoluta en el trato, inclusive llegando a hacer con gestos de las manos la señal que debía retirarme de una oficina, sacudiéndolas hacia afuera; inclusive llegando en una ocasión a poner los dedos sobre mi antebrazo, como simulando dos piernas que avanzan sobre un camino, para indicarme que ya podía irme de la oficina a disfrutar de un día compensatorio que había solicitado, invadiendo mi espacio personal y realizando un gesto de agresión, toda vez que para comunicar una decisión de autorización, no se hace necesario un acercamiento tan personal e inusual; conducta que me ocasiono mucha indignación y desconcierto.
13. Mensajes enviados con una compañera en repetidas ocasiones, acerca de su imposibilidad de sacarme de la Compañía, por estar en un proceso de calificación reportado en la ARL, por el accidente de mi brazo y por la inflamación de los tendones de mis dos (2) brazos por el exceso de trabajo.
14. Mensajes enviados con Laura Ramos acerca que nadie me quería en esta empresa, inclusive llegando a decirme un día directamente en la entrada de la oficina, que ni siquiera el detector de huellas me quería.
15. Difundir rumores falsos sobre mi conducta y mi personalidad, hasta lograr que la convivencia con mis compañeros fuera en ocasiones áspera e incómoda, a pesar de mi colaboración y compromiso con todas las tareas del área, inclusive las que ella misma no podía desempeñar por falta de conocimiento.
16. Ejercer un control y supervisión excesivos sobre mis labores y actuaciones diarias, inclusive delegando esta vigilancia en otros compañeros del entorno, en los momentos en que tenía que ausentarse.
17. En el acta de entrega del cargo, tachar algunas de las labores que había desempeñado con mucho esmero y cuidado profesional, minimizando mis actuaciones y retándoles importancia.
18. Por último, hago énfasis en que sentí discriminación por mi edad, evidenciada desde su disgusto por la NO asignación del Gerente Financiero de zonas para la ejecución de inventarios, en consideración por supuesto, a mi edad combinada con el estado de salud de mis brazos, cosas que ella nunca entendió y que asumió tal vez como preferencias, que la motivaron a actuar de la manera que actuó.
19. En conclusión, anularme y aislarme como persona y como profesional, impidiendo el libre desarrollo de mi personalidad.
En este documento también quiero dejar constancia que, en el momento del reintegro de mi incapacidad, mis compañeras del equipo financiero me informaron del trato humillante del que fueron objeto por parte de mis jefes y su asistente, demostrando así su falta de cuidado por mantener comportamientos profesionales, saludables y humanos, y la falta de empatía o de entendimiento de los sentimientos que experimentamos otras personas.
Reitero que todas estas conductas me infundieron mucho miedo, temor y angustia, hasta el punto de lograr la desmotivación absoluta por mí trabajo, el desinterés por aportar ideas, inclusive hasta llegar a pensar en la posibilidad de retirarme y renunciar; pero la obligación que tengo conmigo misma de lograr alcanzar mi pensión, me obligo a guardar silencio durante mucho tiempo y pasar por alto muchas cosas feas y actuaciones de mal gusto, llenas de mala intención; hasta un día en que no pude soportar más y tomé la decisión de hablar con la Gerente de Recursos Humanos, para solicitar su ayuda y lograr una reubicación en el área de Recursos Humanos, de la cual hoy me siento afortunada de decir que estoy disfrutando.
Les quiero informar que esta comunicación la hago de manera libre y voluntaria, con el fin de que se tomen las medidas correctivas correspondientes del caso, evitar que les pase a otras personas y que lleguen a sentirse afectadas psicológicamente, tanto en su autoestima personal, como en su valía profesional.
Me despido no sin antes dar las gracias correspondientes al Gerente General, quien al igual que la Gerente de Recursos Humanos, me brindaron toda su comprensión y ayuda, y me proporcionaron los espacios en los que pude desahogarme y manifestar mi sentir y me colaboraron para que pudiera salir adelante de la situación, inclusive dándome la oportunidad de seguir trabajando en la Compañía en el área de Gestión Humana.
De antemano muchas gracias por su atención y comprensión.
Laura
20 de agosto de 2019 at 21:36
Querida María Teresa: lo primero gracias por la confianza y enhorabuena por tu valentía. Es reconfortante saber que al final las personas que tienen que actuar, actuaron como correspondía y estás en una posición y área que te permitirá salir adelante.
Entiendo por otro lado el que quieras de hacer públicos estos hechos, seguro que compartirlo te ha producido mucho alivio. El espacio más oportuno para realizar estas medidas correctivas es otro, por ello he trasladado tu correo a la abogada de Jupsin considero que una respuesta suya a tu comentario también es oportuna.
Gracias nuevamente por tu confianza y hacernos participes tanto de los hechos como el apoyo que has recibido. Enhorabuena a quienes tomaron la decisión de formaros y a quienes lo llevaron a cabo.
Un fuerte abrazo, Laura
Luciana
18 de marzo de 2020 at 02:49
Hola Laura. Mi comentario refiere a que es la nota más aliviadora que he leído sobre el tema. Fui víctima de mobbing horizontal y vertical hace 2 años. En mi caso, actuaron como en general no se actúa: después de mucho, mucho, mucho «luchar» hablamos con la dirección y despidieron a una persona y la otra la desplazaron de lugar (ambos eran jefes/as). En ese sentido, estoy más que super agradecida. Lo que me sucedió a mi fue que en ese momento no hablé o no denuncié (aunque es fea la palabra) a mis compañeros horizontales debido a que no tenía claro, no había dormido y .. sí, no me animé por miedo. De ahí que al día de hoy sigo viendo personas que estuvieron involucradas que hacían comentarios, etc etc. Hace medio año empecé tratamiento con profesionales pero la realidad es que no salgo porque los tengo que seguir viendo todos los días ( a los no «denunciados» oportunamente). Si te soy honesta, hasta me da culpa al día de hoy cada vez que vuelvo sobre el tema en mi trabajo o me aparece algún resabio del tipo stress postraumático. Siento que soy una carga. He llorado en el lugar de trabajo. También cada vez que tengo un episodio ese llanto me suele durar días hasta que me recupero. Como cambiaron todos los jefes, el actual se desvive dandome pautas sobre cómo sobrellevarlo (el «sólo por hoy» es una). Quizás lo que más duela fue lo que perdí (mi futuro profesional en mi trabajo, mi familia, mis amigos, mi hobbie, actividades que eran mi cable a tierra). Tu nota me permitió hoy llorar en soledad (es importantísimo ese momento). Mi dificultad quizás resida en elegir entre dos opciones: volver a pedir un cambio de área o seguir con el «sólo por hoy» y llorar. Influye, si, que siguen estando aquellos compañeros que no me animé a «denunciar» y que a veces vuelvo a caer en la tristeza. Un saludo grande.
Maria
9 de agosto de 2020 at 14:58
Yo soy una más y quien me lo iba a decir yo que me comía el mundo.El caso es que la persona que me ha acosado durante más de 5 años lo ha hecho muchas veces a más gente y aún habiendo denuncias nadie hace nada en la administración.La única salida es irse y que toman todos los que están allí y que por alguna razón no son los escogidos.Generalmente la victima es mujer,con buen curriculum y trabajadora.Quizás mi error fue pensar que podía con todo y si no le daba importancia tarde o temprano se terminaría.Empecé en un despacho sola con un montón de cosas que hacer sin saber por donde empezar y para ya.Hubo compañeros vía telefonica que me ayudaron en lo que pudieron pero tuve que oir como me dejaban de incompetente y gritarme cuando jamás en mi vida destaqué por ser una inútil.Descubrí que me escondían cosas por los armarios,que a jefes superiores les hablaba mal de mi,cerraban las puertas para no enterarme de cosas importantes para mi trabajo….Posteriormente vino un compañero y cambió todavía a peor.Fui su profe, mientras a mi ni me saludaban a él todo halagos y ponerle las cosas fáciles,tratar de beneficiarlo en cursos y decir a compañeros que le preguntaran a él las cosas que era el que sabía.Estar trabajando yo un tema y darle a él el resultado para destacarlo,decirme procura que no se vaya,echarme la culpa si se equivocaba él a pesar de hacer yo funciones que ni me corresponden.Ahora me espero la puñalada final y es reclasificar su plaza para subirle de categoría a pesar de llevar yo 2 años más y hacer casi todas las funciones importantes.A estas alturas estoy agotada y sin ganas de hacer todo lo que me divertía.Miedo con ir a otro sitio peor después de haber renunciado al trabajo que me satisfacía por pensar que tenía una seguridad.
Griselda
10 de mayo de 2023 at 12:20
De las mejores reflexiones que leí del tema. Gracias también a todos los que comentaron porque sentirnos identificados no nos sana, pero genera compañía y apoyo!
Maryan
18 de julio de 2023 at 23:33
Aquí una más que ha sufrido una situación parecida.
Muchas gracias por el artículo!
Efectivamente, generalmente la victima es mujer, inteligente, competente (demasiado, para ellos), y trabajadora. En esos ambientes, el trabajo en equipo y la colaboración se vuelve imposible, porque estás haciendo fair-play con personas que no juegan al mismo juego. Obstaculización del trabajo y asimetría de la información.
También remarco otro comentario que decía que «los acosadores suelen ser los graciosos, los gallitos, los que van de buena gente, de colegas». Si la tribu que tenemos en el trabajo se vuelve en contra, es que no es nuestro sitio.
Como dice el artículo, es importante dejar de culpabilizarse, y pensar que salimos con más lucidez de esta experiencia y con mucha más perspectiva sobre las dinámicas laborales, y de la sociedad en general. Sabemos lo que valemos, qué es lo importante y cuándo personas u organizaciones no merecen nuestro trabajo. Porque si fuimos buenas en ese trabajo, volveremos a serlo en cualquier otro 🙂
Un abrazo y ánimo a tod@s
Susy
28 de abril de 2024 at 04:41
Gracias por este buen artículo tan revelador y los testimonios . Yo sufrí acoso o sufro pues aún estoy en la compañía pero espero irme pronto, por eso entiendo todos los sentimientos de rabia y de impotencia. Yo logré activar el comité de convivencia que obviamente está sesgado pero en nuestro país genera un fuero o protección al trabajador que denuncia. Esto por lo menos da tiempo para buscar o para e respirar un poco de los abusadores, porque son eso : psicopatas abusivos . En mi caso fue gente joven “ millenial” que luego de años de éxito en mi empresa , me hostigaron por un año , hasta tomándome fotos y burlándose de mi y muchas cosas más denigrantes y humillantes. Lo peor es que esta empresa tolero todo y no hizo nada , antes me enviaron a una abogada que me insultó terrible y me estigmatizo por mi edad. Pero por fortuna me asesoré y pude activar el comité . Lo peor es que esta empresa es una farmacéutica japonesa reconocida a nivel mundial , es decir esto pasa donde menos te lo
Imaginas . Por eso hay q conocer las leyes que protegen al trabajador y actuar en consecuencia sin miedo porque así es como se puede por lo menos visibilizar ese abuso tan terrible en los sitios de trabajo.