“Llegaba al trabajo con taquicardia, el estómago cerrado y un nudo en la garganta. Durante dos años, diez horas al día, viví una tortura por causa de mi jefe.
Me presionaba con cantidades imposibles de trabajo, me eliminaba de los proyectos importantes que pudieran darme visibilidad, me ridiculizaba en público, se dirigía a todos menos a mí, me llamaba los sábados con peticiones personales, me amenazaba sutilmente con despedirme, o dejaba de hablarme durante días si denegaba alguna petición.
Mi mujer no sabía qué hacer, y mis hijas se acercaban muy poco a mí: sabían que su padre estaba para pocos juegos
A solas con el sufrimiento
No dormía por las noches y en tres años, adelgacé ocho kilos. Mi mujer no sabía qué hacer, y mis hijas se acercaban muy poco a mí: sabían que su padre estaba para pocos juegos.
Cuando no pude más, me dieron la baja por ansiedad durante seis meses. Al volver, las cosas siguieron igual, diría que incluso peor.
Ahora eran también mis propios compañeros los que me ‘ninguneaban’ de una forma relativamente sutil: no me pedían opinión profesional, a veces no me saludaban, se callaban cuando yo aparecía, no me incluían en reuniones fuera del trabajo, paraban para comer y no contaban conmigo…
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El acoso laboral te deja huella
Pedí ayuda varias veces a Recursos Humanos. Algo hicieron, pero realmente, nadie tomó medidas organizativas que solucionaran el problema. Se limitaban a escucharme con cierta pereza e impaciencia, y a darme pautas como ‘no hagas ni caso’, ‘tú piensa que tu jefe es así, ¡tiene carácter!, pero no es mala intención’, o peor, insinuaban que esta situación la provocaba mi alta sensibilidad.
Seis meses después de volver de la baja por ansiedad, acabé renunciando voluntariamente sin tener otro trabajo, poniendo a mi familia en riesgo económico. Pasé por una terapia psicológica de dos años, y estuve en tratamiento farmacológico durante meses.
Han pasado cinco años desde entonces, tengo otro trabajo y he recuperado cierta estabilidad, pero nunca he vuelto a ser el mismo”.
Jorge, 43 años, Controller Financiero.
Acoso psicológico, mobbing o workplace bullying
El concepto de acoso psicológico en el trabajo procede de la traducción del anglicismo mobbing, que deriva del término inglés mob, cuyo significado es una multitud excitada que rodea o asedia a alguien.
Se abusa, amenaza o ataca a una persona en circunstancias relacionadas con su trabajo, se ataca su seguridad, bienestar y salud
Leymann (1990) recuperó el vocablo y lo aplicó al contexto laboral, empleando el término para referirse a comportamientos sociales negativos en el trabajo (marginación, discriminación e incluso vejación), por parte de una o varias personas contra otra, existiendo entre ambas partes una diferencia de poder.
El acoso psicológico, mobbing o workplace bullying, “es un fenómeno en el que se abusa, amenaza o ataca a una persona en circunstancias relacionadas con su trabajo, que implican una amenaza explícita o implícita a su seguridad, bienestar y salud”. (Comisión Europea, 1997).
«Cuando no pude más, me dieron la baja por ansiedad durante seis meses. Al volver, las cosas siguieron igual, diría que incluso peor.»
Comportamientos negativos sostenidos
Para que exista acoso psicológico, debe haber comportamientos negativos durante seis meses, al menos una vez a la semana (Leymann, 1992). No es un conflicto pasajero, sino sostenido en el tiempo, que genera efectos negativos colaterales en el equipo, la organización y en la sociedad. Sus características son:
- Aislamiento social laboral
- Desprestigio personal
- Agresiones y humillaciones
- Robos y daños
- Descrédito de la capacidad laboral
- Deterioro de las condiciones del ejercicio profesional
Marta Colomina, psicóloga – Unidad de Intervención en Salud Laboral – Apertia Consulting
El acoso laboral no es un conflicto pasajero, sino sostenido en el tiempo, con efectos negativos colaterales en el equipo, la organización y en la sociedad
Tipos de acoso laboral
Existen varios tipos de acoso, según la relación entre las partes:
- Acoso formal, refrendado jerárquicamente por la organización.
- Acoso vertical: Descendente, o Bossing: de un superior a un colaborador. En este caso, las víctimas de acoso sufren la llamada ‘Dimisión Interior’ (Iñaki Piñuel, 2007), provocada por el ‘Despido Interior’ de sus jefes hostigadores, que ven a los acosados ‘culpables por’ en lugar de ‘víctimas de’. Ascendente: de colaboradores a un superior.
- Acoso horizontal: entre compañeros.
Efectos del acoso laboral
Los efectos del acoso son múltiples, y en absoluto afectan exclusivamente al empleado. Según el IRSST (Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Comunidad de Madrid), los efectos del acoso psicológico son:
“Las 45 preguntas de Heinz Leymann” y “La Escala Cisneros” (Iñaki Piñuel) son buenos puntos de partida para determinar el tipo y grado de acoso psicológico.
Sufrimiento de consecuencias desastrosas
Vemos sufrir a muchos profesionales cada día como consecuencia del trabajo, sufrimiento de consecuencias desastrosas para la persona y para la empresa, pues la situación de acoso incide directamente en la cuenta de resultados.
Es clave que la felicidad laboral sea un pilar para cualquier comité de dirección
De hecho, este fenómeno afecta al 9% de los profesionales españoles (Piñuel y Oñate, 2006. Escala Cisneros VI: “Riesgos Psicosociales en el Trabajo”), y se asocia una cantidad de 52 millones de euros a las bajas relacionadas con el acoso psicológico (Pastrana, 2002).
Me sumo al Profesor Piñuel en mi conclusión, que puede resultar pesimista al lector: “Cuando aparece un caso de mobbing, ya llegamos tarde para intervenir”. No se trata de buscar respuestas: se trata de anticipar las preguntas desde la dirección organizativa.
Ante la ausencia de una clara definición legal de acoso en el trabajo, es clave que la felicidad laboral sea un pilar para cualquier comité de dirección, y las medidas de prevención primaria que promueven entornos laborales saludables, deben formar parte del ADN de la organización. En todos y cada uno de los empleados; todos y cada uno de los días.
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