La violencia de género es una violencia específica que responde a un origen muy concreto: las desiguales relaciones entre hombres y mujeres que históricamente han reforzado el machismo.
La violencia de genero responde a un origen muy concreto: las desiguales relaciones entre hombres y mujeres
Las Naciones Unidas definen la violencia contra la mujer como «todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada».
En la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, esta se define como «la violencia que como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre estas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia».
Violencia de genero y roles de pareja
Así pues, el origen de la violencia no lo encontramos en razones como que el hombre que la ejerce sea más o menos agresivo, que pierda el control, que provenga de una familia o entorno difíciles, etc.
El origen de la violencia no está en que el hombre sea más o menos agresivo, que pierda el control, que provenga de una familia o entorno difíciles…
La violencia que ejerce no tiene como fin hacer daño por hacerlo, sino ejercer el dominio para mantener la desigualdad con su pareja, imponiendo un modelo de relación de pareja desigual, que le da poder y privilegios y que está en consonancia con lo que ha aprendido o interiorizado (y que ha asumido y pretende llevar a la práctica) sobre como debe ser una pareja y el rol que él debe asumir como hombre y el que su pareja debe asumir como mujer.
Es imprescindible conocer el proceso de la violencia de género en adolescentes, en especial los comportamientos y reacciones que se dan en la fase más temprana de este proceso, para poder realizar una detección precoz de la violencia por parte de las personas que rodean a la chica y poder articular estrategias de apoyo frente a la relación de dominio en la que está empezando a vivir.
La violencia de género se construye desde los comienzos de la relación y es difícil de reconocer por empezar con conductas manipuladoras y no agresivas
Violencia psíquica y física
La violencia de género se construye en un proceso que suele iniciarse desde los comienzos de la relación, en el noviazgo, si bien no es fácilmente reconocible por empezar con conductas manipuladoras y no agresivas.
Al principio los comportamientos del maltratador no son de violencia, sino de ir sembrando la desigualdad e ir creando las condiciones para asentar su dominio sobre la mujer. Más adelante, cuando el dominio está bien cimentado se iniciarán las conductas de violencia psíquica y, posteriormente, si él lo considera necesario, las de violencia física.
Poco a poco se van sumando otros comportamientos y actitudes (que en muchas ocasiones no son identificadas por la mujer como acciones de violencia psicológica, sino que las interpreta como manifestaciones propias del carácter de él) que le van dañando y le van generando una fuerte dependencia emocional.
Entorno igualitario y libre de violencia
La adolescencia es una etapa muy importante de nuestro ciclo vital, en la que recorremos un largo camino de cambios que nos van construyendo, por fuera y por dentro, hacia la maduración personal.
Las relaciones afectivas en la adolescencia pueden estar salpicadas de comportamientos de control, de abuso, de aislamiento que no son fáciles de detectar
Crecemos, construimos nuestra identidad, nuestro proyecto de vida, mantenemos nuestras primeras relaciones de pareja… y es esencial hacerlo en un entorno igualitario y libre de violencia, para que en un futuro, seamos portadores de esos valores
Las relaciones afectivas en la adolescencia pueden estar salpicadas de comportamientos de control, de abuso, de aislamiento que no son fáciles de detectar, porque al principio son muy sutiles y se pueden confundir con muestras de cariño, de ahí la importancia de trabajar desde la prevención en edades tempranas.
Los estudios realizados sobre la violencia de género en la adolescencia y la juventud desarrollados desde la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género reflejan que, para prevenir la violencia de género en la pareja es necesario favorecer el conocimiento sobre el riesgo que implica no detectar esas primeras manifestaciones, evitando que se agraven y que aumente el riesgo de sufrir este tipo de violencia en la edad adulta.
Violencia de control
Según el estudio «La percepción de la violencia de género en la adolescencia y la juventud», aunque nuestra juventud, en un 96% entre las mujeres y un 92% entre los hombres, considera inaceptable la violencia de género, no todas las formas de este tipo de violencia concitan el mismo rechazo ni todos los comportamientos que constituyen maltrato son identificados como tales.
No todas las formas de violencia de género concitan el mismo rechazo
Uno de cada cuatro jóvenes considera inevitable o aceptables en algunas circunstancias «controlar los horarios de la pareja», «impedir a la familia que vea a su familia o amistades», «no permitir que la pareja trabaje o estudie» o «decirle cosas que puede o no puede hacer».
La violencia de control está exageradamente presente en las mujeres de 16 a 19 años según la Macroencuesta de 2015, disparándose a un 21% entre estas jóvenes, con una incidencia muy superior a la de la media del 9,6% en la población general de mujeres que la había sufrido.
Porn-revenge o porno-venganza
Además, se ha detectado que la población joven y adolescente repite roles sexistas, con frases escuchadas hasta en el 75% de los hogares en los que se insiste en que «los celos son muestra de amor» o en que los chicos pueden salir con muchas chicas pero las chicas no pueden salir con muchos chicos». Lamentablemente se mantienen la transmisión intergeneracional de mensajes sexistas.
Los jóvenes repiten roles sexistas, con frases escuchadas en el 75% de los hogares como «los celos son muestra de amor»
Junto a ello, el hecho del mal uso de las nuevas tecnologías en una juventud ya nativa digital puede agravar situaciones de violencia de género.
Más del 28% de las chicas han sufrido control abusivo a través del móvil.
El 5% han sido objeto de las llamadas «pruebas de amor» -como intercambiar fotos de carácter sexual, «sexting»– con el consiguiente riesgo de sufrir sextorsión (forma de extorsión por la que el poseedor de imágenes íntimas de su pareja o ex-pareja chantajea a la otra persona con la amenaza de hacerlas públicas si no se pliega a sus exigencias, con el daño a su intimidad y honor que ello supone).
Y otras formas de chantaje o venganza como, como la llamada «porn-revenge» o «porno-venganza» (difusión, generalmente online, de imágenes íntimas, generalmente de relaciones sexuales, que únicamente buscan hacer daño y desprestigiar a la protagonista de las mismas, que como normas fueron grabadas -incluso de manera consentida- mientras duró la relación de pareja, y que son difundidas in su permiso y en muchas ocasiones sin su conocimiento).
Prevención y concienciación contra la violencia de género
Por todo ello, es fundamental iniciar actuaciones de prevención y concienciación con el objetivo prioritario de ayudar a detectar de forma temprana las primeras señales de la violencia de género a través de ejemplos concretos de conductas. Así como decirle a la mujer, o a su entorno, qué se puede hacer para salir del círculo de violencia de género, una espiral que siempre va in crescendo.
En la adolescencia, la relación con amigas y amigos cumple una función fundamental en el desarrollo de las y los adolescentes. Además de tener un papel muy importante en la formación de su identidad y de configurarse como su grupo de referencia, también son el principal elemento en el que se apoyan para resolver sus dudas, confusiones y problemas.
Grupo de iguales
El ‘grupo de iguales’ se configura en esta etapa de sus vidas como un espacio de aprendizaje y puede ser una importante fuente de apoyo en situaciones conflictivas que viven las y los adolescentes.
Los ‘grupos de iguales’ se están mostrando como un elemento de gran importancia al intervenir con adolescentes que sufren violencia de género. Según las capacidades e ideas previas de sus integrantes, pueden actuar como facilitadores o como obstaculizadores en el proceso de una adolescente para «salir» de la situación de violencia de género que sufre.
Trabajar con el ‘grupo de iguales’, tanto en contextos formales como no formales o informales, es una estrategia que se va revelando como muy necesaria para la prevención de la violencia de género, así como para la intervención con chicas que sufren esta violencia.
Desigualdad, dominio, dependencia y… abuso
La violencia de género en las parejas jóvenes es difícil de reconocer por parte de la chica que la sufre y por parte de las personas que la rodean, ya que los comportamientos con los que su pareja la va dominando no suelen ser comportamientos agresivos (que son más evidentes y detectables), sino comportamientos que van sembrando la desigualdad, el dominio y la dependencia emocional hasta llegar al abuso.
Estos comportamientos son más difíciles de detectar: estrategias de aislamiento, de imponer sus ideas, de controlarla, coacciones, chantajes emocionales… Además, esas estrategias de dominio que se utilizan en el noviazgo suelen tener un carácter más sutil, indirecto, encubierto y disfrazado o mezclado con muestras de afecto y sentimientos amorosos.
Mitos románticos
Muchas de estas conductas están invisibilizadas o justificadas por los mitos románticos que se mantienen entre la juventud, y las ideas de pareja y del amor presentes en nuestra sociedad.
Pensamiento y creencias del tipo «es así porque te quiere mucho», «los celos son muestras de amor», «si quiere estar en todo momento contigo, es porque no puede estar sin ti»… hacen que en esos primeros pasos de la violencia de género, cuando la chica aún ve lo que le rodea y podría alertarse y rechazar esas primeras conductas de dominio, no reaccione y se mantenga en la relación.
Y las personas que están a su alrededor tampoco se alarman y reaccionan.
Prevención y sensibilización
Es fundamental entender que, aunque la pareja no emplee conductas que identifiquen como violencia, la presencia de conductas de desigualdad, de dominio, que busquen la sumisión de ella o que ceda siempre a las imposiciones de él. Son las manifestaciones tempranas de que en la relación se está instaurando la violencia de género.
Educar hoy es la garantía de un futuro en igualdad y libre de cualquier tipo de violencia sobre la mujer
Trabajando desde la prevención y la sensibilización en la adolescencia, pavimentamos el camino hacia la igualdad entre mujeres y hombres.
Con este objetivo se ha puesto en marcha la iniciativa «Ponle fin desde el principio», con la intención de trabajar la prevención de la violencia de género en la adolescencia.
La comunidad educativa, donde trabajamos, aprendemos y convivimos, es un espacio esencial para que, desde adolescentes, nos sensibilicemos contra la violencia sobre la mujer en todas sus manifestaciones. De este modo, tomamos conciencia de la importancia de ser agentes activos en la construcción de sociedad igualitarias, respetuosas con los derechos humanos y libres de violencia.
Educar hoy es la garantía de un futuro en igualdad y libre de cualquier tipo de violencia sobre la mujer.
(Fuente: ‘Ponle fin desde el principio’, publicación de Scouts de España)