Este es un testimonio real de una paciente que acudió a consulta de psicología con síntomas de posible depresión y ansiedad.
Tras varias sesiones salió a relucir la razón por la que se sucedieron estos problemas: había sufrido acoso en su trabajo anterior. Esta es su historia, con los datos modificados para garantizar su anonimato.
“Querido proceso de vida…
No sé muy bien cómo empezar a darte las gracias aunque hace algunos meses te maldijese. Empezaré a explicarte por qué hago todo esto desde el principio.
Al acabar la carrera de medicina y aprobar las oposiciones conseguí mi plaza como interina, mi primer trabajo como doctora después de tanto esfuerzo de estudio. Ahora empezaba mi vida, la vida que yo había elegido y para la que estaba preparada.
La encargada de Recursos Humanos fue muy amable conmigo y me acompañó en mi primer día a presentarme a mis compañeros y compañeras, así como a mi surpervisora.
Los primeros días intenté ser amable pero sentía su mirada y su dedo acusador en cada rincón de mi trabajo, en cada rincón del hospital
Al irse, los compañeros y las compañeras me comentaron que la supervisora no era buena persona, que dañaba a los nuevos para ver cuánto duraban en irse.
La presión que nos habían enseñado durante toda la carrera llegaba a su verdadera razón.
No era porque sin presión no salvas vidas, sino porque con presión de más es cuando no eres capaz de nada.
«Eres una inútil, no sirves para nada»
Los primeros días intenté ser amable pero sentía su mirada y su dedo acusador en cada rincón de mi trabajo, en cada rincón del hospital. ‘¿Dónde te han dado el título? ¿en la tómbola?’, ‘eres una inútil’, ‘no sirves para nada’, ‘mejor harías quedándote en tu casa que viniendo aquí a entorpecer el trabajo de los verdaderos profesionales’, y muchas más eran las frases que me dedicaba cada día.
Llegué a pensar que no servía para esto, que había tirado tantos años de mi vida estudiando para no servir para nada. Llegué a pensar que era culpa mía todo lo malo que ocurría hasta que un día ocurrió.
Uno de mis pacientes falleció. En mi mente sabía que eran causas naturales, que no podía hacer nada, que ya había hecho todo lo posible pero ahí estaba ella. Sólo recuerdo una frase de ese momento pero dudo que se me olvide jamás ‘se ha muerto porque le has dejado morir, esta profesión no merece profesionales asesinos como tú’.
El acoso laboral es una realidad. Los mayores índices se dan en profesiones sanitarias, ayudantes de dirección o profesorado. Es una realidad, es nuestra realidad, la de todos
«Mi psicóloga fue mi ayuda»
No volví al trabajo. Me dieron la baja por depresión a la semana. Empecé a acudir a las sesiones de psicología porque era lo lógico tras una baja por depresión. Por las noches tenía pesadillas con mi supervisora y me despertaba con taquicardia.
Mi psicóloga fue quien consiguió ayudarme. Ella consiguió que comprendiese que yo no era culpable ni responsable de lo que me había ocurrido, que esa persona no murió por culpa mía.
Durante la terapia me llamaron muchas veces del hospital para saber cuándo me reincorporaría o le darían mi plaza a otra persona. En esos momentos sentía que no podía con ello pero entonces mi proceso de terapia fue la clave.
Hoy puedo decir que no me siento culpable, me siento más valiente y más fuerte que nunca
«El acoso laboral es una realidad»
Puse límites y los puse desde arriba. Hablé con Recursos Humanos, les conté lo ocurrido y les pedí que me trasladasen de unidad o lo hiciesen con ella.
No era tan fácil, ella tenía plaza fija y sin pruebas no podían acusarla de nada pero a mi pudieron cambiarme a una plaza libre en otro hospital.
Hoy puedo decir que no me siento culpable, me siento más valiente y más fuerte que nunca y aunque lo que empezó siendo el trabajo de mis sueños, se convirtió en mi peor pesadilla, hoy ha vuelto a ser mi sueño hecho realidad.”
El acoso laboral es una realidad. Los mayores índices se dan en profesiones sanitarias, ayudantes de dirección o profesorado. Es una realidad, es nuestra realidad, la de todos.»
Ana
16 de junio de 2018 at 02:54
No es necesario que un acosador te insulte…menosprecie o te diga que no vales. Eso sería para mi motivo suficiente para irme del tirón a recursos humanos a denunciar. Lo verdaderamente destructivo es que eso no te lo giga a tí…si no que se lo diga a tu entorno…jefes con quien tiene buena relación. Lo verdaderamente destructivo es que mine tu entorno con descalificaciines hacia tu persona…tu valía y tu competencia laboral sin que tú no te enteres de nada. Eso es lo más loco que te puede pasar
Susana
16 de junio de 2018 at 13:17
Esa sin duda es una situación muy diferente e igualmente destructiva porque además de acoso laboral conlleva falta de apoyos e incertidumbre porque no entiendas por qué te tratan de manera diferente.