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Entorno laboral y violencia de género

La muerte de Ana Orantes condujo, en 1997, a que como sociedad tomáramos conciencia y nos implicáramos en la lucha contra la violencia de género

Entorno laboral y violencia de género – Por Laura Quiun, especial para jupsin.com


La muerte de Ana Orantes condujo, en 1997, a que como sociedad tomáramos conciencia y nos implicáramos en la lucha contra la violencia de género. Este dramático acontecimiento trajo consigo, a su vez, un cambio a nivel legislativo tanto en el código penal, como la posterior creación de la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género.

Este marco contextual ha permitido que cada vez se acceda a una mayor conciencia sobre la amplitud del alcance de la violencia de género y cada uno de los rincones en los que se manifiestan este tipo de conductas de dominación. Incluyo mis reflexiones sobre este asunto en jupsin.com

El mundo del trabajo constituye un espacio donde también se manifiesta y reproduce la violencia de género

Es importante, por ello, prestar atención al mundo del trabajo, ya que constituye un espacio más donde también se reproduce y manifiesta este tipo de violencia.

Un ejemplo de estas conductas de dominación que finalmente constituyen un atentado a la dignidad y la libertad, las cuales pueden llevar incluso al suicidio.

Este fue el caso de Verónica, un caso que a pesar de sus implicancias, no ha conseguido que se le haga justicia. No solo a ella, sino a todas las otras mujeres que padecen los efectos de estas conductas de violencia y discriminación en el trabajo.

Foto: DPNB.

Entorno laboral y violencia de género

Estos hechos nos llevan a reflexionar sobre la importancia del trato justo, así como repensar los términos actuales del respeto, la igualdad, la no dominación; y pensar en otros términos, la ética de género.

Si bien el trabajo tiene distintos significados para las personas, lo cierto es que constituye un derecho universal, no solo en lo referido a recibir un salario justo que nos permita vivir dignamente, sino en lo referido a recibir un trato justo. Constituyendo, por ello, el acoso sexual como el acoso por motivo de género dos vulneraciones de este derecho.

Resulta de vital importancia que ampliemos el marco de reflexión de la violencia de género al mundo del trabajo

Resulta de vital importancia que ampliemos el marco de reflexión de la violencia de género al mundo del trabajo.

Más porque el trabajo constituye un espacio que resulta fundamental para que las personas adquiramos recursos que nos permitan vivir, tanto como ganar autonomía y desarrollarnos como personas.

Y es el medio de vida de aquellas personas que tienen que sostener a sus familias y han sido víctimas de violencia de género.

Atentado a la dignidad y a la identidad

Durante mucho tiempo he estado informándome y reflexionando sobre las implicancias del acoso laboral, dándome la oportunidad desde hace poco a empezar a hacer el mismo ejercicio sobre el acoso sexual y el acoso por motivo de sexo, los tres constituyen un atentado a la dignidad, los dos últimos también a nuestra identidad, la de ser mujer, mujeres.

Reflexionar sobre estos dos tipos de violencia, inevitablemente, me ha llevado a acercarme al pensamiento feminista, reflexionando sobre como la cultura de dominación patriarcal también se encuentra presente en los entornos laborales permitiendo que exista el acoso sexual, en forma de chantaje o la permisividad de conductas de parte de compañeros, clientes u otras personas cercanas a la compañía (acoso ambiental).

Este espacio de reflexión me ha acercado a su vez a un derrotero que con cierta frecuencia surge cuando se habla de violencia de género, el de los negacionista

O cómo los estereotipos de género pueden conducir al acoso por motivos de sexo. Situación en que, las mujeres simplemente por el hecho de serlo e ir fuera de una norma no escrita, somos objeto de un clima sexista, donde algunas son limitadas en sus posibilidades de ascenso a puestos de dirección, donde resulta incompatible trabajar-progresar y ser madres, tener una vida fuera del trabajo que sin que sea tildada de “demasiado liberal”, o que “necesite liberarse sexualmente”, o “por ser masculinas”.

Este espacio de reflexión me ha acercado a su vez a un derrotero que con cierta frecuencia surge cuando se habla de violencia de género, el de los negacionistas, un grupo que algunas feministas denominan los antifeministas, compuesto por todas aquellas personas que ante una injusticia ponen inmediatamente sobre la mesa las denuncias falsas, aquellos que en el caso del ámbito laboral pueden “quitar hierro” tildando de exageradas a las personas que lo denuncian.

Es un grupo que como indican Bard, et al.(2019) denuncian el lado de resistencia y recurren al juego de palabras como “feminazi” o “gaystapo” para hacerlo. Un grupo que puede dificultar la visibilización de este tipo de conductas al mismo tiempo que frenar que se denuncien. Aquellas personas tanto hombres como mujeres que con independencia de una ideología tienen este tipo de pensamiento, decirles que en los protocolos es un hecho que se contempla.

Y es que hablar de términos de denuncia conlleva a hablar de palabras mayores, conlleva a hacer evidente algo que es sabido y aceptado por todo el grupo y que nadie se atreve a decir, conlleva a una acción, conlleva a dejar atrás privilegios. Esto puede resultar peligroso para algunas personas, resultando más sencillo silenciar y mantener el ​status quo​, ya no solo por lo que se pierde sino por acceder a un propio espacio de reflexión que se niega desde hace tiempo.

Foto: DPNB

Emocionalidad masculina

Hacer evidente cómo el patriarcado también afecta laboralmente a la salud de los hombres

Conviene por ello pensar en aquello que se quiere crear. Y en este proceso, ¿por qué no?, dar cabida a esas otras masculinidades que son acalladas por esa voz patriarcal dominante, como es la emocionalidad masculina.

Hacer evidente cómo el patriarcado también afecta laboralmente a la salud de los hombres, acercándonos así a unas nuevas masculinidades que puedan convivir en los mismos términos de respeto a la dignidad e igualdad para mujeres y hombres.

Una masculinidad de respeto que pueda ver a la mujer como un ser sujeto de deseo con libertad de hacer con su vida amorosa lo que quiera. Y que en el caso del trabajo sus acciones se vean contempladas en estos términos y bajo los paradigmas de un trato justo y no de aquello que sucede en su vida privada. Una persona inviolable la cual debe ser protegida de toda agresión y cualquier atentado contra su honor, de toda forma de acoso, sexual o por motivo de sexo. Y un ser de valor, capaz de tener el derecho a la estima del otro estando en igualdad de condiciones que sus compañeros con independencia de su género o su orientación sexual. (​sic​ Honneth en Jablonska, 2019)

Son tiempos difíciles para todos, para hombres y mujeres. Después de otros tiempos difíciles las mujeres hemos podido acceder a derechos dado que fuimos capaces de acceder a espacios reservados para los hombres cuando ellos se encontraban en guerra. Es momento, ​en esta nueva realidad, de apostar por una nueva relación de hombres y mujeres, no solo en lo privado también en lo laboral​, de esta manera podremos remar mejor juntos desde la solidaridad, desde la cooperación, y desde el respeto a la dignidad.

Referencias

  • Arbones,H. (2019). ​Violencia en el trabajo. El acoso sexual.​ Editorial Bonano.

  • Bard, C., Blais, M. & Dupui-Déei, F. (2019). ​Antiféminismes et masculinismes d’hier et d’aujourd’hui​. PUF.

  • Jablonska, I. (2019). ​Des hommes justes.​ Seuil.

  • Varela, N. (2019). ​Feminismo para principiantes.​ Penguin Random House.

Comunicadora Social, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology. Mi trabajo a nivel de investigación aborda un análisis de las estrategias de afrontamiento de las personas afectadas por acoso y la forma como estas influyen en los efectos derivados de la agresión. Hace énfasis en aquellos aspectos que contribuyeron en la conformación de este estilo de respuesta.

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