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Empatía sana vs exigencia

La empatía no puede simplificarse con un “no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti” porque a veces precisamente lo que a ti no te gusta a otro le puede parecer un comportamiento correcto. La empatía es un gran valor personal maravilloso pero ponerlo en práctica no es tan sencillo como pudiera parecer.

Empatía sana vs exigencia – Por Carmen G. Campos – La ventaja del caracol – Especial para jupsin.com



Una vez más, la DGT ha apostado por una dura campaña para concienciar sobre las consecuencias que tienen las imprudencias al volante.

Meternos en la piel de un responsable de un accidente de tráfico, hacer plantearnos si preferimos morir o sobrevivir con ese cargo de conciencia de por vida o martillear nuestros oídos con frases repetitivas como “has matado a tu mejor amiga” son los mensajes de una apuesta publicitaria cruda y realista.

Muertos o en la cárcel

Creo que conmigo ha conseguido su propósito porque me resulta muy molesto cuando voy conduciendo y aparece esta publicidad de la DGT. Me pone mal cuerpo que me pongan en esa situación y pienso “no es necesario”.

Nos pone en la situación, nos hace sentir el sufrimiento, nos hace ver que podemos terminar muertos o en la cárcel

Pero quizás lo sea… quizás haya cohibido a alguna persona a coger el móvil mientras conduce, quizás ha evitado que alguien coja el coche después de haber bebido, quizás alguien ha levantado el pie del acelerador…

Esta campaña es un ejercicio de empatía. Nos pone en la situación, nos hace sentir el sufrimiento, nos hace ver que podemos terminar muertos o en la cárcel.

No sé si es necesario ser tan descriptivo y tan realista. Todos sabemos que cualquier despiste al volante, aun siendo responsables, puede tener consecuencias terribles. Todos sabemos los riesgos de tener actitudes irresponsables como conducir bajos efectos del alcohol y las drogas, hablar por teléfono, no respetar los límites de velocidad…

Empatía, ejercicio personal no forzado

Recrear una situación una y otra vez quizás sea necesario para ponerse en la piel de los demás y ver el daño que podemos llegar a hacer. Pero yo siempre he pensado que la empatía tiene que ser un ejercicio personal y no forzado con mensajes agresivos y duros. Aunque insisto que quizás funcione y que si ha evitado alguna imprudencia ya ha cumplido su función.

Lo que a mí me hace daño puede que otra persona no le dé ni la más mínima importancia

Es complicado esto de la empatía porque cada uno tenemos nuestra forma de pensar y de ser y ponerse en la situación del otro es complicado porque siempre lo haremos bajo nuestros propios principios y creencias.

Lo que a mí me hace daño puede que otra persona no le dé ni la más mínima importancia.

Lo que para otros puede ser una gran ofensa para mí puede ser un detalle feo. Lo que para alguien es, incluso, motivo de denuncia, para otro puede ser una faena sin más consecuencias.



Hay actitudes que son objetivamente malas

La empatía no puede simplificarse con un “no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti” porque a veces precisamente lo que a ti no te gusta a otro le puede parecer un comportamiento correcto.

Hay personas que se pasan la vida reprochando cosas y otras que pasan por alto detalles feos por no tener conflictos, tan malo es lo uno como lo otro

La empatía es un gran valor personal maravilloso pero ponerlo en práctica no es tan sencillo como pudiera parecer.

Pero no nos excusemos, hay actitudes que son objetivamente malas y no vale decir aquello de “no pensaba que te podía sentar mal”. El problema es que no pensamos cómo nos sentiríamos si eso que estamos haciendo nos lo hicieran a nosotros.

Hay personas que se pasan la vida reprochando cosas y otras que pasan por alto detalles feos por no tener conflictos, tan malo es lo uno como lo otro. Creo que no se debe ser intransigente con las personas de nuestro entorno pero tampoco debemos pasar por alto, una y otra vez, cosas que nos hacen daño porque todos nos merecemos respeto. No debemos confundir la empatía con exigir a la gente que sea como tú.

Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y Máster en Protocolo y Comunicación. Quince años de experiencia profesional, tanto en periodismo como en el ámbito de la comunicación empresarial y las relaciones públicas. En la serie de artículos 'La ventaja del caracol' mira a su alrededor "para ver qué nos condiciona y cuestionar lo que siempre hemos dado como bueno".

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