Ciberacoso… ¿por dónde nos viene? – Rocío Gavilán y Paloma López – Psicología Velázquez.
- Los ciberacosadores tienden a recopilar información sobre la víctima con el único fin de utilizarlo en su contra. La información a la que desean acceder radica en la familia, amigos, trabajo, etc.
- La persecución por las redes sociales genera una tensión continua, una sintomatología de ansiedad permanente, pues las víctimas no pueden saber cuándo van a volver a publicar algo en su contra.
La sociedad actual se encuentra sumergida en el mundo electrónico y en la red. Las redes sociales pueden ser considerados como algo beneficioso pero pueden utilizarse como un elemento muy dañino y devastador.
El ciberacoso llega a ser aun más dañino que un acoso físico, pues la difusión y su inmediatez provoca un daño desgarrador
En este caso, podríamos hablar del ciberacoso y su omnipresencia y la capacidad de difusión instantánea de internet. El ciberacoso llega a ser aun más dañino que un acoso físico, pues la difusión y su inmediatez provoca un daño desgarrador.
Falsa acusación
Entre las situaciones que se pueden ver en la red vinculadas al ciberacoso, está la falsa acusación. Es decir, los acosadores intentan dañar la reputación de la víctima manipulando a gente contra dicha víctima.
Esto se puede generar enviando, por ejemplo, un tweet en el que exponga que esa persona es una ladrona.
No debemos olvidar que todo lo que se publica en la red, se queda en la red, aunque borremos un blog o un post. En este sentido, los acosadores pueden publicar información falsa sobre las víctimas en sitios web. Llegan incluso a crear perfiles en redes sociales para conseguir su propósito.
Ciberacoso, persecución en las redes y fuera de ellas
Además, los ciberacosadores tienden a recopilar información sobre la víctima con el único fin de utilizarlo en su contra. La información a la que desean acceder radica en la familia, amigos, trabajo, etc.
Cualquier cosa que realice la víctima puede ser tergiversada por el acosador/a para provocar daño
Los acosadores pueden llegar incluso a seguir a la víctima para poder acosarla posteriormente a través de las redes, mofándose de su rutina diaria o quizás de su vestimenta. Cualquier cosa que realice la víctima puede ser tergiversada para provocar daño.
De hecho, suelen provocar e incentivar que otras personas también acosen a la víctima. Si consigue este fin, y otros ejercen el acoso pueden llegar a usar la identidad de estas personas para proseguir ejerciendo hostigamiento, incrementando así la credibilidad de las falsas acusaciones y manipulando al entorno para que les crean.
La persecución por las redes sociales genera una tensión continua, una sintomatología de ansiedad permanente, pues las víctimas no pueden saber cuándo van a volver a publicar algo en su contra
La persecución por las redes sociales genera una tensión continua, una sintomatología de ansiedad permanente, pues las víctimas no pueden saber cuándo van a volver a publicar algo en su contra. Esto genera que las víctimas, de manera obsesiva entren en las redes sociales y busquen incesantemente si existe algo publicado sobre ellas.
Ciberacoso, acoso psicológico
Por otro lado, el ciberacoso es un tipo de acoso psicológico que se puede perpetrar en cualquier lugar y momento sin necesidad de que el acosador y la víctima coincidan ni en el espacio ni en el tiempo.
Esto puede llegar a generar aún más angustia, pues la víctima desconoce si el acosador le está siguiendo o si por el contrario está lejos. El miedo se hace palpable en cualquier momento del día, cuando cruza una calle o cuando sale de su puesto de trabajo.
Por todo esto, podemos concluir que el ciberacoso es una manera de hostigar muy perjudicial, pues genera multitud de consecuencias en las víctimas que incluso les pueden incapacitar para salir de casa por miedo.