El perverso narcisista – Judy Golinski – Psicóloga clínica y coach – DUO
Los pequeños actos perversos son cotidianos y diríamos que hasta parecen ‘normales’. Pueden ser una falta de respeto, una pequeña mentira o una pequeña manipulación.
Estos sólo serán intolerables en tanto se vuelvan insoportables, si nos afectan directamente, si no pasan sin mayor trascendencia.
Los pequeños actos perversos son cotidianos y hasta parecen ‘normales’
Ahora, si el grupo social en que se desarrolla el hecho -familia, trabajo, escuela– no reacciona inmediatamente, se terminan transformando en conductas perversas que tienen consecuencias graves para quien las sufre.
Al no tener la seguridad de que serán entendidas y comprendidas callan y sufren en silencio.
Todos éstos rasgos, en una cierta medida, los tenemos todas las personas: egocentrismo, no aceptación de las críticas, realización de pequeños actos manipuladores en beneficio propio… y por ello, en sí mismos, no son patológicos.
El perverso narcisista, sin culpa, sin arrepentimiento
Los actos perversos cotidianos se convierten en patológicos cuando adquieren intensidad, fuerza y frecuencia generando una estrategia de utilización y para la destrucción del otro sin que se produzca ningún sentimiento de culpa.
La ausencia de culpa y arrepentimiento es la diferencia del perverso narcisista
Esa ausencia de culpa y arrepentimiento es el elemento diferenciador entre un perverso narcisista y el resto de las personas.
Hoy la sociedad es más tolerante a éste tipo de personas permitiendo ese comportamiento dañino cuando deberían aplicarse sanciones y castigos.
Pensemos que ésta forma de actuar tan patológica es posible dado que el perverso narcisista no siente arrepentimiento ni culpabilidad como el resto de las personas puesto que en ellos funciona exageradamente el mecanismo psicológico de proyección.
¿Cómo funciona la ‘proyección’?
A grandes rasgos, podemos decir que éste mecanismo consiste en atribuir a otra persona los propios rasgos, sentimientos, emociones, deseos o fantasías.
Actúa el yo como proyección. Es decir, que atribuye al otro (proyecta) acusándolo de la situación de conflicto en que se encuentra o de la maldad sufrida.
Cuando uno plantea que el otro es ‘malo’ parte de la base de que quien lo dice es alguien bueno, lo cual permite a la persona quedar exenta de culpa o cargar con la responsabilidad de lo sucedido.
El perverso narcisista tiene la conciencia tranquila, sin arrepentimiento ni sentimiento de culpa a pesar de mentir, manipular, chantajear…
Esto permite al perverso narcisista quedar con la conciencia tranquila, sin arrepentimiento ni sentimiento de culpa a pesar de haber mentido, manipulado, chantajeado o coaccionado.
El no asumir responsabilidades ni tener sentimientos de culpa ni arrepentimiento es una característica muy peligrosa porque valida lo que nosotros ya conocemos como ‘el fin justifica los medios’, ya que la persona actúa por propio interés y no tiene en cuenta al prójimo.
Esto también es válido desde el punto de vista social y se puede ver en figuras políticas así como también en líderes sociales.
El perfil del perverso narcisista
El perverso narcisista es un gran seductor, tiene una gran facilidad para relacionarse con la gente, sabe cómo llegar al otro y logra ser aceptado inmediatamente ya que actúa de acuerdo a lo esperado.
Tiene un gran don de gentes, es generalmente educado. Es amistoso, pero muy superficialmente ya que no logra hacer amistades profundas y todo esto es vigente en la medida que está interesado en la persona y en que nada se interponga en su camino.
Es amistoso, pero superficialmente ya que no logra hacer amistades profundas y está interesado en que nada se interponga en su camino
La mayoría de su entorno cae seducido por su carisma, son hábiles comunicadores, tienen una gran percepción psicológica de los otros.
Sólo personas muy atentas, críticas pueden darse cuenta de los sutiles movimientos y mecanismos que maneja el perverso narcisista para relacionarse.
Socialmente están muy bien integrados, con una gran cantidad de relaciones, pero todas a un nivel muy superficial ya que el perverso por su propia conflicto no logra generar vínculos afectivos profundos.
En la comunicación utilizan frases ambiguas, contradictorias o inacabadas con el fin de generar confusión en el otro.
Son artistas en el arte de mentir y saben utilizar las emociones y los sentimientos del otro para generar fe y compasión en las personas que les interesan, o sea, sus víctimas.
Por otra parte y junto a su gran seducción y don de gente son insensibles y fríos y con gran falta de empatía. Esto no significa que no capten lo que le sucede al otro sino que lo entendieron, lo tergiversaron y lo usan en beneficio propio.
Hirigoyen y el perverso narcisista
La psiquiatra y psicoanalista francesa Marie France Hirigoyen, que ha estudiado en profundidad este asunto, plantea que el perverso narcisista primero seduce a la víctima generando y logrando que dependa de él para luego utilizarlo en su propio beneficio o sea privándolo de su dignidad, libertad y respeto.
Todo esto hecho con gran sutileza sin despertar sospechas en la víctima. Cuando ésta percibe la situación ya le es difícil salir de ella y si piensa rebelarse el narcisista revierte la situación haciéndose pasar él por» víctima» y atribuyéndole a la víctima el rol de ‘agresor’.
Esto provoca que la víctima no sólo deba lidiar con una auténtica decepción de la persona en quien ella confiaba al descubrir de que había sido «utilizada» sino que sufre también de una gran soledad por parte de su entorno (familia, amigos…) ya que ellos por lo general no le prestan el apoyo necesario.
Es por esto que el perverso narcisista desarrolla una violencia silenciosa y subterránea, una trampa de la que es muy difícil salir.
Debido al uso y abuso de manipulaciones y engaños es lo que permite al perverso hacer creer al entorno suyo sean éstos familia y amigos que él es la víctima luego que la víctima verdadera se haya rebelado.
El perverso narcisista es muy mentiroso pero a diferencia del mitómano cuando él es descubierto en sus mentiras revierten la situación engañando al interlocutor hasta convencerlo de su «inocencia». Y que su víctima quede como la «malvada».
La defensa contra el perverso narcisista, la ley
Si queremos defendernos de un perverso narcisista no debemos aplicar sus mismas estrategias puesto que si uno está en la situación de víctima significa que es la menos «perversa» de las 2 y aquí gana el más fuerte.
La única vía posible que queda es el uso de la ley para protegerse. No se debe sentir compasión por ellos puestos que son insensibles y carentes de empatía.
Ellos sólo utilizan éstas emociones para tomar fuerzas y seguir con su estrategia de aplastar a la víctima.
Los perversos narcisistas provienen de familias desestructuradas o de padres carentes emocionalmente que no han sabido dar amor, afecto…
Para las personas sensibles y empáticas esto es difícil de aceptar y no compadecerse de ellos aunque inmediatamente se dan cuenta del vacío y miseria interior que guardan en ellos.
Los perversos narcisistas provienen por la general de familias desestructuradas o de padres carentes emocionalmente que no han sabido darles amor, afecto y cariño en su niñez.
Marie France Hirigoyen plantea que un perverso narcisista comienza a curarse cuando mira de frente a su sufrimiento interior y comienza a responsabilizarse de él y hacerse cargo del mismo asumiéndolo y dejar de culpabilizar a los demás ya sea a su entorno o circunstancias del pasado para poder así transformarlo e imbuirse de lo que tanto les falta a ellos que es la felicidad interior.