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La víctima desde la mente del psicópata integrado

La ingenuidad de su mirada abría todos mis sentidos para mi deleite, se derretiría como un helado en mis labios y bebería mi esencia para fundirse con mi ser. Por fin, ya tenía un buen aliciente para conseguir la energía necesaria y seguir en esta cueva creada por mentes primitivas e ignorantes.
Del Capítulo III de ‘Marionetas con Emociones’, de Yolanda Terradillos

Del Capítulo III de ‘Marionetas con Emociones’

Me acerqué a la ventana y en su reflejo vi a mi princesa y a su príncipe, caminando de la mano hacia el altar mientras el noticiero publicitaba la boda en todas las portadas de las revistas.

Cientos de invitados deleitaban los manjares de nuestro banquete y, al finalizar, volábamos hacia un lugar de ensueño en un hotel de lujo donde tenía a mi alcance todos los placeres; disfrutábamos de manjares dignos de un dios y me recreaba con el sexo que ella me brindaba con pasión.

En mi mundo imaginario todo era tal cual mi mente quería que fuese. Quizás, llegaba a extremos muy difíciles de la comprensión de un común mi exagerada obsesión porque fuese mía y de nadie más. Pero yo era diferente, y en cuanto la tuviese en mis manos nadie podría tocarla jamás.

El sexo era un gran goce que también me fascinaba, necesitaba una mujer que paliara mis deseos de placer cada día y a cada momento

Engalanaban la mesa donde cenábamos unas velas plateadas y unas jarras blancas. Ella se sentó frente a mí muy agradecida por la invitación y mi gusto selecto.

Era muy diferente a mi manera de ser, aunque tampoco la podría clasificar de común, más bien, de un tipo de común especial.

Una persona incorruptible, incapaz de serte infiel o deshonesta, empática por naturaleza, luchadora y, seguramente, una madre ejemplar. Su inteligencia social era muy alta y sabía interactuar de forma correcta en las reuniones sociales.

Esta cualidad la hacía serme útil como guía social y ayudarme a convivir con estas marionetas de teatrillo que trabajan esclavizados para el sistema a cambio de un triste trozo de sobra. El sexo era un gran goce que también me fascinaba, necesitaba una mujer que paliara mis deseos de placer cada día y a cada momento.

Aspiraba a que me idolatrase y nunca aceptase críticas hacia mi persona, la aferraría a mí cual león agarra a su presa con los dientes, manipulando sus pensamientos a mi antojo. Necesitaba obtener todos los datos de su cerebro para seducirla, haciéndome pasar por su alma gemela, su media naranja y todas esas estupideces que, para mí, carecían de toda lógica.

Yolanda Terradillos, autora de 'Marionetas con sentimientos'

Tenía preparado mi personaje más que de sobra, con mi carisma, labia, atractivo y un poco de imaginación. De vez en cuando, interna o externamente, ensayaba los personajes y valoraba minuciosamente las posibles preguntas. De todas formas, eran tan fáciles de vaticinar, que no me costaba mucho esfuerzo.

A veces, pensaba que lo auténticamente placentero sería leer sus mentes, así podría trabajar desde dentro de su psique facilitando la tarea

A veces, pensaba que lo auténticamente placentero sería leer sus mentes, así podría trabajar desde dentro de su psique facilitando la tarea.

Si fuese capaz de ojear la mente de Silvia desde su interior, resultaría increíblemente cómodo: no podría mentirme, sabría si ansiaba a otro hombre, conocería sus secretos más íntimos y pensamientos más escabrosos…

Aunque ya conocía más o menos el funcionamiento de la mente corriente, necesitaba percibir y reconocer todas y cada una de las emociones de Silvia, para poder regularlas a mi antojo. Debía aprender a tocar el botón adecuado en cada momento, para que pudiera mimetizarse conmigo.

Mientras estudiaba todo esto y tomaba notas mentales, notaba la adrenalina corriendo a todo gas, fascinado conmigo mismo. La melena de Silvia me embelesaba, su pelo emanaba un olor a jazmín que me excitaba y evocaba a una diosa griega rodeada de lujos y de placer.

La ingenuidad de su mirada abría todos mis sentidos para mi deleite, se derretiría como un helado en mis labios y bebería mi esencia para fundirse con mi ser. Por fin, ya tenía un buen aliciente para conseguir la energía necesaria y seguir en esta cueva creada por mentes primitivas e ignorantes.


Portada, Yolanda Terradillos, Marionetas con emociones, jupsin.com

Lo que debes saber sobre ‘Marionetas con emociones’, contado por la autora, Yolanda Terradillos

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1 Comment

1 Comment

  1. Rayco González Gómez

    25 de junio de 2018 at 08:19

    Ciertamente, así es la actuación del/la Psicópata. Son personas utilitarias, cada persona, para ellas o ellos está determinada a una función en sus vidas. Tienen una gran virtud para adueñarse de los ambientes que frecuentan, tienen altas cualidades para las relaciones sociales, habiendo escaneado previamente a las personas que les rodean. Su gran debilidad es que los obvien.
    Reciba un cordial saludo Yolanda.

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