ENTREVISTA | Luis Gutiérrez Díaz / Tesorero de la Cooperativa Antonio Machado de Parla – Administrador y trabajador del Colegio Castilla
«El bolígrafo fue para mí una revolución tecnológica del aprendizaje»
Luis,«así me llaman siempre mis alumnos y alumnas», nació en 1954 en un pueblo de Toledo, Sevilleja de la Jara, en el seno de una familia muy humilde. Empezó su vida de estudiante con seis años, «en aquella escuela única del franquismo». Allí conoció a Don Clemen, su maestro y la persona que marcaría su futuro profesional.
Luis, «así me llaman siempre mis alumnos y alumnas», nació en 1954 en un pueblo de Toledo, Sevilleja de la Jara, en el seno de una familia muy humilde
«Se llamaba Clementino Sánchez, pero le llamábamos Don Clemen -relata Luis, y añade-, aquel hombre tomó un día la decisión de dejar el grupo al que enseñaba y acompañarme a Talavera de la Reina a hacer un examen que me permitiría acceder a una beca de estudios.»
«Ese gesto le convirtió en una de las personas a las que más tengo que agradecer en mi vida», sentencia.
Conversamos con Luis Gutiérrez Díaz, maestro, profesor, docente o simplemente Luis en su despacho (Foto del Rey Felipe VI, dibujo del Sol de uno de sus nietos y ordenador portátil) del Colegio Castilla, donde imparte clase (15 horas semanales) de Historia Contemporánea a alumnos de 4º de la ESO y 1º de Bachillerato y Geografía a 2º de Bachillerato.
El resto de su tiempo de trabajo lo dedica a su otra responsabilidad, la Administración del Centro Escolar y de la Cooperativa Antonio Machado de Parla, que él mismo fundó en 1980 al lado de Vicente Martín Martín y junto a un grupo de compañeros, a los que recuerda con cariño.
En el origen de su profesión siempre están presentes Don Clemen y su madre, Sofía, por la que siente adoración.
in’. ¿Todavía recuerda aquel viaje como si fuera hoy?
LG. Recuerdo la mañana en que viajamos los dos en aquel autobús. Lo estoy viendo ahora, un Leyland (el llamado correo de La Jareña) que tardaba tres horas en recorrer cincuenta kilómetros.
Después del examen comimos en el restaurante La Montearagueña (paella y un plátano). Don Clemen, por la tarde, se fue a su pueblo, y yo me volví al mío, sólo, en el correo… Aprobé el examen y aquello marcó mi vida, porque me permitió estudiar. Hasta los 22 años estudié con beca.
La muerte de Don Clemen en 1974, con 33 años, me afectó mucho y ese día decidí que quería dedicarme a la enseñanza
Don Clemen murió de leucemia en 1974. Por entonces, yo cursaba mi tercer año universitario en la Complutense de Madrid (Filosofía B)
Su muerte me afectó mucho y ese día decidí que quería dedicarme a la enseñanza. Era como la continuación de lo que Don Clemen había hecho, y yo pensé que tenía la obligación en esta vida de continuarlo, como una misión.
Como decía, aprobé aquel examen que suponía conseguir una beca del PIO (Programa de Igualdad de Oportunidades) y durante cuatro años estudié en Talavera de la Reina, en el colegio ‘Electrón’ y en el internado de ‘Santiago Apostol’, el Bachillerato Elemental.
En aquella época, como ahora, existía la reválida, que teníamos que hacer en Toledo así como el examen de Ingreso, que yo había aprobado con 9 años.
in’. Fueron tiempos de muchos cambios en su vida…
LG. En esa época, mis padres fueron emigrantes en el conocido éxodo rural. En 1962, mi padre emigró a Barcelona y enseguida a Madrid. Nos vinimos a vivir a Parla (Madrid). Mi padre trabajaba en la construcción. Era muy trabajador aunque era mi madre la que nos guiaba.
Y llegó la gran decisión, en 1973 quise ser periodista, corresponsal de guerra, y volví a Madrid para estudiar Historia del Mundo Contemporáneo
En 1968, conseguí una beca de la Mutualidad Laboral de la Construcción.
Me tocó marcharme a la Universidad Laboral de Córdoba y allí pase tres años, con aquellos profesores en su mayoría de la Orden de los Dominicos, cursando el Bachiller Superior y el COU experimental.
Creo que fue una de las épocas de mi vida estudiantil que más agradezco, ya que me enseñaron a entender el mundo y la vida y los procedimientos de aprendizaje y solución de los exámenes.
En 1971, decidí “vivir la vida” y me fui a la Universidad de Sevilla. Fueron años de huelgas, manifestaciones y… poco estudio en la Facultad de Filosofía y Letras. Viví la Semana Santa, la Feria de Abril… y fiestas en ventas, bares y tabernas de Mairena del Alcor.
Y llegó la gran decisión, en 1973 quise ser periodista, corresponsal de guerra, y volví a Madrid para estudiar Historia del Mundo Contemporáneo. Entonces vivíamos la época de la guerra de Vietnam. La verdad, no sé por qué tenía yo esas ilusiones.
Pero pronto se impuso la realidad. Terminé la Universidad y ‘la mili’; y en 1977 comencé a trabajar (ya había hecho mis pinitos en el mundo laboral antes, primero en una fábrica de muebles y luego en una de máquinas pinball de la que me despidieron por montar una huelga en 1975.
Entonces tenía un jefe que, a pesar de mi perfil sindicalista, quería que me quedara allí. En una de las conversaciones que tuvimos me dijo, ‘Luis, dentro de cinco años tendrás cien millones de pesetas’. Le dije, ‘yo no quiero tener cien millones de pesetas, solo quiero tener lo suficiente para vivir, y lo que yo quiero es dar clase’.
in’. ¿Y qué le llevó al mundo de la educación, además de la influencia de Don Clemen?
LG. El primer paso fue la creación de la Cooperativa Antonio Machado. En aquel verano de 1977, trabajé en una empresa de construcción y en el almacén de la editorial Santillana.
En Parla, algunos queríamos ser progresistas y pensábamos que la educación tenía que ser laica y democrática. Y el poeta Antonio Machado era un referente. Y asimismo, de alguna u otra forma superar las carencias de aquellos colegios subvencionados de la Parla de 1977 en locales de bloques de pisos en condiciones muy precarias.
Quiero recordar a colegas y amigos que han influido en mi vida: a Emilio Fernández del Cerro y a Vicente Martín Martín
Fue un primer intento que fracasó.
Yo comencé a trabajar en la escuela el 15 de septiembre de 1977 en el Colegio San José, con Vicente Martín.
El día 10 de febrero de 1980, fuimos con nuestras familias a comer al restaurante ‘El Cardenal’ de Toledo. Dije, ‘Vicente, ha llegado el momento de que reactivemos la Cooperativa Antonio Machado’.
Y así lo hicimos. Reorganizamos la vieja cooperativa y decidimos proponer su entrada a otros 16 maestros. Su denominación fue ‘Antonio Machado de Parla’ y el ‘Colegio Castilla’.
Tuvimos la visión de venirnos a Torrejón de la Calzada (Madrid), entonces en un cruce de caminos, de carreteras. Los alumnos vendrían de Pinto, Valdemoro, Fuenlabrada… utilizarían los servicios de transporte y comedor y sus ingresos podrían amortizar los gastos de construcción.
En 1982, se inauguró el Colegio Castilla como privado y enseguida los niveles de EGB fueron concertados. Y hasta el día de hoy… creciendo en instalaciones y prestigio.
in’. ¡Cómo han cambiado las cosas desde entonces!
LG. Sí, han cambiado mucho. En la escuela única de Sevilleja, el material escolar era la pizarra de piedra que me hacía mi padre…
Luego llegaron los papeles de traza, los cuadernos, los lápices… Las plumas y los tinteros. Era una ‘tecnología’ de antes del siglo XIX. Aquellas mesas, aquellas clases o locales sin calefacción… estábamos llenos de sabañones en las orejas, en la nariz, en las manos.
En Talavera conocí el bolígrafo, que para mí fue toda una revolución tecnológica en el aprendizaje
En Talavera conocí el bolígrafo, que para mí fue toda una revolución tecnológica en el aprendizaje.
(Aquí, Luis abre un paréntesis…) Después de 40 años en la enseñanza tengo muy claro que hay que distinguir entre educación y enseñanza, y también entre enseñanza y aprendizaje.
Quienes aprenden son los alumnos. Los profes, maestros, docentes… no enseñan, a lo más colaboran, según su carácter y su formación, a que los alumnos aprendan más o menos, mejor o peor. La enseñanza antes era muy teórica, y por desgracia, hoy en día, continúa así.
Conocí lo que supuso la utilización de las primeras diapositivas y los primeros videos VHS. Y he vivido cómo todo aquello se quedó obsoleto con las nuevas tecnologías e Internet, que ha supuesto un cambio radical en el proceso de aprendizaje. Ojo, ha modificado el proceso, pero no los niveles culturales y tampoco de conocimientos de la naturaleza y de la sociedad.
in’. Percibo un tono crítico en sus palabras…
LG. La escuela actual, en su organización, en el diseño de las aulas o en muchos valores, como el de la obediencia (el niño sentado en el pupitre como me tenían a mí en la escuela de Sevilleja), no ha cambiado mucho. El espíritu libre y creativo, crítico y curioso por saber no es mayor que hace 40 años.
Se sigue preparando a los niños para que vayan a las ‘fábricas’, donde tienen que obedecer al encargado y tienen que saber sumar, restar y multiplicar, y entender lo que se les dice
Todavía, desde la Administración Educativa se siguen planteando programas de asignaturas propios de una enseñanza de finales del siglo XIX, comienzos del XX.
Es decir, conseguir niños muy obedientes, que piensen poco por sí mismos, que no sean muy libres y que hagan siempre lo que los padres, profesores, empresarios… les piden, sin dudar. Una educación tradicional.
Esto no ha cambiado mucho. Se sigue preparando a los niños para que vayan a las ‘fábricas’, donde tienen que obedecer al encargado y tienen que saber sumar, restar y multiplicar, y entender lo que se les dice. Y todo esto a pesar del uso de las nuevas tecnologías, Internet, los móviles, y la 4ª revolución industrial, el bilingüismo y la inteligencia emocional..
Hoy, siento satisfacción por mi relación con ex alumnos, y alumnos que va más allá de las clases…y agradezco a personas, como mi madre, Sofía, mi amigo Emilio Fernández del Cerro, profesor de Ciencias Naturales en este ‘Castilla’, que murió en 2012, su influencia positiva.
in’. Y hoy, ¿cómo transcurre su día a día?
LG. Desde 2011, ejerzo como Administrador y Tesorero de la Cooperativa Antonio Machado de Parla y del Colegio Castilla e imparto 15 horas lectivas semanales en 4º de la ESO y en 1º y 2º de Bachillerato.
Hace algunos años un alumno me dijo, ‘maestro…‘ Yo le corté, ‘que sea la última vez que me llamas así… maestro es el que ha hecho una obra maestra‘
in’. ¿Cómo le gusta que le llamen sus alumnos: profesor, maestro…?
LG. La expresión “profe” no la acepto. Se lo tengo prohibido.
Hace algunos años un alumno me dijo, ‘maestro…‘ Yo le corté, ‘que sea la última vez que me llamas así… maestro es el que ha hecho una obra maestra’.
De todos modos, en la escuela del pueblo, al llegar, decía “Buenos días tenga usted señor maestro”. Todos los alumnos me llaman Luis.
Ellos saben que yo trabajo para ayudarlos, para encaminar su trabajo de aprendizaje. Son ya mayores, y, saben que yo no soy superior ni inferior a ninguno de ellos pero en clase el que dirige soy yo. Otra cosa es nuestra relación en la calle.
El trato debe ser siempre respetuoso y amable. Las buenas maneras y la cortesía, aunque en la igualdad, deben ser de obligado cumplimiento.
La escuela y la familia deben cumplir esta función fundamental: educar en la realidad
in’. Luis, ¿son las aulas el reflejo de nuestra sociedad?
LG. Sí, sí que lo son. La escuela y las aulas reflejan la sociedad, la tecnología, la vida… y la vida real y personal no es un mundo fantástico… también hay muchas adversidades, frustraciones, fracasos, incluso dolor y sufrimiento, y todos tenemos y los alumnos deben estar preparados para afrontar este tipo de situaciones. La escuela y la familia deben cumplir esta función fundamental: educar en la realidad.
in’. ¿Cuál es su modelo ideal de aprendizaje?
LG. Las tecnologías han transformado todos los sectores y, por supuesto, la educación, el aprendizaje y la adquisición de competencias intelectuales y sociales.
Lo importante en el aprendizaje es el procedimiento, algo que aprendí en Córdoba con aquellos docentes Dominicos
El alumno no aprende necesariamente mejor porque se usen las nuevas tecnologías. Yo, personalmente, las utilizo y las combino con herramientas tradicionales.
Lo importante en el aprendizaje es el procedimiento, algo que aprendí en Córdoba con aquellos docentes Dominicos. La clave es el procedimiento y no tanto la información… para que cada uno pueda crear sus interpretaciones de la naturaleza y de la sociedad.
Creo que se podría prescindir de todos los exámenes tradicionales, que son un copia-pega. El alumno debería demostrar que sabe exponer un tema, de forma oral y escrita, con un orden en las asignaturas que imparto al final de un proceso que acaba en junio. Y si para eso tienen que usar el móvil, que lo usen Lo importante es que los alumnos sepan resolver, demostrar, interpretar…
in’. ¿Qué propone el Colegio Castilla?
LG. En la evolución del Colegio Castilla, durante sus 35 años de existencia, siempre se ha tenido en cuenta esa relación sencilla, de proximidad, de cercanía con el alumnado y con sus familias. Este es uno de nuestros valores más importantes.
Durante este tiempo, el centro se ha ido adaptando a la cambiante legislación (los políticos utilizan la escuela por motivos ideológicos), a los cambios tecnológicos… y el Colegio Castilla implantó el bilingüismo, y consiguió la excelencia TIC, impulsó la práctica del deporte…
En estos momentos, el Colegio Castilla ha dado un paso definitivo para adaptarse a las nuevas necesidades educativas, pero sin perder su esencia, esa trayectoria de cercanía con alumnos y familias.
El Colegio Castilla siempre ha tenido en cuenta esa relación sencilla, de proximidad, de cercanía con el alumnado y con sus familias
Me parece que la iniciativa de estar presente en las redes sociales es acertada y también en participar en proyectos informativos y formativos como jupsin.com.
Debemos apostar y potenciar estas iniciativas, junto con el bilingüismo, el deporte, las tecnologías, y también seguir cultivando valores, como los culturales (música, teatro, cine, pintura…)
Con todo esto, el Colegio Castilla ofrece hoy un valor añadido a los alumnos y sus familias. Los niños y niñas que salen de nuestro Colegio van a estar preparados para el salto cualitativo necesario con los nuevos tiempos.
El bilingüismo y las tecnologías ya son una realidad que los alumnos poseen, ahora podrán también aprender robótica, inteligencia artificial, etc.
Para ello, es fundamental que aprendan a trabajar en cooperación, en equipo, porque ese va a ser la base de sus futuros trabajos. Buena parte de esa sensibilidad que necesitan se aprende con el idioma y con la tecnología, pero buena parte también se aprende con los valores, los culturales entre ellos.
Fomentar la interrelación entre unos y otros siempre ha sido, desde mi experiencia, de lo más satisfactorio.
in’. ¿Su profesión también proporciona satisfacciones, verdad?
LG. Sí, muchas. Una que recuerdo especialmente sucedió hace ya unos cuantos años. Teníamos un grupo de alumnos rebeldes… ahora los llamaríamos ‘malotes’. Mientras el resto del grupo estudiaba Francés, ellos Formación y Orientación Laboral
Su primera actitud fue: «Esa asignatura la vas a estudiar tú». Esa respuesta no me desanimó. Hicimos la asignatura muy práctica. Fuimos a las Oficinas de Empleo en Parla, rellenaron una solicitud de trabajo, una nómina. También aprendieron qué era un sindicato, sus derechos laborales.
Acabamos participando en un concurso de la Comunidad de Madrid junto a dos Institutos, en el que había que crear una empresa. Quedamos los terceros, pero lo importante fue que en la simulación, un grupo de mis alumnos propuso una empresa de limpieza. Hoy, uno de esos alumnos tiene una empresa de limpieza con más de 50 empleados. Fue muy gratificante.
in’. Y entonces… llegó el acoso escolar
LG. Por mi formación profesional conozco bien el uso que se ha hecho de la violencia a través de la historia, cómo se acosaba a minorías étnicas, religiosas….
Los protocolos establecidos deben llevarse a cabo ante situaciones de acoso escolar, de forma efectiva y no como trámites para que la dirección de los colegios esté protegida
Antes que profesor fui alumno (Sevilleja, Talavera, Córdoba, Universidad de Sevilla y Madrid) y vi ese hostigamiento en las aulas, como también lo he visto en el ámbito laboral en aquellas empresas en que trabajé e incluso en el Colegio Castilla. Yo he sentido, en ocasiones, el acoso. Lo impulsan la envidia y el morbo.
Agradezco siempre a mi madre, Sofía, a la que yo adoraba, el que me inculcara una serie de valores. Nunca he olvidado cuando nos decía a mis hermanos y a mí: ‘En esta vida es preferible, antes que hacer el bien, no hacer el mal a nadie».
Los protocolos establecidos deben llevarse a cabo ante situaciones de acoso escolar, de forma efectiva y no como trámites para que la dirección de los colegios esté protegida.
Hoy, los medios de comunicación han contribuido a expandir la preocupación por el acoso escolar. La preocupación se ha generalizado y esto ha provocado una mayor concienciación, por un lado, y una distorsión en la percepción del acoso escolar en algunas familias que puede ser peligrosa por estar fuera de la realidad.
El acoso escolar se produce más entre los 11 y los 12 años. Acosan los niños, pero también las niñas y ahora se produce también a través de las nuevas tecnologías, lo que agrava el problema.
Se acosa al que se considera más débil o diferente, por el motivo que sea, y el acosador usa la amenaza y hasta la fuerza bruta, sólo y en grupo, para conseguir sus objetivos.
El Colegio Castilla encabeza esta lucha contra el acoso escolar con diversas iniciativas formativas e informativas, como jupsin.com
Los profesores tenemos que hacer una labor importante contra el acoso escolar y para ello debemos ponernos en el lugar de los alumnos, aunque es muy fácil decir a los alumnos lo que deben hacer y nosotros lo practicamos con alguno de nuestros colegas.
El Colegio Castilla encabeza esta lucha contra el acoso escolar con diversas iniciativas formativas e informativas, como jupsin.com en este caso concreto y que motiva esta entrevista.
Los protocolos establecidos deben llevarse a cabo ante situaciones de acoso escolar, de forma efectiva y no como trámites para que la dirección de los colegios esté protegida. Es necesaria la transparencia, no ocultar el acoso escolar y tener en funcionamiento los mecanismos necesarios de información y formación.
Al final, es cuestión de valores. Y la dignidad es uno de los más importantes de la persona. En el Colegio Castilla, todos, y desde hace ya 35 años, apostamos por la dignidad de las personas.
in’. Luis, ¿existe el profesor 10?
LG. No, el profe 10 no existe. El “profe” es una persona. Suele suceder que la imperfección tiene más belleza que el 10.