En más del 70% de los casos la mujer maltratada permanece en la relación más de cinco años (Macroencuesta sobre la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico 2000)[i]. Otros estudios elevan esta cifra hasta los diez años (Echeburua, Corral, Sarasua, Zubizarreta y Sauca 1990)[ii] (Echeburua, Corral, Sarasua y Zubizarreta 1996)[iii].
Dado que diferentes estudios arrojan que las mujeres víctimas de violencia acuden más a los servicios hospitalarios y de Atención Primaria que el resto de las mujeres (Heise L, Ellsberg M, Gottemoeller M 1999) [iv] (Bradley F, Smith M, Long J, O’Dowd T.2002) [v] la pregunta es ¿por qué este problema pasa desapercibido ante los profesionales sanitarios?
Un correcto diagnóstico no es solo reseñar los síntomas que padece una persona y ponerles nombre, sino buscar la causa que los ha originado. Es verdad que en muchos casos las mujeres se resisten a hablar de los malos tratos, pero cuando se establece un rapport adecuado, en un contexto tranquilo, sin interferencias externas, y haciendo las preguntas pertinentes, casi todas las afectadas admiten ser víctimas de violencia en la pareja.
¿Cuál es el problema entonces para esta infradetección? Es frecuente encontrar en distintos estudios la alusión a falta de conocimientos y tiempo (Richardson J, Coid J, Petruckevitch A, Chung WS, Moorey S, Feder G 2002) [vi] (Bradley F, Smith M, Long J, O’Dowd T 2002) [vii] (Goldberg WG, Tomlanovich MC 1984) [viii] pero quizás se estén obviando otros problemas.
¿Grave deficiencia del sistema de salud?
Si el problema es la falta de conocimientos y formación sobre violencia deberíamos hablar de una grave deficiencia del Sistema de Salud, ya que en 1996 la OMS declaró la violencia contra las mujeres “prioridad en salud pública” [ix] y la Ley Integral de Violencia de Género del año 2004 contemplaba esta necesidad de formación en su Capítulo III. (En Anexo)
En 1996 la OMS declaró la violencia contra las mujeres “prioridad en salud pública”
Respecto a la falta de tiempo para abordar el problema, es una cuestión discutible desde que en Denver se desarrolló un cuestionario de tres preguntas, comparado en eficacia y sensibilidad con dos cuestionarios de referencia (Gold Standard): el Index of Spouse Abuse (ISA. 30 ítems), y el Conflict Tactics Scale (CTS. 19 ítems).
El Test de Violencia en la Pareja arrojaba una sensibilidad (capacidad de detectar a las víctimas) del 71,4%. (Feldhaus. K; M; Koziol-McLain, J; Amsbury, H. L; Norton, Ilena M; Lowenstein, Steven R; Abbott, Jean T. 1997)[x]
Es posible que, como afirma el Fondo de Población de las Naciones Unidas [xi] no sean solo los conocimientos y el tiempo sino que existan otras barreras: “Cuando se los interroga (a los sanitarios) acerca de esa omisión, manifiestan que se sienten incómodos al tratar este tema, temen que preguntar acerca de la violencia de género suscite antagonismo en las clientas o piensan que si la mujer responde “sí”, ellos no sabrán qué hacer. “.
Desde luego el miedo a la reacción de los pacientes puede existir pero no por ello se debe dejar de preguntar, como se hace en otros casos igualmente difíciles, como son las I.T.S (Infecciones de Trasmisión Sexual), el consumo de drogas, los abortos o las enfermedades mentales.
El miedo a la reacción de los pacientes puede existir pero no se debe dejar de preguntar, como se hace en infecciones de trasmisión sexual, consumo de drogas, abortos o enfermedades mentales
Técnicas de comunicación y escucha activa
Cuando una pregunta es relevante para el diagnóstico, se suele hacer, por delicada que ésta sea. No ocurre así en el caso de la violencia, sobre todo, cuando esta no es muy evidente.
Quizás el trabajo en intervención sobre violencia en la pareja debería empezar por la sensibilización y formación (más allá de los conocimientos clínicos) en técnicas de comunicación y escucha activa.
O como afirman P Blanco P; Ruiz-Jarabo. C; García de Vinuesa. L; Martín-García M. 2004 [xii] “debe incluirse la violencia de género en los programas de formación de los profesionales. No debe ser tanto una formación clínica sino vivencial, dirigida al análisis y la reflexión sobre las propias actitudes, las creencias y los prejuicios, que muchas veces permanecen ocultos”.
Respecto “a no saber qué hacer” parece consecuencia también de esta falta de formación, pero esta vez, en materia de legislación, derivación, recursos existentes y de la inexistencia de protocolos de actuación que vayan más allá del “parte de lesiones”.
En un reciente estudio, sólo el 31,7% de los sanitarios respondieron que era una función propia denunciar los hechos ante las autoridades competentes (25% auxiliares, 42,4% enfermeros, 24,2% médicos) (R. Siendones Castillo, E. PereaMilla López, J. L. Arjona Huertas, C. Agüera Urbano, A. Rubio Gallo, M. Molina Molina 2002)[xiii]. Parece conveniente incidir en el hecho de que, como personal sanitario, nos encontramos ante un delito que estamos obligados a denunciar a la autoridad judicial competente según el Artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Como personal sanitario, nos encontramos ante un delito que estamos obligados a denunciar a la autoridad judicial competente según la Ley de Enjuiciamiento Criminal
El programa piloto (“Protocolo de Enfermería ante los Malos Tratos”. Arredondo A., Cifuentes M, Díaz Sese E., Gutiérrez-Salegui. A. Salegui Cambronero A. (2004)[xiv] ) llevado a cabo en los hospitales de Getafe y Móstoles por el Consejo general de Enfermería en colaboración con la Agencia Laín Entralgo en el año 2004, contemplaba todos estos aspectos, sensibilización previa, capacitación en técnicas y habilidades, la enseñanza y difusión de herramientas específicas, junto con información sobre recursos sociales y pautas de derivación a los mismos.
Tras el programa de intervención, en solo 15 días, se detectó el mismo número de afectadas por la violencia que en todo el año anterior.
Al cabo de un mes esta cifra se había cuadriplicado. Me siento muy orgullosa de haber sido la psicóloga de ese proyecto, no tanto de que, con los resultados obtenidos, acabara olvidado en un cajón.
Epidemia oculta
A la luz de estos hechos parece evidente que, para empezar a diagnosticar correctamente esta “epidemia oculta” es necesario que se den unos requisitos previos:
- Sensibilización de los profesionales sanitarios
- Formación del personal sanitario en conocimientos, habilidades y técnicas de intervención – Establecimientos de protocolos de actuación unificados
- Coordinación efectiva de las instituciones implicadas.
- Conocimientos por parte de los implicados en la erradicación de la violencia doméstica de los recursos existentes a nivel sanitario, social, judicial e informal.
En la lucha contra la violencia cada eslabón de la cadena es fundamental: detección, tratamiento y coordinación con Servicios Sociales y Administración de Justicia son parte de nuestra labor como clínicos. Ni debemos ni podemos mirar para otro lado, esa es nuestra responsabilidad para que no haya #NiUnaMenos.
En la lucha contra la violencia cada eslabón de la cadena es fundamental: detección, tratamiento y coordinación con Servicios Sociales y Administración de Justicia son parte de nuestra labor como clínicos
Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género
Artículo 15. Sensibilización y formación
- Las Administraciones sanitarias, en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, promoverán e impulsarán actuaciones de los profesionales sanitarios para la detección precoz de la violencia de género y propondrán las medidas que estimen necesarias a fin de optimizar la contribución del sector sanitario en la lucha contra este tipo de violencia.
- En particular, se desarrollarán programas de sensibilización y formación continuada del personal sanitario con el fin de mejorar e impulsar el diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación de la mujer en las situaciones de violencia de género a que se refiere esta Ley.
- Las Administraciones educativas competentes asegurarán que en los ámbitos curriculares de las licenciaturas y diplomaturas, y en los programas de especialización de las profesiones sociosanitarias, se incorporen contenidos dirigidos a la capacitación para la prevención, la detección precoz, intervención y apoyo a las víctimas de esta forma de violencia.
- En los Planes Nacionales de Salud que procedan se contemplará un apartado de prevención e intervención integral en violencia de género.
[i] “Macroencuesta sobre la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico” (2000) Ministerio de Asuntos Sociales
[ii] Echeburua. E; Corral. P; Sarasua. B; Zubizarreta. I; Sauca. D (1990) :Malos tratos y agresiones sexuales. Vitoria. Instituto Vasco de la Mujer.
[iii] Echeburua. E; Corral. P; Sarasua. B; Zubizarreta. I;(1996) Tratamiento cognitivoconductual del trastorno de estrés postraumático en víctimas de maltrato doméstico: un estudio piloto. Análisis y Modificación de Conducta 22; 627-654
[iv] Heise L, Ellsberg M, Gottemoeller M. Ending violence against women. Population reports, Series L, n.º 11. Baltimore: Johns Hopkins University School of Public Health. Population Information Program, 1999.
[v] Bradley F, Smith M, Long J, O’Dowd T. Reported frequency of domestic violence: cross sectional survey of women attending general practice. BMJ 2002;324:271-4.
[vi] Richardson J, Coid J, Petruckevitch A, Chung WS, Moorey S, Feder G. identifying domestic violence: cross sectional study in primary Care. BMJ 2002;324:1-6
[vii] Bradley F, Smith M, Long J, O’Dowd T. Reported frequency of domestic violence: cross sectional survey of women attending general practice. BMJ 2002;324:271-4.
[viii] Goldberg WG, Tomlanovich MC. Domestic violence victims in the emergency department: new findings. JAMA 1984; 251:3259-64.
[ix] World Health Assembly (WHA). Prevention of violence: a public health priority (handbook of resolution). WHA, 25 de mayo de 1996 (Sixth plenary meeting, Committee B fourth report. 3rd ed).
[x] Feldhaus, Kim M; Koziol-McLain, Jane; Amsbury, Holly L; Norton, Ilena M; Lowenstein, Steven R; Abbott, Jean T. (1997) “Accuracy of 3 brief screening questions for detecting partner violence in the emergency department.” Jama ; v.277 ; no.17.
[xi] FNUAP. Fondo de Población de las Naciones Unidas. (2001) Un enfoque práctico de la violencia de género. Guía programática para proveedores y encargados de servicios de salud. – Nueva York
[xii] Blanco. P; Ruiz-Jarabo . C ; García de Vinuesa . L; Martín-García. M La violencia de pareja y la salud de las mujeres .Gac Sanit 2004;18 (Supl 1):182-8
[xiii] R. Siendones Castillo, E. Perea-Milla López, J. L. Arjona Huertas, C. Agüera Urbano, A. Rubio Gallo, M. Molina Molina “Violencia doméstica y profesionales sanitarios: conocimientos, opiniones y barreras para la infradetección” Emergencias 2002; 14:224-232
[xiv] Arredondo A., Cifuentes M, Díaz Sese E., Gutiérrez-Salegui. A. Salegui Cambronero A. (2005) Enfermería ante la Violencia de Género. Boletín de Enfermeria de Atención Primaria. G.A.P Talavera Vol III. Nº1 pp 13-14.
ana isabel salegui
1 de marzo de 2017 at 16:13
Alto ,y claro.Comparto la misma sensacion de decepcion….por la «no continuidad» del modelo que dió tan logrados resultados en Getafe. y en los centros donde la enfermería recibió la formacion ,en base al Protocolo elaborado ,en la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud EICS,y del que tambien me siento muy orgullosa por mi participacion. tengo que felicitarte por este articulo y admirarte por tu perseverancia y conocimientos.Estoy muy orgullosa de ti y de tu ayuda a los demas.