A Grayson, un niño de Carolina del Norte y de nueve años de edad, tras sufrir varios ataques físicos y verbales, le fue prohibida la entrada al centro escolar en donde estudiaba por llevar, colgada a sus espaldas, una mochila de Mi pequeño pony. La dirección del colegio consideró “detonante de acoso” el hecho de que Grayson acudiera a clase acompañado de la mochila de sus dibujos animados favoritos, acusándole de haber provocado “disrupción en el aula”.
A día de hoy, la escuela se defiende alegando que nunca tuvieron intención de agredir a Grayson, sino que fue una estrategia para detener el acoso. Un mes antes, en el mismo estado, un menor intentó suicidarse porque, al igual que a Grayson, sus compañeros de clase también lo acosaban por ser fan de Mi pequeño pony. Esta noticia que el dramaturgo Paco Bezerra leyó en la prensa fue la inspiración para escribir este drama a partir del tema del acoso escolar a nuestros menores.
El resultado de la lectura de esta noticia es El pequeño poni, la obra de teatro que actualmente estamos exhibiendo en el Teatro Bellas Artes de Madrid. El pequeño poni cuenta la historia de los padres de Luismi, un niño de diez años que es humillado y agredido en el colegio por llevar a la espalda una mochila de los dibujos de su serie favorita. A partir de una llamada del colegio donde informan a los padres de los hechos que están ocurriendo la historia de la familia nunca será la misma.
¿Quién protege a los niños frente al acoso escolar?
El pequeño poni es mi dirección de escena más personal puesto que me ha enfrentado a hechos y recuerdos que forman parte de mi propia experiencia de vida. Sólo después de una inmersión en nuestra experiencia podemos trasladar esa vivencia real a la vivencia escénica. El pequeño poni es un cuento doloroso que te exige ponerte al servicio del texto y contar la historia desde un intenso trabajo con los actores. Sólo con dos intérpretes como María Adánez y Roberto Enríquez podía conseguirlo.
‘El pequeño poni es mi dirección de escena más personal puesto que me ha enfrentado a hechos y recuerdos que forman parte de mi propia experiencia de vida’
El texto de Bezerra es poderoso, directo y muy contundente, el reto es trasladar a la puesta en escena esa esencia del dolor de los tres protagonistas, saber formular bien las preguntas que el texto plantea. El pequeño poni no solo plantea el terrible drama del acoso, va más allá.
Dicen que el buen teatro es aquel que lanza preguntas y en el poni se presentan interrogantes que disparan la reflexión del espectador. ¿Qué es ser normal? ¿Respetamos al que consideramos diferente? ¿Hay una dictadura de la mayoría? ¿Es mejor sentir seguridad o “arriesgarnos” a ser nosotros mismos? ¿Se están activando los protocolos anti acoso? ¿Están funcionando esos protocolos? ¿Quién protege a los niños? ¿Estamos escuchando a nuestros hijos?
Propongo una puesta en escena sobria y con un cierto sabor a cuento fantástico que se va degradando conforme avanza la acción. En mi ánimo y en el de todo mi equipo sólo ha estado, y está, que se oiga el grito silencioso, ese grito atronador que nace desde el dolor de las niñas y de los niños que sufren todo tipo de acoso.