Conecta contigo. Deja de pensar tanto y siente más. Siempre piensas lo mismo, siempre te repites las mismas frases. Necesitas silencio para escucharte, para que todas tus fibras te cuenten qué sienten, qué quieren, qué buscan.
No te escuchas y por tanto no te conoces o te has olvidado tanto de ti que ya no te acuerdas de lo que te gusta hacer y de lo que amas encontrar a tu lado. Y por eso, vas por un camino que no te pertenece, porque ni siquiera sabes qué camino sueñas.
Tienes ahora que parar y quedarte callado. Te propongo que reserves en tu agenda un momento cada día, cada semana, para estar contigo, para amarte y encontrar esa soledad necesaria que te ayudará recuperar tu esencia.
Vacíate de ‘prisas’ y ‘no puedos’
No tienes que hacer nada, sólo sentir, notar, recuperar el tacto de las puntas de los dedos y vaciarte de prisas, de ‘no puedos’, de ahora es demasiado pronto o demasiado tarde, de hoy no va a poder ser. Perder el tiempo para ganarlo. Mirar un pequeño pedazo de lo que te rodea, una foto, escuchar una canción, dejarse llevar por lo que ves por la ventana.
Mecerte en tus latidos, notar que vibras, que eres, que estás. Notar que te abandonas a existir sin más expectativa que ser, que ocupar el espacio que te toca… Entrénate para mirarte, para encontrarte en lo que ves y ver la belleza de lo que tocas.
Sacúdete la rutina del vestido y quítate ese abrigo que llevas que tanto te abriga y aísla del mundo. Respira hondo y sorpréndete perdido en pensamientos nuevos, perdidos, olvidados… No te preocupes por no parecer o no producir, sencillamente sé tú. Deja de valorarte por lo que haces y lo que tienes y empieza a darte cuenta de lo que eres y lo mucho que puedes llegar a crecer.
Deja de valorarte por lo que haces y lo que tienes y empieza a darte cuenta de lo que eres y lo mucho que puedes llegar a crecer
Siempre nos falta ese momento. Para conocerse hay que escucharse, hay que tomarse un tiempo para descubrir quién eres y encontrar todas esas emociones que hay en ti calladas, por salir a la luz.
Un instante que te permita descubrir que tal vez ya tienes lo que buscas y no te has dado cuenta. Que llevas el equipaje de culpas y reproches tan lleno que cuando vas a sacar tu varita mágica no la encuentras.
No pasa nada si frenas y bajas el ritmo. No tienes que competir con nadie ni para nada. Lo que cuenta es llegar entero.
La meta eres tú y no tus logros
Abandona tus necesidades. No las reales, las que te has inventado. Las que intentan saciar a tu ego y no a tu esencia. Deja de querer encajar y ser aceptado. Deja de necesitar demostrarle al mundo que vales. Olvida ostentar y aparentar. Deja de esconderte por si no gustas. Quítate la máscara que te hace invisible y entiende de una vez por todas que si vives sin ser tú mismo, estás perdiendo la vida.
Suelta el resultado. Lo que importa es la carrera no el podio. Regala todas tus medallas y siéntete libre para perder porque si notas cada momento mientras vives ya ganas, ya tienes tu regalo, has encontrado tu tesoro…
La meta eres tú y no tus logros. El gran mérito es amar lo que eres y dejar de pensar que llegará un día en el que serás perfecto. Ya lo eres. Tiene las fortalezas necesarias para ejercer de ti y las debilidades que te hacen falta para seguir creciendo y evolucionando…
Comprende de un vez por todas que lo único que necesitas está ya en tu kit básico de vida, vino contigo con tu primer suspiro y se irá el último día cuando cierres tus ojos… Todo lo demás es atrezzo, es disfraz que te impide ver que ya tienes todo lo que buscas pero tu necesidad de ser aceptado por el mundo te impide verlo.
Abandona tus miedos en esta estación desierta donde sólo pasan trenes que van al pasado para quedarse enquistados en él
Suelta lastre, suelta la culpa
Suelta la culpa por no ser lo que un día te pidieron que fueras. Suelta la necesidad de que crean que estás seguro de todo.
Suelta tu deseo de demostrar que mereces más porque ese delirio te aleja justamente de lo que eres y anhelas. Abandona tus miedos en esta estación desierta donde sólo pasan trenes que van al pasado para quedarse enquistados en él, lamentándose por no habitar otra vida…
Ahora mismo, siéntate y respira. Dale un trago largo a la vida que te llene los pulmones y te recorra el cuerpo. Que al levantarte te notes entero y lleno de energía. Que el primer pensamiento al alzar la vista sea hermoso, que la primera palabra que dediques a la vida sea GRACIAS.
Agradece tanto que la vida te haga un envío doble de lo que le pidas y cuando alguien a quién hace tiempo que no ves te pregunte por la calle cómo estás puedas responderle con una sonrisa.
Estamos tan poco acostumbrados a querernos y reconocernos que cuando lo hacemos un minuto pasan cosas maravillosas…
Para un momento para ser tú mismo y descúbrete poco a poco.
Tómate a ti mismo como tomarías el café más delicioso una tarde de invierno fría y abrázate como abrazarías al amor de tu vida que llega de un largo viaje.
Si te sientes raro no te asustes, estamos tan poco acostumbrados a querernos y reconocernos que cuando lo hacemos un minuto pasan cosas maravillosas…
A veces, la magia asusta, sobre todo cuando descubres que la llevabas dentro y no lo habías descubierto hasta hoy.
Viviana Navarro
8 de diciembre de 2017 at 01:38
SOS muy genia Merce.. hablas de aquellas cosas que estaban a punto de ser descubiertas.. gracias por ayudarme..
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