A veces me pregunto qué habrá sido de aquellas niñas de mi colegio a las que todas temíamos.
Esas a las que nadie llevaba la contraria, a las que si no caías bien te dejaban regalos envenenados en la cajonera.
Aquellas, que alguna que otra vez fueron expulsadas durante días del colegio por haber hecho barrabasadas a otras compañera con las que se cruzaron.
Balas perdidas
Me pregunto si habrán cumplido expectativas y serán unas balas perdidas o habrán madurado y cambiado y se habrán convertido en personas con sentido común y respeto hacia los demás.
Me pregunto si serán madres, si tendrán hijos en edad escolar. Me pregunto si al hacer memoria se arrepienten de lo que hicieron. Y si ahora temen que ellos se encuentren en sus aulas compañeros como en su día fueron ellas y vivan con miedo porque sufran.
Me pregunto, si por el contrario les están educando para que sean los lobos que atemorizan a los otros niños del colegio, si piensan que así los están preparando para la vida.
La Comunidad Valenciana ha dado un paso más en el ámbito de la educación y se van a impartir clases de empatía y compasión en los colegios para combatir el bullying
Empatía y compasión en los colegios contra el bullying
Me pregunto si en alguna conversación con sus parejas les han confesado que durante años se dedicaron a tener a compañeras asustadas, persiguiéndolas a casa, gritándoles insultos, amenazándolas con hacerles daño. Me pregunto si a alguna la han abandonado al conocer ese pasado.
El otro día leí que la Comunidad Valenciana ha dado un paso más en el ámbito de la educación y se van a impartir clases de empatía y compasión en los colegios para combatir el bullying.
Celebro que los centros educativos estén tomando conciencia de estos problemas y que lleven a cabo este tipo de iniciativas que enriquecen personalidades y solucionan posibles situaciones de conflicto existentes.
Adultos carentes de una actitud autocrítica
Lo celebro porque hace algunos años en los coles no se le daba importancia a estos problemas y cuando intervenían era peor el remedio que la enfermedad porque el niño acosado terminaba con más miedo y con vergüenza por la exposición que se hacía de la situación.
La empatía, el ponernos en la situación del otro, es una buena práctica que no siempre es fácil de adoptar. Es importante que los niños tomen consciencia de las consecuencias de sus actos, de lo que supone para la vida de otro niño su crueldad.
Ojalá las niñas que hace años fueron acosadoras en mi colegio hayan tomado conciencia de sus actos
Los niños que siempre justifican todo lo que hacen aunque objetivamente sea malo, son futuros adultos carentes de una actitud autocrítica, egocéntricos y egoístas.
Ojalá las niñas que hace años fueron acosadoras en mi colegio hayan tomado conciencia de sus actos. Ojalá hayan sentido arrepentimiento. Ojalá estén transmitiendo otros valores a sus hijos.
Ojalá hayan sido ellas las que en algún momento hayan sentido vergüenza al reconocer cómo han sido en su época escolar. Ojalá algún día tengan la oportunidad de pedir perdón