Anticiparse a la violencia física contra la mujer. Incidimos en la prevención de este tipo de violencia, en este artículo en colaboración con la Fundación de Familias Monoparentales Isadora Duncan, iniciativa Prevención y sensibilización en violencia de género.
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Anticiparse a la violencia física contra la mujer
La violencia contra la mujer sigue estando presente en todo el mundo. Afecta a una gran diversidad de mujeres sin importar el nivel económico, educativo o social.
Como la máxima manifestación de la desigualdad entre hombres y mujeres, se perpetúa hasta nuestros días. Y se mantiene, fundamentada en la discriminación y la subordinación que las mujeres han tenido a lo largo de la historia frente a los hombres.
En la historia reciente, fruto de la lucha de diversos movimientos feministas y en defensa de los derechos humanos y la igualdad, la violencia contra las mujeres se ha puesto en la agenda política. Y se ha considerado como un problema social y de salud pública, aunque aún nos queda un largo camino para erradicarla.
Atentado contra la dignidad y la integridad física y psíquica
Esta violencia, invisible durante mucho tiempo, supone un atentado directo contra la dignidad y la integridad, no solo física, sino también psicológica y moral de la mujer.
Puede darse tanto en la esfera privada como en la pública y hay múltiples manifestaciones, algunas más visibles y evidentes:
- Lesiones
- Abuso sexual
- Violación
- Asesinato
Y otras menos obvias, e incluso invisibles: el control económico, el aislamiento, el lenguaje sexista, y en general, diversas expresiones de la violencia psicológica.
Violencia fisica
Hoy, nos centramos en una de las violencias que afectan a la mujer, la violencia física.
Aunque es una de las más visibles, por desgracia no es la única forma de violencia que atenta contra la vida de las mujeres, solo por el hecho de ser mujer.
La violencia física es uno de los tipos de maltrato más evidentes y, por lo tanto, una de las violencias que mayor conciencia genera en la víctima y en la sociedad en general. Incluye actos de fuerza contra el cuerpo de la mujer, no accidentales, que producen daños y lesiones.
Puede ser de diversa intensidad y algunas de sus formas más frecuentes son:
- Golpes
- Empujones
- Arrojar objetos sobre su cuerpo
- Quemaduras
- Generar hematomas
- Fracturas
- Lesiones durante el embarazo
- Tirones de pelo
- Intentos de estrangulamiento
- Amenazas con armas
- Intentos de asesinato
- Encerrarla o echarla de la casa
- Obligarla a tomar psicofármacos, alcohol u otras drogas o sustancias…
Violencia física, a veces sin efectos visibles en el cuerpo
Sin embargo, aunque suele ser una de las violencias “más fáciles” de demostrar, algunas veces estas agresiones no dejan efectos visibles en el cuerpo y no requieren atención médica. Por ejemplo, una bofetada o un tirón de pelo.
Como todas las formas de violencia, es una estrategia de control y abuso. Aunque no es innata en los hombres, ha sido aprendida y afianzada por valores fundamentados en un sistema patriarcal que consolida los roles de supremacía masculina y discriminación del género femenino.
Jerarquía dominante que invalida a las mujeres
Habitualmente, se acude a este tipo de violencia para iniciar un cambio en la conducta o actitud, con la intención de reducir el poder de la otra persona y por la necesidad de controlar e imponer su posición y dominio.
En las relaciones de pareja, se empieza a establecer una jerarquía dominante que invalida a las mujeres y rompe las posibilidades de establecer un dialogo comunicativo de igual a igual.
Por eso, es importante reconocer las distintas manifestaciones. Antes de llegar a una violencia física, o que llegue a entrar en contacto con un medio material hacia el cuerpo de la mujer, hay que estar alerta y descubrir los momentos previos para anticipar o reconocer su presencia:
Control y abuso sobre nuestras vidas
- Empezamos a notar conductas de desigualdad en nuestras relaciones. Nos sentimos poco valoradas y no recibimos un trato justo con lo que pensamos, sentimos y hacemos.
- Notamos un control y abuso sobre nuestras vidas y actuamos sin autonomía e independencia.
- Tenemos dificultades en establecer límites y terminamos haciendo cosas con las que no estamos de acuerdo y realizamos prácticas no deseadas.
Reducción del círculo de apoyo o afectivo
- Nuestro círculo de apoyo o afectivo se va reduciendo y nos empezamos a sentir aisladas, pues nuestra pareja ha conseguido alejarnos de amistades y/o familia.
- A pesar de que seamos conscientes que están ejerciendo un dominio, manipulación o maltrato verbal, normalizamos ciertas conductas que nos duelen y terminamos aceptando los malos tratos, los desprecios o insultos permanentes.
Amenazas sobre la integridad física y emocional
- Sentimos miedo y constantemente recibimos amenazas sobre nuestra integridad física y emocional.
- A pesar de que no atente directamente sobre nuestro cuerpo, nuestra pareja tiene conductas explosivas y violentas con el entorno, como romper o golpear puertas, ventanas u otros objetos en medio de discusiones; destruir objetos personales con el propósito de causar sufrimiento y dolor; conducir de forma temeraria; etc.
Romper con los círculos que causan la violencia
Estas y otras manifestaciones, nos invitan a tomar conciencia sobre qué podemos hacer para evitar los maltratos.
Es importante saber cuidarnos, poner límites, amarnos a nosotras mismas y romper con los círculos que causan la violencia.
Cuando te sientas sola, sientas miedo y consideres que te encuentras en peligro, pide ayuda.
Entre todas y todos podemos combatirla, aún nos queda mucho camino por recorrer para conseguir el fin de la discriminación y la violencia hacia las mujeres.