Resulta fundamental detectar los síntomas, tanto en la víctima como en el acosador. Así lo pone de manifiesto el Profesor Dr. José Luis Carrasco Perera, Director Científico de la Unidad de Personalidad y Comportamiento del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo.
En opinión del Doctor José Luis Carrasco, el acoso escolar -también conocido como bullying– «no es una broma, ni una irrealidad intangible. Los insultos, las humillaciones, la intimidación, las amenazas, la persecución, las miradas intimidatorias, las agresiones físicas, constantes y reiteradas en el tiempo persisten día a día en los centros escolares españoles».
El acoso escolar es un tipo de violencia entre iguales que hace años se instaló en nuestras aulas y guarda muchas similitudes con otro tipo de violencia: la doméstica. Esta última forma de maltrato está atenazando a las mujeres y, por extensión a sus hijos, y también se sufre en silencio, mina la salud emocional hasta el punto de causar trastornos de salud mental y ‘puede marcar para toda la vida’.
El ‘suicidio’ como forma de escape en los maltratados
Desafortunadamente, la desprotección de los menores acosados, junto con la impunidad en la que se mueven los agresores, así como la falta de freno a tiempo y la carencia de abordaje psicológico de las víctimas forman parte directa de la consecuencia fatal que muchas de las víctimas han llevado a la práctica: el suicidio.
Y no sólo. Buena parte de los que lo padecen (nueve de cada diez alumnos) acaba sufriendo secuelas psicológicas o desarrolla durante la juventud, incluso en la edad adulta, distintos tipos de trastornos mentales tal y como hemos podido comprobar los especialistas en atención psiquiátrica de adolescentes y jóvenes. De hecho, sabemos ya que esta forma de violencia aparece con una alta prevalencia detrás de trastornos como la depresión, el trastorno bipolar, los de la personalidad o los de la conducta alimentaria. Y este conocimiento nos ha impulsado a llevar a cabo un programa específico para el estudio y orientación del acoso escolar.
Meses y meses de sufrimiento
Sabemos que en los últimos años parece que la sociedad está haciendo un esfuerzo por plantarle cara a este grave problema, pero lo cierto es que las medidas adoptadas siguen siendo insuficientes, máxime si valoramos las cifras del número de víctimas (uno de cada diez alumnos) y, peor aún, es que detrás de estas estadísticas aún permanecen los casos que no salen a la luz. Porque pasan meses y meses, años, hasta que las víctimas ponen en alto su sufrimiento.
Por si fuera poco, hablar de acoso escolar no es sólo hacer referencia a la violencia dentro de las aulas o en el patio del colegio o a la salida del ‘cole’.
Los acosadores se apoyan desde hace tiempo en las redes sociales y en el móvil para extender ‘su territorio de humillación y maltrato hacia otros’, lo que conlleva que el acoso ‘persiga’ a las víctimas hasta su propia casa, en su misma habitación.
En definitiva: allí donde vaya. Prueba de ello, son los datos del último estudio Estudio sobre ciberbullying según los afectados, elaborado por la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) y la fundación Mutua Madrileña a partir de la base de datos de los teléfonos de ayuda a niños y adolescentes y a los adultos y la familia de ANAR que ha atendido 60.408 llamadas relacionadas con acoso escolar, de entre los que se han seguido 1.363 casos de bullying.
Es importante recordar que «el acoso escolar produce un daño a veces irreparable a la autoimagen personal y al posterior desarrollo de la autoestima, por lo que en años posteriores a la adolescencia se verá traducido en forma de inseguridad personal, ansiedad y temor al fracaso social. Sin duda, destruye los cimientos del desarrollo adolescente de la personalidad, dando lugar a personalidades frágiles y vulnerables sobre las que aparecen los trastornos de salud mental y el fracaso social».
Pautas de ayuda y signos del acoso escolar
Por ello, considero fundamental dar pautas que ayuden al entorno de las víctimas a identificar los ‘signos’ del acoso escolar con el objetivo de poder intervenir de forma precoz.
Es importante consultar con un especialista aunque el menor asegure que está bien: absentismo leve o grave, descenso del rendimiento escolar, problemas de concentración, apatía y cansancio, sentimiento de culpa, síntomas depresivos o de ansiedad (irritabilidad, insomnio, pesadillas, falta de apetito, problemas gastrointestinales, ahogos, mareos, dolor de cabeza, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.), agresividad, problemas de autocontrol, conductas de huida y evitación, miedo y síntomas de pánico, ideas autolíticas, negación de los hechos, respuestas emocionales extremas como llanto incontrolado.
Las ‘señales’ que pueden ayudar al entorno social a establecer si es posible una situación de violencia según el perfil del acosador: Frecuente agresividad verbal y/o física, uso de los insultos con frecuencia, suele realizar acoso psicológico, antecedentes de altercados y agresividad, conductas violentas, gestos violentos y discriminatorios, impulsividad, acoso psicológico, se establecen como líderes de grupo, pueden tener antecedentes familiares de violencia doméstica, falta de autoestima, fracaso escolar, sentimientos de envidia y de inferioridad, necesidad de notoriedad.
Jose
5 de mayo de 2020 at 23:26
Yo he sufrido bullying durante toda mi vida y detrás de esto hay personas que tienen una buena consideración social, es decir guardias civiles, maestros en mi caso aceptaba regalos de las madres de mis acosadores, medicos, típicas ancianas que parecen muy bondadosas( con quien les interesa) y esto supone una presunción de veracidad e inocencia la cual aprovechan para hacer daño, calumnian a la víctima, la criminalizan socialmente y de esta manera eliminan toda credibilidad ante las denuncias de la misma de lo que sucede y esa impotencia crea enfermedades mentales como le paso a mi madre, a la cual apelarán para defenderse diciendo que esta loca, todo esto se dio en la época más oscura de Alemania, donde el pueblo semita no pasó de la noche a la mañana de poseer bancos, grandes empresas, representar cultura, etc…a los campos de concentración sino que se hizo de una manera más sutil empezando por echarles la culpa de todos los males del país desde el momento del ascenso del partido nacional socialista al poder en enero del 31 hasta ser deportados a los campos de exterminio a partir de la noche del 31 de junio al 1 de Julio del 34 conocida como «noche de los cristales rotos» como iba diciendo estos psicópatas socializados tienen el mismo modus operando en mi caso lo sigo sufriendo pues en la españa profunda esto no se acaba y se que el día que tenga un hijo le intentaran hacer lo mismo, ha habido muchos suicidios y la sociedad se limita al «pobrecitos» o «no sabíamos nada» y este último comentario muchas veces sale de la boca de profesores que mantienen relaciones personales con los padres de los acosadores y por supuesto que sabían de la situación y en los casos en los que no se dan estas relaciones el profesor también es consciente pero como los acosadores son cobardes y siempre lo hacen en grupo el profesor no solo se tiene que enfrentar a los padres del acosador sino también a los de los cómplices y colaboradores y al lado de los padres de la víctima claramente esta última en minoría por lo que se acobardan y dicen no saber nada no siendo que esos padres se unan para que lechen al profesor de su puesto de trabajo y la dirección del colegio por su parte prefiere perder a un alumno al cambiarse de colegio que al profesor o a varios alumnos aunque estos sean culpables y esto sucede porque en los colegios e institutos no se educa se forma y dejamos la educación en manos de las familias de los alumnos en las que no todos por ser adultos son personas responsables o de bien y más en los pueblos donde los ancianos que parecen muy buenas personas hacen pagar al nieto de fulano el odio que tenían hacia el, para atajar este problema desde mi punto de vista es poner penas privativas de libertad a los familiares de los acosadores que han provocado en muchas ocasiones que un padre y una madre entierren a un hijo , o acaso eso no es un crimen premeditado, un saludo