Frecuentemente, cuando nos referimos al acoso escolar, pensamos en el daño intencional causado entre alumnos. Pero ¿qué sucede cuándo es el maestro quien ejerce el acoso hacia los alumnos?
El alumno se encuentra expuesto de forma repetida y durante un periodo que pueden ser días, semanas, meses e incluso años a acciones negativas llevadas a cabo por el profesor.
Pocas veces se hace referencia a estas situaciones, sin embargo hay gran cantidad de casos en que se viven agresiones y humillaciones por parte de las autoridades educativas, como los maestros, hacia los alumnos.
Los adolescentes a nivel secundaria, de entre 12 y 15 años de edad, en su mayoría sufren de algún tipo de acoso escolar, desde formas de exclusión, hasta agresiones físicas.
Desgraciadamente para algunos de ellos, han adoptado estas conductas como ‘normales’ y como parte de su vida estudiantil, haciendo referencia a expresiones como “el que se lleva se aguanta”.
«El maestro es grosero, se burla, nos grita…»
Pero la realidad es que va creciendo día a día y se convierte en una problemática que muchas escuelas prefieren mantener oculta, y sobre todo cuando son los profesores los agresores.
El profesor como acosador se encuentra en un nivel ‘superior’ a los alumnos, una autoridad que debe mantener el orden, fomentando el respeto. Al tener esta superioridad ante los adolescentes, hace más ‘sencillo’ dominar a su víctima.
Suelen ser personas que se sienten frustradas en su campo profesional o personal, son inseguras y tienen la necesidad de tener el control y disfrutar cuando logran dominar a los demás, a sus propios alumnos
Suelen ser personas que se sienten frustradas en su campo profesional o personal, son inseguras y por ello tienen la necesidad de tener el control y disfrutar cuando logran dominar a los demás, en este caso a sus propios alumnos.
Esta forma de acoso, en muchas ocasiones es disfrazado por las instituciones educativas como método de enseñanza, pero para los alumnos que lo viven se convierte en un verdadero problema, incluso lo expresan como “vivir una pesadilla”, tal como lo mencionaron algunos alumnos de secundaria en México:
“El profesor Martín es muy grosero con nosotros, se burla cuando no entendemos sobre algún tema, nos grita, nos trata como animales, nos evidencia enfrente de todos, se siente superior, hace comentarios referentes a sexo y nos hace sentir incomodos, es decir; es vulgar, y obviamente se lleva bien con nuestros compañeros que también nos agreden, nosotros que somos serios o tímidos no nos quieren” (relato de un alumno)
Para los alumnos, el acoso de los profesores es una problemática que no pueden controlar, les genera confusión al pensar que el profesor que los debe orientar, guiar, como parte de la institución donde van a aprender, sea quien inicie las agresiones.
El acoso de profesor a alumno comienza de la forma más común, agresiones verbales, humillaciones frente a sus compañeros, burlas, reciben trato desigual, además de que genera que sus compañeros los excluyan de las actividades grupales.
Consecuencias del acoso maestro-alumno
Los alumnos acosados por los profesores experimentan estrés, ansiedad, pánico y depresión. Todo esto deriva en problemas de aprendizaje, ausentismo escolar, además de perder la motivación para seguir estudiando.
“A mí me da miedo levantar la mano para participar en clase, pero también me da miedo dejar de participar, tengo pavor a equivocarme, porque el profesor se burla de mí o me regaña, ya no quiero ir a la escuela”
“Hay profesores que son malos con nosotros, en especial uno, pero no podemos decirle a la directora porque no nos va a creer o no hará nada, y si se entera el profesor que lo acusamos, nos puede ir peor y sobre todo en nuestras calificaciones, así que es mejor quedarse callados” (relato de un alumno).
El acoso escolar es una problemática de suma relevancia, que deja al descubierto la intolerancia como seres humanos y el ejercicio de poder para dominar a los demás. Sin embargo, hoy en día sigue sin otorgársele la importancia que debiera, incluso es inadvertido por los padres de familia, directivos y alumnos.
“A mí me da miedo levantar la mano para participar en clase, pero también me da miedo dejar de participar, tengo pavor a equivocarme en el salón de clase, porque el profesor se burla de mí o me regaña, ya no quiero ir a la escuela” (testimonio de alumna de secundaria).
Ante cualquier forma de acoso en las aulas, es indispensable la labor conjunta de la institución educativa, padres de familia, profesionistas y alumnos.