La víctima ante el acoso laboral: ‘Por qué yo?’ Con este post, damos un paso más, el cuarto. Conocemos a qué podemos llamar acoso laboral y a qué no, sabemos quiénes somos, víctimas. Hemos visto los trastornos psicológicos más comunes entre los acosadores. Ahora toca mirarnos a nosotros mismos e intentar dar respuesta a la pregunta que sin duda no paráis de haceros. ¿Por qué yo? ¿Por qué me pasa esto a mi?.
Lo primero, es empezar con la idea con la que terminaba mi anterior post y es que no existe un perfil psicológico del acosado, cualquiera de nosotros puede ser víctima de esta terrible lacra. No obstante, veremos que hay determinadas situaciones en los que algunas personas corren mayor riesgo de padecer el acoso laboral, e incluso que determinados contextos laborales favorecen a la existencia del mismo.
El acosador elige a la víctima
El acosador elige a sus víctimas porque estas poseen determinadas cualidades de las que él carece o le generan envidia, por tener características que las diferencian del resto, por ser personas muy competentes, por pertenecer a sectores de trabajadores que el ordenamiento jurídico protege de especial manera, o personas que temporalmente están atravesando por dificultades y aparecen ante los ojos del acosador como más vulnerables.
El acosador elige a sus víctimas porque estas poseen determinadas cualidades de las que él carece o le generan envidia, por tener características que las diferencian del resto, por ser personas muy competentes
Marie-France Hirigoyen en su libro ‘El acoso Moral en el Trabajo’ dedica un capítulo a recoger algunas de las características más comunes que tienen las víctimas de acoso. Esas características son las que llaman la atención del acosador y hacen que se decante por su víctima.
Los trabajadores que mayor riesgo corren de ser acosados, según Hirigoyen «son los que por lo que es o lo que parece ser, molesta a otra persona o altera el equilibrio del grupo». Se pueden distinguir los siguientes:
- Los trabajadores que presentan ciertas diferencias respecto a los demás están más expuestos que el resto a padecer acoso laboral. Estas diferencias pueden referirse al color de piel, creencias, religión, sexo… entre otras.
- En muchas ocasiones las víctimas, lejos de ser malos trabajadores, suelen ser aquellos que sobresalen por su buen hacer profesional, creatividad o por las habilidades que tienen y de las que el acosador carece. También aquellos trabajadores que suponen un obstáculo o amenaza en la escala hacía el éxito del acosador en la organización empresarial, personas brillantes y resolutivas.
Trabajadores que por ser demasiado competentes suponen una amenaza para el acosador o para el grupo. Ya explicamos en nuestro anterior post que el acosador tiende a encubrir sus propias deficiencias profesionales, suelen ser personas que no están seguras de sí mismas, intentarán eliminar a los trabajadores que pueden convertirse en competidores, o que puedan poner en cuestión sus métodos de trabajo o descubrir sus propias inseguridades.
- Trabajadores que lejos de someterse a los dictámenes oficiales marcados por la organización empresarial o por el superior son capaces de disentir y de expresar sus propios pensamientos, personas justas y éticas que se atreven a denunciar injusticias, solidarias con los demás, personas que no miran hacia otro lado, personas que por poseer estas cualidades se convierten en estorbos de sus verdugos.
Estos trabajadores, a los ojos del acosador, se presentan como amenazas para la estabilidad del grupo o de su estructura, ya que defienden su punto de vista o se niegan a entrar en el juego de manipulaciones, no aceptando las injusticias ni las mentiras.
La organización tratará de modificar el pensamiento del trabajador para que anteponga los valores de la empresa por encima de sus propios valores. Los trabajadores que resisten el «lavado de cerebro» se consideran amenazantes para aquel que ostenta el poder, convirtiéndose en el punto de mira del acosador.
«El acoso es una patología de la soledad»
- Asalariados aislados o más débiles que el resto. El acosador prefiere a los trabajadores aislados, y si tienen alianzas dentro del grupo trata siempre de separarlo del mismo para incomunicarles, hasta conseguir que estos ya no cuenten para nada ni para nadie, haciendo que sean más vulnerables.
La solidaridad del grupo para con el acosado se convierte en peligrosa, todos acaban dando la espalda a la víctima. No olvidemos que, como bien dice Hirigoyen, «el acoso el una patología de la soledad». Acosar a una víctima sola resulta muy eficaz a la hora de restablecer la unidad del grupo, de mostrarle a los demás qué les puede ocurrir de no cumplir con las normas establecidas por la organización, de que los corderos vuelvan al redil.
La soledad que padecen las víctimas de acoso, supone para estas un gran perjuicio y deterioro de su salud a todos los niveles. También sufren más el acoso aquellas personas que son más débiles y que, por tanto, cuentan con mayor protección legal, como las mujeres embarazadas, trabajadores de más de 50 años, representante sindicales y trabajadores de la Administración, entre otros.
A estos trabajadores, que por encontrarse en una situación de vulnerabilidad, el ordenamiento jurídico dificulta en cierta medida que puedan ser despedidos o modificadas sus condiciones de trabajo, sino es por causas tasadas y acreditadas. Es en estos casos en que el acosador, pretenderá eludir los mecanismos legales previstos que protegen a estos empleados, haciendo que sean objeto de prácticas hostigadoras y abusivas.
- Los trabajadores menos eficaces, más lentos que el resto o que tardan más en adaptarse, están más expuestos a sufrir el hostigamiento del grupo, que terminará por aislarles por obstaculizar la eficacia colectiva.
- Tiene más posibilidades de ser acosados aquellos trabajadores que están muy implicados y motivados por el trabajo, cuyas vidas profesionales a menudo se confunden con su propia persona. Son trabajadores que no solo quieren ser productivos, sino que para ellos su trabajo adquiere un sentido más amplio, más profundo, de tal manera que cualquier ataque del acosador hacia su capacidad laboral, cualquier critica les genera un profundo dolo.
No se trata de lo que has hecho, sino de lo que no has hecho
Como veis, nada habéis hecho para ser acosados, más bien se trata de lo que no habéis hecho, no ser sumisos, no dejaros manipular, no mirar hacia otro lado, ni aceptar mentiras y manipulaciones y no ser trabajadores mediocres.
Únicamente tenéis características que han hecho que vuestro acosador ponga su mirada en vosotros, particularidades que por algún motivo le suponen molestia o envidia.
Nada habéis hecho para ser acosados, se trata de lo que no habéis hecho, no ser sumisos, no dejaros manipular, no mirar hacia otro lado, ni aceptar mentiras y manipulaciones y no ser trabajadores mediocres
Ser personas justas, honradas, libres, éticas, brillantes, comprometidas, vulnerables por algún motivo, o simplemente diferentes por razón del color de la piel o el sexo. Cualidades todas ellas que deberían ser objeto de elogio en cualquier empresa u organización, en definitiva en nuestra sociedad y en su caso, de especial protección.
Por ello, fuera cualquier sentimiento de culpa.
El acosador, mediante infamias, manipulaciones y calumnias intentará que os sintáis responsables del acoso que sufrís, querrá haceros ver que todo es culpa vuestra y aspirará a que los demás compañeros os vean como los responsables de los que os pasa, lo hará para liberarse de su propia culpa y para que los demás se tornen indiferentes a vuestro alrededor, es lo que se denomina «la satanización de la víctima» .
En muchas ocasiones estas técnicas psicológicas que aplica el acosador logran que las personas que tenéis a vuestro alrededor se conviertan en cómplices activos en vuestro acoso y se produzca un linchamiento generalizado contra una única víctima. Pocas cosas hay tan dolorosas como verse inmerso en un clima hostil y saber qué uno está solo, que no se puede contar con nadie.
No permitáis que esto os suceda, habéis identificado lo que está pasando, haceros fuertes, confiar en vuestra valía profesional y personal, esa que siempre habéis tenido, no os dejéis manipular por mentiras, denunciar vuestra situación, cuánto antes mejor, defenderos, salvaguardar vuestra dignidad.
Está demostrado que ceder ante el maltrato no pone fin a la situación, por el contrario hará que el acosador se vea más fuerte, lo que les hará seguir hostigando con más insistencia.
Y recordad: La víctima siempre es inocente, ni responsable, ni culpable, UNICAMENTE VÍCTIMA.
Altagracia beato
19 de febrero de 2018 at 09:54
Yo necesito ayuda urgente llevo un gran tiempo con este ataque y creo k me has hecho mucho daño pues tengo mucho dolor emocional soy una gran persona trabajadora afable dedicada me gusta hacer bien las cosas hay pero eso me has costado mi salud pues me han caido arriba k no puedo ni moverme en el lugar donde trabajo
Altagracia beato
19 de febrero de 2018 at 10:00
Yo me identifico como una empleada responsable tengo decision propia domino bien mi trabajo atiendo muy bien los usuarios se sienten altamente complacidos pero ni superior busca todo lo minimo para hacerme sentir mal hasta el colmo de confabularse con la secretaria y el mensajero para tener un control sobre mi que ya no puedo soportar muchas calunnia y mentira soy empleada de procuraduria digame k hacer
Elizabeth
28 de abril de 2022 at 19:41
Agradezco tanto haber leido este articulo, pues por un tiempo crei que yo era la responsable del abuso de mi superior, pues no sabia lo de la satanizacion de la victima y el linchamiento generalizado, crei que como todos lo hacian, yo era la mala, aun soy estudiante muy capaz, responsable empatica y resoluta, en este momento pos pandemia he atravezado lo peor en el ambito economico, el esplendor no lo perdi.
Y gracias a este post recupere mi estima que estaba siendo altamente dañada.
L
21 de marzo de 2023 at 22:24
Artículo brillante. Describe a la perfección cómo se siente y es una víctima de mobbing y cómo es el agresor y actúan los cómplices de éste o los testigos silenciosos.