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Acoso y silencio, pareja de moda

El acoso sexual está reconocido como un delito, tipificado, con su lugar en el Código Penal, ese que en ocasiones no encuentra espacio ni texto adecuado para que otras conductas sean debidamente condenadas. Y aún así, nos encontramos con un comportamiento muy extendido y poco denunciado, situación que nos interpela a reflexionar.

El acoso y el silencio, una pareja de moda – Por María García – Consultora de Género – Directora de Programas – Mujeres en Igualdad

  • Vamos a sacar de las sombras al acoso sexual en las empresas y a romper con el silencio en torno a una conducta que no es un comportamiento inadecuado sino un delito.
  • Según la UE, el 74% de los casos de acoso sexual no llegan a ser denunciados, y nos sitúa frente a un problema excepcional con una magnitud que merece una solución integral y actitud diferente de todas y todos respecto al mismo.
  • La empresa tiene la obligación de crear y consolidar condiciones de trabajo en las que la seguridad y el bienestar de las personas que hacen posible su actividad, sean unas de las prioridades junto con unas condiciones económicas dignas.


«Necesitamos imaginar un mundo en el cual cada mujer sea el genio que presida su propio cuerpo. En un mundo semejante, las mujeres crearán de verdad la nueva vida, dando a luz no solo niños (según nuestra elección), sino visiones y pensamientos imprescindibles para apoyar, controlar y transformar la existencia humana: en suma, una nueva relación con el universo«

Adrienne Rich

El 74% de las mujeres con alta cualificación y el 75% de las mujeres que ocupan un puesto directivo ha sufrido acoso sexual en algún momento de su vida. El porcentaje baja al 44% de las mujeres con formación media.

Acoso sexual, delito y violencia de género

El acoso sexual está reconocido como un delito, tipificado, con su lugar en el Código Penal, ese que en ocasiones no encuentra espacio ni texto adecuado para que otras conductas sean debidamente condenadas. Y aún así, nos encontramos con un comportamiento muy extendido y poco denunciado, situación que nos interpela a reflexionar.

El acoso sexual está reconocido como un delito, tipificado, con su lugar en el Código Penal, ese que en ocasiones no encuentra espacio ni texto adecuado para que otras conductas sean debidamente condenadas

El acoso sexual es violencia, y lo es de género siendo mayoritariamente las mujeres las que lo sufrimos como víctimas, recogiendo relaciones de poder y situaciones de desigualdad que nos colocan en una situación de vulnerabilidad que crece en el ámbito laboral.

Un entorno, que gracias a las diferentes reformas laborales acometidas durante los últimos años, se ha convertido en un espacio de condiciones precarias con el que hemos acabado conviviendo con absoluta normalidad sin cuestionar, en muchos casos, la merma de derechos y lo que se instala en cada una de nosotras y nosotros, el miedo a perder el empleo y la aceptación forzada de situaciones de abuso y desigualdad.

El acoso sexual contamina el núcleo de la organización laboral, víctima, victimario y personal. La falta de una respuesta contundente por parte de la empresa se puede cuantificar en pérdidas económicas y no puede ser de otra manera cuando no garantizas la seguridad y el bienestar de las personas que trabajan en ella y que son el mayor valor, por encima del producto o servicio que presta.

El miedo a las represalias, a la pérdida de empleo y a la revictimización limitan el ejercicio de un derecho que no es otro que no ser, ni sentirse vulnerada, agredida y violentada.

Mujeres cualificadas y abuso sexual

En Europa, el estudio sobre violencia de género de la Agencia de laUE de Derechos Fundamentales ha revelado que el 74% de las mujeres con alta cualificación y el 75% de las mujeres que ocupan un puesto directivo ha sufrido acoso sexual en algún momento de su vida. El porcentaje baja al 44% de las mujeres con formación media.

En el 32% de todos esos casos las mujeres señalaron como agresor a un compañero de trabajo, un superior o un cliente.

Hay muy pocas mujeres que denuncina ya que hay vergüenza y mucho miedo y todas y todos somos corresponsables de esa situación y de su solución

Es una evidencia del desdén con el que se aborda el acoso sexual en entornos laborales, la falta de datos concretos sobre su magnitud que dificultan la adopción de medidas eficaces.

Es esa carencia la que hace que sean pocos los casos que llegan a los juzgados y a Inspección de Trabajo, siendo sólo los más flagrantes los que se enjuician y de nuevo nos encontramos con el miedo. Hay muy pocas mujeres que dan el paso de denunciar ya que hay vergüenza y mucho miedo y todas y todos somos corresponsables de esa situación y de su solución.

El miedo a las represalias, a la pérdida de empleo y a la revictimizaciónentre otros, limitan el ejercicio de un derecho que no es otro que no ser, ni sentirse vulnerada, agredida y violentada. Los casos que llegan a los tribunales suelen ser los más flagrantes.



Vamos a sacar de las sombras al acoso sexual en las empresas y a romper con el silencio en torno a una conducta, que no es un comportamiento inadecuado sino un delito

No podemos mirar hacia otro lado, ni guardar silencio, como personas ni como compañeros ni compañeras.

La empresa tiene la obligación de crear y consolidar condiciones de trabajo en las que la seguridad y el bienestar de las personas que hacen posible su actividad, sean unas de las prioridades junto con unas condiciones económicas dignas.

Las sombras del acoso sexual

Es necesario que las empresas adopten las medidas que pone a su disposición la legislación, como son protocolos y acciones de prevención y sensibilización, que la Inspección de Trabajo vigile y sancione y que se realicen políticas públicas que obliguen a la adopción de esas medidas.

Y, sobre todo, vamos a sacar de las sombras al acoso sexual en las empresas y a romper con el silencio en torno a una conducta, que no es un comportamiento inadecuado sino un delito.

el 74% de los casos de acoso sexual no llegan a ser denunciados, y nos sitúa frente a un problema excepcional con una magnitud que merece una solución integral y actitud diferente de todas y todos respecto al mismo

El acoso sexual es violencia de género, las empresas deben ser espacios seguros y libres de agresiones y debemos tomar partido ya que la neutralidad solo beneficia al agresor

No podemos seguir protegiendo al acosador, permitiendo que la víctima sea la que por miedo a denunciar, abandone el puesto de trabajo o continúe conviviendo con la violencia. 

Debemos exigir un sistema sancionador contundente y sin fisuras en el que el silencio y la falta de respuesta no tengan cabida.

Según la UE, el 74% de los casos de acoso sexual no llegan a ser denunciados, y nos sitúa frente a un problema excepcional con una magnitud que merece una solución integral y actitud diferente de todas y todos respecto al mismo.

El acoso sexual es violencia de género, las empresas deben ser espacios seguros y libres de agresiones y cada una de nosotras y nosotros debemos tomar partido ya que la neutralidad solo beneficia al agresor y perpetúa condiciones laborales que favorecen la violencia y el silencio como respuesta.


Consultora de Género. Directora de Programas de la Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad. Experta en Igualdad y Violencia de Género ha diseñado, implantado y evaluado programas y políticas vinculadas a la Igualdad de Género y contra las Violencias sobre las Mujeres.

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