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GSD contra el bullying

El colegio GSD ha publicado en su revista Cuadernos un amplio y documentado reportaje sobre el bullying. Con el titulo ‘El maltrato escolar: ¿cosas de niños?’, el colegio trata en profundidad un tema de gran actualidad.

El colegio GSD ha publicado en su revista Cuadernos un amplio y documentado reportaje sobre el bullying. Con el titulo ‘El maltrato escolar: ¿cosas de niños?’, el colegio trata en profundidad un tema de gran actualidad, pero también de gran preocupación para la comunidad escolar, para los padres de alumnos y para toda la sociedad.

La autora, Araceli Luján, ha contado con la colaboración del Área de Coordinación Pedagógica y las jefaturas de los Departamentos de Orientación de los Colegios GSD. Por su gran interés y contenido didáctico, reproducimos a continuación este reportaje.

¿Por qué tanto jaleo con esto si ha existido toda la vida?

El maltrato entre iguales en los centros educativos no es cosa de niños. Su prevención, erradicación y tratamiento correcto es asunto de todos. No desviemos nunca la mirada. Aunque parezca increíble, en algunos círculos profesionales y no profesionales, todavía se puede escuchar expresiones como esta.

No fue hasta finales de la década de los 1980, probablemente coincidiendo con la promulgación de los Derechos de la Infancia, cuando en España la preocupación por la situación de maltrato continuado que muchos menores sufrían en la escuela saltó a la palestra del interés público y jurídico.

Las acciones que recaen sobre los menores acosados provocan en ellos importantes perjuicios y daños tanto psicológicos como, en ocasiones, físicos. No olvidemos que en nuestro país ha habido jóvenes que decidieron acabar con sus propias vidas tras ser víctimas de acoso escolar durante años.

El acoso no es un jueguecito de niños… En el año 2016, dar pábulo a este tipo de posicionamiento retrógrado es inadmisible.

El acoso no es un jueguecito de niños y no es parte de los avatares que, aún hoy en día, algunos defienden como algo inevitable propio de la experiencia por la que muchachos y muchachas pasan dentro del imaginario del mundo escolar. En el año 2016 dar pábulo a este tipo de posicionamiento retrógrado es inadmisible.

Durante el año 2005, la Fiscalía General del Estado Español se posiciona firmemente al respecto y describe las características concretas y consecuencias legales referidas al acoso escolar y al ciberacoso. A partir de este momento, el Ministerio de Justicia promulga los primeros Protocolos de Actuación ante el Acoso entre Iguales. Teóricamente, desde ese momento, ninguna institución sanitaria, educativa, empresarial -o de cualquier otra clase- deberían poder acogerse al desconocimiento con respecto a los procedimientos de actuación.

Los padres empiezan a comprender la graves consecuencias que el acoso escolar pueden tener para sus hijos

Los padres empiezan a comprender la graves consecuencias que el acoso escolar pueden tener para sus hijos

«La inacción no es un opción»

Lo contrario constituiría lo que se conoce como Negligencia Institucional. No se me ocurre mejor forma de describir cómo actuar, en general, ante la mera sospecha de que un alumno pudiera estar sufriendo acoso escolar que haciendo eco de la meridianamente clara expresión de Raquel García, directora del Área Jurídica en GSD Cooperativa: ‘La inacción no es una opción’.

Así pues, y desde hace años, la directora de Coordinación Pedagógica de GSD, responsables de los Departamentos  de Orientación de nuestros colegios (que forman parte de los equipo directivos que se reúnen semanalmente), y la propia directora de Área Jurídica dieron forma definitiva a los procedimientos ya existentes por aquel entonces para desarrollar el Protocolo de Protección del Menor de GSD.

En su estructura se especifican de forma clara y concisa todas las posibilidades de actuación estructurada ante la sospecha de que cualquier menor de nuestros centros pudiese estar en riesgo o ser susceptible de estar recibiendo maltrato de cualquier tipo. De igual manera, dicho protocolo se asienta sobre toda la normativa vigente tanto a nivel estatal como de la Comunidad de Madrid.

Es imprescindible la responsabilidad y la firmeza, tanto en los Equipos Directivos de cualquier centro educativo como la de los profesionales que se dedican a la Educación

Ahora bien, los protocolos en papel no son suficiente. Es imprescindible la responsabilidad y la firmeza, tanto en los Equipos Directivos de cualquier centro educativo como la de los profesionales que se dedican a la Educación.

Cierto es que el docente debe asegurar los procesos de aprendizaje, el trabajo inmenso de que sus alumnos adquieran conocimientos en materias específicas, pero no podemos olvidarnos de la formación integral de la persona. Queremos en GSD estudiantes reforzados con expedientes heterogéneos que tengan opciones académicas, ocupacionales y laborales óptimas. Pero el alumno GSD es más. El alumno GSD debe ser, necesariamente después de años en nuestras aulas, buena persona.

Las buenas personas son las que construyen sociedades estables. Los resonantes nombres que, en ocasiones, llenan páginas de periódicos y horas de informativos televisivos no representan en estos tiempos que corren, al ciudadano responsable y trabajador. Ni representan a la inmensa mayoría de la sociedad. Eso lo deben saber nuestros alumnos.

La mejor manera es dejar que crezcan y, cuando se confundan en sus acciones referidas a la elección entre lo que está bien y está mal, que a su lado existan figuras educativas que impulsen el modelaje correcto. La educación pasa también por ser y dar ejemplo, promover un aprendizaje vicario lo más cercano posible a la Educación en Valores y a la Responsabilidad Social.

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Bajo la ley del silencio, provocada por el miedo, se han cometido a lo largo de la historia terribles injusticias

Ante algunas situaciones en las que los alumnos no actúan adecuadamente, y en los pasos previos para reconducir momentos en los que algunos menores pudiesen estar siendo dañados con intencionalidad por parte de los agresores, repetición en el tiempo y desequilibrio de poder, es necesario actuar.

Las Jefaturas de Estudios de Secundaria están atentas a una afirmación como la que expresa Vanesa Pérez Chamizo, que ocupa este cargo en GSD Las Rozas: «En muchas ocasiones, los alumnos que realizan acciones inadecuadas no son conscientes al cien por cien del daño que están ocasionando al compañero y lo tiene que saber».

Es fundamental hacer funcionar las neuronas espejo de los alumnos que dañan su capacidad para comprender que este tipo de actuaciones no son admisibles en un marco de convivencia y de cuidado por todos los seres humanos. Tomando las palabras de Miguel Ángel Santos Guerra, autor del magnifico libro La escuela que aprende, Vanesa es una firme convencida de que la convivencia en la Escuela «es un ensayo de la vida que espera a nuestros chicos y chicas en la sociedad.

Para que el círculo sea completo, es fundamental también la participación y comprensión activa de las familias y su apoyo con respecto de las medidas pedagógicas y reparadoras que pudiese decidir el Centro».

Si la situación no se reconduce, la respuesta de las Instituciones Educativas debe ser firme y sujeta a las normas que obliga a realizar las derivaciones oportunas a Inspección Educativa o Fiscalía de Menores. Sin miedo y con la convicción de estar haciendo lo correcto una vez se hayan tomado de forma adecuada todos los pasos previos. Se trata de proteger al débil y al indefenso como la moral y la ética obligan.

Curiosamente, las ocasiones en las que los Centros Educativos deben tomar algunas medidas contundentes provocan en diferentes ámbitos sorpresa, incredulidad y cierta sensación de exageración. Suele aparecer en el entorno el efecto de culpabilización de la víctima que viene a definirse en expresiones como: «es que tiene conductas extrañas», «es que le faltan habilidades sociales», «es que le cuesta integrarse», «es que es diferente», «es que en ocasiones insulta a los demás» …, es que, es que, y es que. 

Los profesores debemos ser conscientes de esto para no caer en ese culpabilizar al que ya, de por sí, está sufriendo.

Los perfiles de alumnos susceptibles de ser, en algún momento de su escolarización, acosados son precisamente estos: alumnos que por su personalidad, características físicas, actitudinales o dificultades se convierten en diana de algunos «multiegos» propios del aula. Y los profesores debemos ser conscientes de esto para no caer en ese culpabilizar al que ya, de por sí, está sufriendo.

Un docente debe formarse en todos los ámbitos técnicos que el desarrollo de sus funciones le exige. Algunas de ellas son, por supuesto, todas las cuestiones normativas, legales, pedagógicas y psicológicas que inciden en el desarrollo del aprendizaje de sus alumnos y en el establecimiento de su desarrollo personal y emocional adecuados. No hacerlo de esta forma es tirar balones fuera, mirar hacia otro lado o, sencillamente, meter la porquería debajo de la alfombra. Es en estos casos cuando todo se vuelve terriblemente peligroso, frustrante, doloroso y, en ocasiones, insoportable para el menor acosado.

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El método Kiva

El modelo educativo finlandés, tan admirado en los últimos años y tan poco aplicable en España por nuestras diferencias demográficas, culturales, de ratio por aula y razones presupuestarias tiene, sin embargo, un programa de prevención de maltrato entre iguales de gran valor y más generalizable. El método KiVA. 

Dicho método pone el acento no tanto en el trabajo con víctimas y agresores sino con los observadores. Muchos piensan que se trata de jugar al ‘chivateo’, pero no. Es necesario marcar bien las diferencias a los alumnos entre lo que es ‘chivarse’ haciendo eco de minucias y pequeñas cuestiones declaradas que tienen como fin fastidiar al prójimo, de lo que es denunciar o dar a conocer una injusticia, un daño manifiesto o el sufrimiento de una persona.

Bajo la ley del silencio provocada generalmente por el miedo, las disciplinas de partido, la casi omertá que en ocasiones nos salpica, el «como te chives te vas a enterar», se han cometido a lo largo de la historia terribles injusticias. Si pretendemos que nuestros alumnos sean buenas personas, no debemos permitir que crezcan en el sistema de silencio que encubre las fechorías de otros. 

Si pretendemos que nuestros alumnos sean buenas personas, no debemos permitir que crezcan en el sistema de silencio que encubre las fechorías de otros. 

Debemos dotarles de mecanismos para la comunicación y la denuncia, de mecanismos para la comprobación y el diálogo sobre la corrección o no de determinadas acciones realizadas por sus compañeros. Ayudarles a salir del marco de reforzadores y, en ocasiones colaboradores, en la que su postura observacional les puede llegar a convertir. A no mirar hacia otro lado por miedo o por insensibilidad.

A lo largo de los años he podido convivir con personas que han puesto de manifiesto firmes principios educativos en sus directrices. José Luis Pérez Ruiz, anterior director de GSD Las Rozas, hablaba y obraba permanentemente en torno a «la Seguridad, la Convivencia y el Aprendizaje» como aspectos bajo los que subyace todo lo necesario en un Centro Educativo que se precie.

Lejos de obviedades, este objetivo está impregnado por miles de matices de gran complejidad y asunción de responsabilidades compartidas, entre ellas el deber de protección de nuestros alumnos. Incluyendo aquí a todos. Incluso a aquellos que en algún momento de su escolarización, se pudiesen confundir dándoles la oportunidad de reconducir sus acciones y posicionarse en el lado correcto de la vida.

jupsin.com es el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre salud e igualdad y que dice NO a cualquier forma de acoso, abuso, agresión, violencia o discriminación.

2 Comments

2 Comments

  1. No importa

    1 de agosto de 2020 at 17:02

    Es irónico que este centro de presente como adalid en la lucha contra el acoso escolar, cuando tienen alguna denuncia por este tema.
    Los 4 años de instituto que pasé en el centro de Vallecas, fueron los más duros de mi infancia y adolescencia, sufriendo acoso por parte de los alumnos y amparado por quien en ese momento era el director del centro y la jefa de estudios.
    Denuncié la situación al finalizar COU por miedo a represalias en mi expediente de haberlo hecho antes.
    Lamentable, vergonzoso, lo que permitieron y, quizás, sigan permitiendo.

  2. Rosa

    11 de octubre de 2023 at 10:17

    Estoy de acuerdo con usted,esas situaciones se producen con el apoyo de tutores y dirección,es lamentable,tendrán en el futuro más denuncias,ya que el daño que se ocasiona a los niños y a la familia es irrecuperable,marca para siempre y más en niños de 6/7 años,cómo es el caso.

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