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LGBTIfobia en las aulas (III): la construcción del armario

Cuando analizamos desde una perspectiva social cómo se desarrollan los géneros y las sexualidades diversas en relación con el entorno del alumnado LGBTI, hay un aspecto que destaca por encima del resto: cómo de ancho es nuestro armario y cómo de profundo nos introducimos en él. El mueble, como símbolo de miedo, represión e invisibilidad, nunca puede percibirse como una causa de la LGBTIfobia, sino como una consecue

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LGBTIfobia en las aulas – Germán de Herás – @GdeHeras


Cuando analizamos desde una perspectiva social cómo se desarrollan los géneros y las sexualidades diversas en relación con el entorno del alumnado LGBTI, hay un aspecto que destaca por encima del resto: cómo de ancho es nuestro armario y cómo de profundo nos introducimos en él.

El mueble, como símbolo de miedo, represión e invisibilidad, nunca puede percibirse como una causa de la LGBTIfobia, sino como una consecuencia.

El mueble, símbolo de miedo, represión e invisibilidad, no puede percibirse como causa de la LGBTIfobia, sino como  consecuencia

El armario, ¿refugio o cárcel?

Nos metemos dentro porque no queda más remedio; porque pensamos que nuestras integridades mental y física quedarán protegidas.

Lo que desconocemos entonces es que el deterioro nunca para, sino que se alarga en el tiempo.

El armario puede plantearse como un refugio, pero inevitablemente se convierte en una cárcel.

Con esta idea en mente, también es necesario recordar que, en determinadas regiones en las que los derechos LGBTI no existen y la represión se manifiesta en forma de asesinato, encarcelamiento, tortura o terapia de conversión, el armario se convierte realmente en la única forma de sobrevivir.

En España, las cifras indican que 8 de cada 10 estudiantes de Educación Secundaria no han salido del armario en el entorno educativo, de acuerdo con el informe de COGAM sobre LGBTfobia en las aulas.

LGTBIfobia, jupsin.com

El armario puede plantearse como un refugio, pero inevitablemente se convierte en una cárcel.

Ya lo adelantábamos en el capítulo anterior: estos porcentajes tienen origen en una educación anclada en el binarismo de género, que fomenta una serie de roles sociales y culturales erróneamente asociados al sexo biológico de una persona.

En España, las cifras indican que 8 de cada 10 estudiantes de Educación Secundaria no han salido del armario en el entorno educativo

En esta disposición, se establecen unas relaciones de poder en las que el género femenino quedaría relegado por debajo del masculino.

Asimismo, se relacionan incorrectamente orientación sexual e identidad de género con determinados estereotipos de feminidad o masculinidad, causa habitual de que exista alumnado cisheterosexual que también sufra LGBTIfobia.

Es por ello por lo que machismo y acoso LGBTI son violencias sumamente parecidas.

Estas construcciones dadas en el desarrollo social y educativo del alumnado LGBTI provocan que este llegue a enfrentarse a un triple conflicto, siempre materializado en forma de acoso y violencia:

  • los prejuicios asociados a ser gay, lesbiana, bisexual, transexual o intersexual
  • el auto rechazo generado por asimilar esa serie de prejuicios
  • el desarrollo en contra de los roles heteronormativos y/o de género adjudicados

También puedes leer los artículos de Paloma López y Rocío Gavilán (Psicología Velázquez) en conRderuido.com


Los chicos no lloran

A los chicos les gustan las chicas, no lloran, no expresan sus sentimientos, son fuertes, brutos, visten de chándal, tienen el pelo corto y hacen deporte. A las chicas les gustan los chicos, son delicadas, sumisas, tienen el pelo largo, llevan vestido, juegan con muñecas, se maquillan y cuidan de otras personas.

Durante la infancia, toda aquella persona que cruce los límites establecidos recibirá un mensaje prohibitivo o de rechazo, desde las aulas o en su propio núcleo familiar. “Estás enfermo”, “no seas nenaza”, “qué mariquita eres”, “qué voz de marimacho tienes”, “lo que sientes va en contra de la naturaleza”, “pareces un niño con el pelo corto”, “no llores”, “es una etapa”, “compórtate como una señorita”, “menuda pluma tienes”.

Afirmaciones, actitudes y creencias con origen en principios religiosos y culturales que han acabado consolidados en la cotidianeidad.

En varias ocasiones, parecen inofensivas y se expresan de forma inconsciente, pero en el caso del alumnado LGBTI, fuerzan a clavar la primera madera del armario de dos formas:

  • La primera, a través del propio sufrimiento que, hayas hecho visible o no tu identidad, va acompañado de cualquier tipo de agresión, sobre todo en edades más avanzadas
  • La segunda, a través de visualizar el sufrimiento ajeno, hundiéndote silenciosamente en el armario para no ser rechazada y agredida de la misma manera que observas cómo le ocurre a otra compañera o amigo de clase.

El armario no es opción de intimidad y privacidad

Por supuesto, huelga decir que ninguna persona tiene derecho a sacar a otra del armario, puesto que este debe ser un ejercicio que nazca desde el empoderamiento y la visibilidad de uno mismo y no desde el chantaje o la burla de alguien ajeno.

Los centros escolares deben proporcionar herramientas para que los armarios LGBTI se abran o nunca sean construidos

Por ello, es necesario posicionarse en contra del discurso homogéneo que sitúa el “estar dentro del armario” como una opción para preservar tu intimidad y privacidad.

En cualquier caso, y como destacábamos al principio, el armario es una consecuencia más de la LGBTIfobia; otra forma de violencia y acoso, que funciona de manera diferente a las agresiones directas, pero con consecuencias igual de importantes, sobre todo en una dimensión psicológica:

  • Baja autoestima,
  • Identidades deterioradas durante la edad adulta
  • Depresión
  • Riesgo de suicidio o autolesión
  • Ansiedad
  • Problemas de sociabilización
  • El empeoramiento del rendimiento académico

Por ello, ante el factible rechazo familiar y del resto de estudiantes y como explicaremos en próximas entregas, los centros escolares deben proporcionar herramientas para que los armarios LGBTI se abran lo antes posible o para que nunca sean construidos. 


LGTBIfobia en las aulas, serie exclusiva para jupsin.com

  • ‘LGBTIfobia en las aulas’ es una serie de artículos sobre violencia y acoso a personas de géneros y sexualidades diversas en centros educativos.
  • La segunda parte, correspondiente a los capítulos IV, V y VI, ofrecerá testimonios y herramientas para atajar la LGBTIfobia en las aulas, con un carácter práctico, constructivo y pedagógico.

lgbtifobia-aulas-acoso-escolar-cabecera LGTBIfobia II, Germán de Herás, acoso escolar, jupsin.com

Periodista comprometido con los derechos de las personas LGBTI en todo el mundo.

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