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Las ‘otras’ adicciones: trabajo, sexo, móvil…

Cualquier actividad encaminada a producir placer puede llegar a generar una dependencia. Esto se debe a la activación del sistema de recompensa en nuestro cerebro, que pone en marcha mecanismos psicofisiológicos y la sensación del placer. Dicho placer se asocia a la realización de la actividad inicial. Este proceso provoca que se siga repitiendo dicha actividad con el objetivo de volver a experimentar bienestar. Se pone en marcha el ‘circuito del placer’ y en el cerebro se liberan de forma natural sustancias químicas como la endorfina y la dopamina. El aumento de la dopamina provoca la sensación de euforia.

Las otras adicciones: trabajo, sexo, juego. ¿Por qué caemos, cómo nos afectan y cómo debemos abordarlas? – Por Ana Belén Pistón Rodríguez – Psicóloga y especialista en Neuropsicología – Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba



Cualquier actividad encaminada a producir placer puede llegar a generar una dependencia.

Esto ocurre debido a la activación del sistema de recompensa en nuestro cerebro, que pone en marcha determinados mecanismos psicofisiológicos que hacen que aparezca la sensación del placer; dicho placer se asocia a la realización de la actividad inicial.

Cualquier actividad encaminada a producir placer puede llegar a generar una dependencia

Este proceso provoca que se siga repitiendo dicha actividad con el objetivo de volver a experimentar bienestar. De esta manera, se pone en marcha el llamado circuito del placer’, mediante el cual ocurre un proceso por el que a nivel cerebral se liberan de forma natural determinadas sustancias químicas, como las endorfinas y la dopamina.  El aumento de la dopamina provoca la sensación de euforia.

Adicciones comportamentales

Este proceso es el que provoca la aparición de las llamadas adicciones comportamentales, donde la adicción proviene de la realización de ciertas actividades que no tienen por qué ser perjudiciales en un principio.

Las relaciones sexuales, el trabajo, el deporte, las redes sociales o ir de compras no son actividades perjudiciales, pero en exceso se vuelven peligrosas

Las relaciones sexuales, el trabajo, el juego, el deporte, el uso de internet y redes sociales o ir de compras no son actividades perjudiciales para la salud, pero un exceso de las mismas las vuelve peligrosas debido a la pérdida de control sobre ellas, lo que impide mantener una vida normalizada.

La conducta adictiva está controlada inicialmente por reforzadores positivos, es decir, por el placer de realizar la conducta en sí, pero termina por ser controlada por reforzadores negativos, como pueden ser el alivio del malestar emocional, por aburrimiento, soledad, o para aliviar sentimientos de ira, frustración, etc.

Las relaciones sexuales, el trabajo, el juego, el deporte, el uso de internet y redes sociales o ir de compras no son actividades perjudiciales para la salud, pero un exceso de las mismas las vuelve peligrosas

Nuevas tecnologías

Un tipo de adicción a la que nos vamos a referir especialmente, porque ha sufrido un gran aumento en los últimos tiempos en los adolescentes, es el uso de las nuevas tecnologías.

El uso del móvil, internet o redes sociales puede ser beneficioso y facilitar los quehaceres diarios. Son actividades cotidianas, en principio inofensivas que están presentes en la vida de las personas. Pero están tan integradas y normalizadas que se convierten en peligrosas para los más jóvenes, quienes además se encuentran en una etapa de gran vulnerabilidad.

Los adolescentes están en una etapa de la vida de tránsito hacia la edad adulta, caracterizada por una serie de cambios fisiológicos, afectivos y cognitivos.

Los adolescentes están en una etapa de la vida de tránsito hacia la edad adulta, caracterizada por una serie de cambios fisiológicos, afectivos y cognitivos

En estas edades, además, el aspecto social pasa a ser el más importante en sus vidas y su grupo de iguales es su principal referencia. Y su deseo de aprobación social es su principal objetivo.

Compartir los temas de interés del grupo (videojuegos de moda, redes sociales, etc.) aumenta su sentimiento de pertenencia a su grupo de referencia. La necesidad de experimentar sensaciones nuevas en esta etapa es una realidad.

La vivencia de situaciones asociadas a una transgresión de las normas o vivir ‘al límite’llevados por impulsos sin prever las consecuencias, provoca en muchos casos situaciones de enfrentamientos familiares o entre iguales.

Todo esto genera a su vez diversidad de emociones de mucha intensidad que los adolescentes aún no saben controlar y gestionar adecuadamente.



El uso controlado del móvil funciona como una herramienta para aliviar de forma rápida sensaciones de malestar, donde el adolescente consigue encontrar una gratificación inmediata

La adicción al móvil y el síndrome de abstinencia

Si nos centramos en la adicción al móvil se puede observar que un adolescente usa el teléfono o los videojuegos de forma voluntaria y controlada en un primer momento.

Pero poco a poco, el uso controlado pasa a funcionar como una herramienta para aliviar de forma rápida sensaciones de malestar, donde el adolescente consigue encontrar una gratificación inmediata. Así, en poco tiempo, pierde el control sobre la conducta de uso del móvil.

Las consecuencias emocionales que obtiene con este uso desproporcionado son una gran interferencia en su vida porque provoca:

  • aislamiento
  • cambios de humor
  • bajo rendimiento escolar
  • desinterés por otros temas
  • reducción de la actividad física
  • sendentarismo
  • problemas de sueño

Ana Belén Pistón es psicóloga especialista en Neuropsicología en el Hospital Quirónsalud Córdoba.

Síndrome de abstinencia

En este tipo de adicciones también se experimenta el síndrome de abstinencia, de manera que cuando la persona deja de realizar la actividad placentera siente un gran malestar emocional (inquietud psicomotriz, irritabilidad e insomnio), que desaparecen cuando realiza la actividad.

A veces la conducta adictiva aparece para encubrir otros problemas que previamente están en la persona que los padece y no se han solucionado adecuadamente, como puede ser:

  • timidez excesiva
  • falta de habilidades sociales
  • baja autoestima
  • rechazo a la imagen corporal
  • problemas familiares
  • baja resistencia a la frustración

El patrón de conducta que define la adicción al móvil se caracteriza por  pérdida de control y fuerte dependencia, y el indicador principal es el aumento gradual de las horas de conexión para sentir satisfacción

Por todo esto, es necesario analizar individualmente el proceso por el que cada persona ha llegado a caer en este tipo de adicción.

El patrón de conducta que define la adicción al teléfono móvil se caracteriza por una pérdida de control y una fuerte dependencia, en la que el indicador principal es el aumento gradual del número de horas conectado para sentirse satisfecho.

Se buscan excusas para conectarse antes de lo habitual y se produce la incapacidad de interrumpir esa conducta.

Observar la aparición de los siguientes aspectos nos indica a los profesionales de salud mental que se está produciendo un problema en el uso de las nuevas tecnologías:

  • Tiempos de conexión muy altos (incluso con privación de horas de sueño)
  • No realizar otras actividades necesarias (estudio, deporte…)
  • No poder interrumpir la conducta de estar con el teléfono móvil
  • Mentir sobre el tiempo de conexión
  • Irritabilidad si se detiene la actividad
  • Sentir euforia excesiva cuando se está practicando la conducta
  • Pensar constantemente en ello, incluso cuando no se está realizando

La conducta adictiva está controlada por reforzadores positivos, por el placer de realizar la conducta en sí, pero termina por ser controlada por reforzadores negativos, como pueden ser el alivio del malestar emocional, por aburrimiento, soledad, o para aliviar sentimientos de ira, frustración, etc.

Tratamiento para las ‘otras’ adicciones

Para abordar este problema de la adicción al móvil es necesario plantear un proceso psicoeducativo enfocado globalmente a los adolescentes, a las familias y a los centros escolares para dar a conocer el uso adecuado, así como los riesgos que conlleva el uso excesivo.

En las adicciones tecnológicas, tanto al teléfono móvil como a los videojuegos, uno de los objetivos fundamentales en la terapia es el reaprendizaje de un uso adaptativo y sano, reduciendo así la pérdida de control sobre la conducta adictiva.

El adolescente acude a consulta obligado por sus padres y experimenta mecanismos de negación y minimización de las conductas adictivas

Para poder iniciar el tratamiento psicológico es fundamental disponer de motivación.

Generalmente el adolescente acude a consulta obligado por sus padres, de esta forma experimenta mecanismos de negación y minimización de las conductas.

Así, este es el primer abordaje terapéutico, generar autoconcienciasobre su conducta adictiva.

Las técnicas psicoterapéuticas que ofrecen mejores resultados son las cognitivo conductuales, mediante las que se trabajan las distorsiones cognitivas que inciden sobre su capacidad de control (autoengaños), se identifican las situaciones de riesgo externas e internas y se incide en la práctica de estilos de vida saludables con la familia para conseguir una buena distribución de todas las actividades del adolescente.

Mantener un horario de sueño adecuado, un estilo de alimentación sano, horas de estudio programadas, actividad física habitual, relaciones sociales y uso de tecnología correcto son también objetivos primordiales.

Un objetivo del proceso terapéutico es ofrecer/compartir alternativas de ocio ‘real’ donde el adolescente obtenga sensación de disfrute

Un objetivo fundamental en el proceso terapéutico es ofrecer/compartir alternativas de ocio ‘real’ donde el adolescente obtenga sensación de disfrute.

Esto le proporcionará otras fuentes de gratificación y grupos sociales de aficiones y/o culturales actuarán como protectores hacia la conducta adictiva.

El tema que nos ocupa es tan importante que hay que estar alerta y ser conscientes de la existencia de etapas de vulnerabilidad en la vida de cualquier persona que puede ser causa de aparición de conductas adictivas, debido a la percepción de que solo existe una única fuente de satisfacción, enmascarando y agravando situaciones de malestar anterior.


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