Bullying – Por Claudia Flores, criminóloga – México
Aunque algunos psicólogos mencionan que el bullying siempre ha existido, mi opinión es que hace pocos años que se comenzó a hablar del tema abiertamente, al menos en la comunidad en donde cursé mis primeros estudios.
Han pasado más de 15 años desde que me convertí en víctima de acoso escolar. Mi nombre es Rosa María y soy mexicana. Actualmente tengo 31 años y fui víctima de bullying por parte de mis compañeros y profesor.
Tenía 14 años y para todos era la época de las burlas, risas, bromas, y de los grupos que se formaban para compartir aficiones, gustos o intereses.
Era insegura, tímida y un poco temerosa, quizá también por la edad que vivía, la etapa de la adolescencia
Insegura, tímida, temerosa…
Yo era una de las alumnas quizá no más destacadas, pero sí de buenas calificaciones, responsable y respetuosa hacia mis compañeros y profesores.
Sin embargo, era insegura, tímida y un poco temerosa, quizá también por la edad que vivía, la etapa de la adolescencia.
Recuerdo a algunos de mis profesores con cariño, por ejemplo, mi profesora de español. Pero también recuerdo a algunos con rencor, como al profesor de inglés y al de deportes, sobre todo a este último. No tengo ningún recuerdo agradable de esa época y mucho menos de esas materias.
Siempre había pensado que los profesores eran como ‘super héroes’ porque saben muchas cosas, y podían guiarnos y sobre todo en la adolescencia, cuando sufrimos tantos cambios físicos y emocionales, pero en mi caso no fue así.
Me sentía vulnerable, desprotegida, mi autoestima quedó en el suelo, sufrí estados de ansiedad y mi salud física se vio afectada
La crueldad del bullying
Me sentía vulnerable, desprotegida, mi autoestima quedó en el suelo, sufrí estados de ansiedad y mi salud física se vio afectada.
El profesor de deportes fue ‘cruel’ conmigo, me evidenciaba enfrente de todos mis compañeros, me hizo sentir que yo no era buena para ningún deporte.
Me sentía humillada, excluida del grupo porque mis compañeros no me integraban en los equipos. Hablaban a mis espaldas, se burlaban de mí y no tuve el valor de decirle a un adulto lo que me ocurría y mucho menos cómo me sentía.
Para mis compañeros e incluso para los profesores y padres de familia, las burlas, los golpes físicos, los apodos eran normales. Era una forma de defendernos antes los problemas y de forjar ‘nuestro carácter’
Y me pregunto, ¿en qué momento lo que era normal se convirtió en bullying? O ¿en qué momento el bullying dejó de ser normal?
El bullying no es un juego y en ningún caso se justifica. Lo único que provoca es un daño emocional difícil de reparar
Implicación para la prevención del bullying
Es lamentable cómo hasta el día de hoy esas conductas siguen justificándose.
Viví con miedo el periodo de educación secundaria y una angustia que me trajo problemas físicos.
Tanto, que cada vez que te tenía la materia de deportes presentaba dolor de estómago, náuseas, taquicardia, sudoración en las manos, dolor de cabeza… y deseaba no salir de mi cama.
Quizá para muchos no signifique nada, pero cuando estamos forjando nuestra personalidad e identidad, estos ‘maltratos’ modifican todo nuestro entorno y comportamiento.
Si tan solo lograran entender el daño que ocasionan, y si los profesores estuvieran comprometidos con su labor, y además los padres de familia se involucrarán más en las actividades de sus hijos y tuvieran la sensibilidad de acercarse a ellos, podríamos prevenirlo.
El bullying no es un juego y en ningún caso se justifica. Lo único que provoca es un daño emocional difícil de reparar.