“Si no hay héroes que te salven, te tienes que convertir en héroe” Denpa Kyoshi
El fenómeno del ciberacoso no es más que una manifestación de la pasividad de todos los que conformamos la sociedad y de la sensación de impunidad que está muy arraigada en nuestro país.
Adoptar las medidas necesarias requiere de la participación de todo tipo de profesionales de cuyo nivel de compromiso dependemos para poder mitigar levemente el problema. Cualquier ambigüedad en la lucha contra el maltrato y el acoso nos llevará rápidamente a las épocas donde todo se toleraba porque el mayor argumento era la fuerza.
Desprotegidos frente al ciberacoso
Para conocer la dimensión del ciberacoso, recomiendo el último programa de Salvados con el nombre de ‘Conectados’. Solo conociendo el alcance de la dependencia del móvil como dispositivo de comunicación podremos intuir la influencia que tiene en nuestras vidas y lo desprotegidos que estamos todos ante las actitudes de los que buscan acosar.
Para llegar al ciberacoso o ciberstalking partimos de definiciones que tienen su origen en el US Department of Justice:
- Delitos donde la red o los equipos son el objetivo.
- Delitos donde el modo utilizado de la comisión es un dispositivo electrónico o informático.
- Delitos donde el sistema electrónico es un aspecto secundario del incidente pudiendo servir para el esclarecimiento de la identidad y circunstancias, bien por el historial del dispositivo, track record o cualquier evidencia digital (según la terminología científica).
El ciberacoso es un fenómeno social, psicológico, criminal y legal con una repercusión directa en la formación y desarrollo de la personalidad de los más vulnerables: los niños
A modo de ejemplo, la aplicación snapchat con una gran aceptación por parte del usuario en todo el mundo. Su principal atractivo entre las personas más jóvenes es la desaparición del rastro (requeriría complejas herramientas forenses) y la sensación de impunidad.
Sin ese concepto no se puede entender el ciberacoso, que es una manifestación tecnológica del acoso con el que siempre hemos convivido.
Para luchar contra el ciberacoso es necesario apreciar que se trata de un fenómeno social, psicológico, criminal y por supuesto legal, pero sobre todo con una repercusión directa en la formación y desarrollo de la personalidad de los más vulnerables: los niños.
Es muy importante apreciar desde el punto de vista criminológico que el acosador digital utiliza el anonimato para poder ser impune, si bien no quiere decir que esté lejos del ámbito de la víctima. Esto es así porque hemos creado una personalidad digital con todo tipo de detalles acerca de nuestra vida, intereses y movimientos. Esto nos lleva a estar cerca de personas que solo tienen que añadirnos en las redes sociales mediante una petición de amistad para poder usar esa información.
Por ello, resulta más importante que nunca ser restrictivo a la hora de aceptar las solicitudes para evitar caer en las redes de extorsión. En esa línea, tanto la Guardia Civil y la Policía Nacional ayudan a evitar la impunidad.
Formación en el uso de la tecnología
Si lo que queremos realmente es trabajar en la solución no basta con la acción policial y judicial, sino que debemos empezar por la formación en el uso responsable de los medios tecnológicos. Un ejemplo del desarrollo de aplicaciones lo tenemos a través de Facebook que desarrolla Onavo Project. Se trata de una VPN que tiene utilidades que aportan más seguridad, pero también funcionalidades como el no rastreo o no localización del móvil.
Como muestra gráfica os invito a conocer el video donde se muestra como controlar a los usuarios de la red Tinder elaborado por un gran profesional de la seguridad, Chema Alonso.
Estamos ante una tecnología incontrolable sobre la que solo caben instrucciones de uso, educación y prevención
Estamos, por tanto, ante una tecnología incontrolable sobre la que solo caben instrucciones de uso, educación y prevención. En todo caso el ciberstalking o ciberacoso es un término descriptivo del uso de las nuevas tecnologías para la realización de un acto de stalking o acoso.
Como medidas a aplicar tenemos la exposición del acosador en las redes y su identificación para evitar así su continuidad delictiva.
Para evitar la doble victimización, es muy importante dar a la víctima la oportunidad de expresarse sobre las consecuencias y colaborar con ella en rehacer su reputación y recuperar su vida anterior. Posiblemente, será necesaria la ayuda psicológica, ya que los efectos del ciberacoso son los mismo que los del acoso con un elemento añadido de ansiedad al desconocer con frecuencia la identidad del acosador. El proceso de generación de desconfianza es tan rápido que en un corto espacio de tiempo se produce el autoaislamiento.
Medidas legislativas como las adoptadas por la Comisión de Infancia y Adolescencia del Congreso de Los Diputados sin duda ayudan, pero son insuficientes.
Por ello, todas las instituciones educativas públicas y privadas deberían trabajar conjuntamente en la implantación de acciones formativas de carácter experimental y no necesariamente regladas. Como dice el gran Roger Schank, investigador sobre el tema de la Inteligencia Artificial, y la Teoría del Aprendizaje Cognitivo en la Educación, ‘solo se aprende lo que se hace’.