¡La soberbia! Empezamos con la pereza, seguimos con la envidia y ahora… es turno de uno de los siete pecados capitales que más fuerte suenan al pronunciarlo… claro, la ¡soberbia!
La soberbia es un pecado muy extendido en nuestra sociedad. Y no es cosa de ahora, viene de lejos.
Nos impide reconocer que estamos equivocados, aunque sea evidente. Es ese pecado capital que nos impide ser humildes.
Los acosadores tienen mucha soberbia
Sí, eso, eso, creo que el opuesto sería la humildad. Si alguien te afea una conducta, en vez de reconocerlo y corregir, la tendencia es, «pero tú que dices, de eso nada, te equivocas, nada más lejos de la realidad».
Por ejemplo, los acosadores son personas soberbias. Después de descubrirse su hostigamiento, su delito, responden con altivez. E incluso condenados por la justicia, se rebelan y claman su inocencia:
«Yo, yo, si yo no he he hecho nada… increíble, así me pagan mis desvelos, si yo no tengo que pedir perdón».
Menosprecio a los demás
La RAE define la soberbia, entre otras, con estas dos acepciones:
- Altivez y apetito desordenado de ser preferido a otros.
- Satisfacción y envanecimiento por la contemplación de las propias prendas con menosprecio de los demás.
Y así ilustran la soberbia Idígoras y Pachi en jupsin.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre acoso, discriminación e igualdad:
– «Doctor, tengo complejo de superioridad».
– «Vale, pero cámbieme el sitio».