Las situaciones de acoso siempre producen un doble daño, a la persona acosada por un lado y a su familia por otro. El terrible daño que padece la persona que es hostigada es significativo, pero detrás siempre hay una familia, una mujer o un marido, unos padres, unos hijos.
Las situaciones de acoso siempre producen un doble daño, a la persona acosada y a su familia
La familia, generalmente, es desconocedora de la situación de hostigamiento, pues la víctima en un comienzo no es consciente de lo que está ocurriendo o en su defecto tiene miedo a verbalizarlo o se siente culpable.
Aun así, la familia si es consciente de los comportamientos y afectaciones que comienza a tener la víctima. Estos comportamientos, y síntomas que expresa el acosado hacen mella en la relación entre ellos y en consecuencia aparece un malestar.
Familia destrozada emocionalmente
En nuestra actividad profesional como psicólogas especializadas, nos encontramos a familiares que están destrozados emocionalmente, pues no saben cómo tratar la situación. Además, por parte de la víctima, aparece un sentimiento de culpabilidad, por comportarse y sentirse de tal manera que esté afectando a sus familiares.
El escenario es devastador, la situación afecta a los miembros de la familia y genera sentimientos negativos entre sus miembros
El escenario es totalmente devastador, la situación afecta a los miembros de la familia y genera sentimientos negativos entre sus miembros y entre estos y la persona acosada.
Asimismo, la víctima desarrolla un sentimiento de culpabilidad y reproche personal hacia sí misma, pues en ocasiones debido a su sintomatología, se ve incapaz de atender como se debiera a sus hijos, a su marido, a sus padres, etc.
Esto perjudica aún más, la sintomatología que presenta, sintiéndose incompetente en ese ámbito, incluso pensando que es una carga para la familia.
La presencia de ataques de ira, por arte de la persona acosada, hacia su familia aumenta toda clase de sentimientos negativos hacia sí, mermando su autoestima. Además, la falta de apetencia, y la anhedonia (pérdida de placer en las actividades que con anterioridad disfrutaba) que mantienen, afecta de manera directa al buen desarrollo de una dinámica familiar.
La importancia de la familia frente al acoso
En las familias se desarrollan distintos pensamientos y actuaciones respecto a la persona acosada y sus vivencias. En este sentido, existen familiares que en un primer momento restan importancia a las situaciones que narra la persona afectada, pensando desde su buen afer que es algo pasajero y que deben hacer caso omiso a las situaciones de acoso.
Esto es, sin lugar a dudas, algo que afecta emocionalmente a la víctima y a la propia familia al percatare con posterioridad, de la severidad de lo ocurrido.
El restar importancia a los hechos de acoso narrados por la víctima genera un distanciamiento con su familia
En algunos casos, el restar importancia a los hechos narrados, genera un distanciamiento de la víctima, creyendo que sus familiares no valoran su sufrimiento.
Por otro lado, en cuanto a las amistades, cabe mencionar que siempre en una situación de acoso, se ven afectadas.
Las personas acosadas, tienden a rechazar las salidas con amigos, no desean que les pregunten acerca de las situaciones hostigadoras, pues no se perciben con fuerzas, además del miedo a ser juzgado y que menosprecien las vivencias sufridas, considerándolas banales.
Por todo ello, es fundamental el apoyo de los familiares y amigos, estando presentes en los momentos que la víctima les necesite. Las palabras que debemos verbalizar son “estoy aquí cuando me necesites”, por lo que debemos olvidar mencionar frases que puedan suponer un ‘desprecio’ a su sufrimiento.
Cristina
9 de julio de 2018 at 14:39
Mientras sufrí el Acoso, a parte que al principio no sabía que estaba pasando, tenía miedo y un sentimiento de culpa enorme, decidí callar y no contarlo a nadie, soy soltera pero tengo una familia a la que no quería dar preocupaciones y menos derivadas del hostigamiento que me estaban haciendo, pensaba, esto no puede afectar a mi familia….. Lo que pasa que la presión fue tan fuerte que no se puede disimular mucho tiempo y empiezas a tener mala cara, estás triste, pierdes kilos por un tubo, tras la primera reunión con el jefe de personal en la que me amenaza abiertamente, perdí tres kilos en 6 días, no podía comer, ni dormir.
Y la cosa revienta, y afecta a los que tú quieres, y eso es de las peores cosas, te ven sufrir, los médicos te recomiendan la baja, una que no quiere tirar la toalla, discusiones, preocupaciones….
Y luego decides denunciar y te encuentras mal, hay intereses, hay miedo… Y hay que traer al presente el daño infringido.
El moobing es un delito muy grave, por todo lo que conlleva.
Mi humilde opinión, y mi testimonio, que no digo nada, pero duele el corazón.
Olga
23 de julio de 2018 at 15:02
No dije nada durante varios años por miedo a perder mi trabajo, empecé haciendo suplencias y luego un contrato de obra y servicio durante ocho años, también me daba vergüenza reconocer que «una profesional cualificada» como yo, que había estudiado fuera, con un Master, experiencia, etc… permitía el acoso y no les frenaba, tenía por fin un trabajo vocacional que me encantaba y no quería perderlo. Cuando fui a hablar con las peritos de Psicología Velázquez, pude entender que el moobing es como una gota de agua que cae sobre una piedra. La piedra podrá ser dura pero gotita tras gotita al final la piedra se desgasta y se queda en nada. Esa es la palabra.
Me he quedado en nada (sin autoestima, con ansiedad crónica, insomnio, …). El desgaste ha sido enorme para mi y también mi entorno. Mi familia ha sido la que ha recibido el impacto de lo que recibía todas las mañanas. Es un círculo vicioso que empieza por aguantar, callar, someterse a los comentarios, escuchar ironías, ser ignorada en los proyectos brillantes, hasta que gran parte de los compañeros a los que consideraba amigos, dejaron de bajar a desayunar conmigo cuando decidí que no podía mas y les comuniqué que por salud tenía que comunicarlo a dirección. No podía seguir de esa manera. En ese momento, mis compañeros me dieron la espalda, me dijeron que no hablara. Como represalia dejaron de hablarme y no volvieron nunca mas a desayunar conmigo o a relacionarse. Me evitaban, creo que también con miedo a que les «vieran conmigo» pero no lo sé. A fecha de hoy creo que fue eso, también miedo a que saltara por los aires algo que a mi me estaba afectando en lo personal, familiar y en mi salud.
Hace dos años y medio, puse en conocimiento de la directora a nivel nacional la situación de maltrato y falta de educación que estaba viviendo en mi dpto.
A partir de ahí, ha sido mucho peor. Ya estaba en el punto de mira pero a partir de ese acontecimiento, fue el disparadero y ya todo estaba justificado. Mis jefas y después mis compañeros.
A los dos años justos de informar, mi jefa fue desplazada a otra unidad y las dos coordinadoras siguieron en su línea. Mi antigua jefa está en un edificio que se ve desde la ventana que trabajo y viene a desayunar con alguna persona que queda. La he seguido viendo campar a sus anchas por la oficina y por primera vez recibí tras 10 años un mensaje de felicitación navideña e mi móvil privado. Para mi fue una provocación y una invasión a mi vida que no pude responder.
En navidad consulté con la asociación Moobing Madrid porque mi nueva jefa, que no tenía la menor idea de cómo ha sido el funcionamiento de ese dpto. y a la que yo comuniqué lo que me ha estado ocurriendo durante estos años, me pidió que «»mirara para otro lado» al menos que tratara de no «victimizarme». Uf ya no pude mas, yo creí que las cosas iban a cambiar porque la nueva directora vino con un talante muy renovador pero fue la gota que colmó el vaso.
Normalmente, me hacía el bicho bola o la «muerta» en las reuniones para pasar lo mas desapercibida posible. Pero en ese momento, vi que nadie iba a cambiar la dinámica del dpto y que todo seguía igual. Me dijo textualmente, que no había venido a prescindir de nadie, así que seguiría mas o menos igual.
Me sentía humillada y no entendía porque yo, no era capaz de responder, ni reaccionar cuando se dirigían a mi con mal tono, o malas caras o malos gestos….me paralizaba y alguna compañera se daba cuenta y me decía que porque no respondía. Me sentía cada vez mas humillada y culpable porque no les podía hacer frente. No supe o no sabía cómo defenderme.
Por ese motivo, hablé en su momento con la directora nacional esperando un cambio. Incluso, pedí que me rehubicaran. No hizo nada.
Después mis compañeros por miedo a perder sus trabajos o lo que fuera, me dieron la espalda. Tan solo ha habido una compañera en este tiempo que me apoya y sabe por lo que estoy pasando. Ella también estuvo de baja medica por acoso laboral y por las mismas personas.
No pude comunicarlo al comite de empresa ya que el chico que nos representaba fue el primero en dejarme de hablar. Lo comuniqué al representante sindical de Central y le pedí un análisis de Riesgos Psicosociales.
A día de hoy no ha habido ninguna prevención ni análisis.
En mi empresa hasta la fecha de mi baja no ha habido ninguna política de prevención de riesgos laborales y precisamente para gestionar los casos de acoso que empezaron a salir a flote, se constituyó una comisión para canalizarlos. En esa comisión, está la mejor amiga de una de mis acosadoras. Así que cualquiera va a la comisión de prevención de Riesgos Laborales.
La nueva jefa también dejó las cosas como estaban y no hizo nada.
Por todo ello me derrumbé y fui a mi doctora, que gracias a que en 2008 ya dejó registrado un episodio de acoso en mi historial médico.
Podría escribir un libro o tres, pero quería compartir mi experiencia y la situación devastadora por la que estoy pasando.
Sobre todo, solicité una Valoración Pericial al equipo de PSICOLOGIA VELAZQUEZ, porque quería saber qué me estaba pasando, si me había vuelto loca y también porque necesitaba que a nivel forense hubiera constancia de -las consecuencias que el acoso laboral ha supuesto para mi y mi familia-. También para mi vida profesional, ya que ahora tengo que reconstruir mi autoestima, y mil cosas mas y han caído.
Nadie ha hecho nada para evitar que siguieran acosándome, ignorándome, evitando que no accediera a los proyectos y procesos «estrella». Nadie me ha echado una mano, sino todo lo contrario. No me han ayudado y nadie me ha protegido. Nadie ha activado ningún recurso de protección psicosocial, entre otras cosas porque no existía.
Para finalizar, quisiera agradecer a las Psicólogos Forenses, Rocío y Paloma, su profesionalidad y su humanidad. Su seriedad y su gran trabajo que ha hecho que pueda continuar mi vida entendiendo que no soy culpable del acoso que sufrí, sino la victima. Por tocar fondo con ellas y querer salir a flote.
En ello estoy….
jupsin'
23 de julio de 2018 at 17:39
Gracias por tu mensaje Olga. Nos gustaría ponernos en contacto contigo. Por favor, envíanos un correo electrónico a info@jupsin.com. Abrazo y mucho ánimo.
Katy
6 de julio de 2019 at 05:49
Hola ,yo soy la pareja de una persona que es acosador,me enteré hace muy poco lo peor es que tenemos dos hijas. Mi vida está hecha un caos ya que nosé que hacer para no hacer más daño a mis pequeñas,sé que debo terminar esta relación .me da rabia ya que no me di cuenta. Pensé que éramos una familia feliz y no es así no me di cuenta.me siento muy tonta…