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Chile ante el impacto de la violencia social en la salud mental de niños y niñas

«Compartimos con ustedes algunas ideas de como niños, niñas y adolescentes, podrían percibir, interpretar y reaccionar en este contexto adverso, para ser usadas flexiblemente según el sentido que dada uno de los lectores le quiera otorgar. El fin de estas acciones es disminuir, en lo posible, el impacto de la violencia social en la salud mental de un grupo de la población que requiere de mayores cuidados.»

Chile ante el impacto de la violencia social en la salud mental en niños y niñas – Sugerencia de cuidado para niños, niñas y adolescentes – Chile – Estado de Excepción – Grupo Miradas – Octubre 2019



En momentos de crisis y pesar por lo que sucede en nuestro país, consideramos fundamental compartir lo que tenemos a nuestro alcance: nuestra palabras, nuestra disponibilidad, sostén, nuestro apoyo afectuoso y nuestro cuidado.

Confiamos en que el diálogo pueda seguir siendo el medio común y el medio seguro que nos permita cuidar de nosotros mismos y de quienes dependen de nosotros

Estos elementos pueden ser de gran ayuda para los niños, niñas y adolescentes que atestiguan y sobrellevan, muchos de ellos, el malestar en un contexto social marcado por la experiencia de miles de personas, adultos, adultos mayores, jóvenes y niños, que por años han llevado el peso de un modo de convivencia desigual e injusto: que no ha priorizado el cuidado de todas las personas.

Existirán, muy probablemente, primeras diversas lecturas y visiones que nos han llevado a este presente, pero confiamos en que, desde todas esas miradas, el diálogo pueda seguir siendo el medio común y el medio seguro que nos permita cuidar de nosotros mismos y de quienes dependen de nosotros.

Estupor, confianza, desamparo

Niños y niñas son sujetos plenos que buscan interpretar, construir y reconstruir sus mundos, y que tienen un sentir y/o una posición, según sus edades y etapas, frente a las contingencias de las cuales son parte

Niños y niñas son sujetos plenos que buscan interpretar, construir y reconstruir sus mundos, y que tienen un sentir y/o una posición, según sus edades y etapas, frente a las contingencias de las cuales son parte.

Tanto en relación al planeta -con una crisis climática de la cual las nuevas generaciones aprenden y conversan en sus escuelas y familias- o a su propia comunidad, como en nuestro país hoy, muchos niños y adolescentes son testigos o bien actores de/en un malestar generalizado.

Por ello, creemos necesario compartir proposiciones y herramientas, específicamente desde nuestra disciplina para que, de acuerdo a las necesidades, capacidades y características de cada niño, podamos acoger, anticipar y facilitar la elaboración emocional de sucesos que progresivamente puedan convertirse y registrarse como experiencias, sin quedar congeladas en el estupor, la confianza ni el desamparo.



Violencia social e impacto en la salud mental

El fin de estas acciones es disminuir el impacto de la violencia social en la salud mental de un grupo de la población que requiere de mayores cuidados

Compartimos con ustedes algunas ideas de como niños, niñas y adolescentes, podrían percibir, interpretar y reaccionar en este contexto adverso, para ser usadas flexiblemente según el sentido que dada uno de los lectores le quiera otorgar.

El fin de estas acciones es disminuir, en lo posible, el impacto de la violencia social en la salud mental de un grupo de la población que requiere de mayores cuidados:

  • Estamos en un contexto de crisis social y, por ende, son esperables respuestas normales (por ejemplo, incertidumbre, confusión, susto, entre otras) a una situación extremadamente anormal.

  • La incertidumbre genera angustia, tanto en niños y niñas como en adultos, porque no sabemos lo que sucederá.

  • La duración de la crisis no es algo que estemos en condiciones de determinar, ni en relación a los hechos actuales, ni a sus caminos de resolución. Pero tampoco será eterna. Concluirá en algún momento.

Cada niño es único, diferente y cada respuesta es diversa, por eso debemos brindar condiciones de acercamiento y apertura para que puedan compartir su mundo interno con la seguridad de que serán escuchados y acogidos


  • Algunas de la posibles respuestas más inmediatas de niños y niñas, frente a la pérdida de referentes (por ejemplo, Carabineros que deben cuidar, y a quienes se enseña a los niños a recurrir en emergencias, hoy aparecen golpeando a personas), de rutinas, estabilidad cotidiana, podrían ser manifestaciones tales como irritabilidad, inquietud, «aceleramiento», ansiedad, preocupaciones por el futuro propio y de sus cercanos, pesadillas, terrores nocturnos, dificultad para quedarse dormido, sueño interrumpido y/o no reparador, ansiedad de separación de figuras cercanas y querer permanecer más cerca de sus adultos significativos, temores inusitados, angustia, volver a etapas anteriores (orinarse, querer dormir con adultos, comer con ansiedad), así como quejas acerca de dolores físicos (de cabeza, malestares estomacales, etc.)

  • Cada niño es único, diferente y cada respuesta es diversa, por eso debemos brindar condiciones de acercamiento y apertura para que puedan compartir su mundo interno con la seguridad de que serán escuchados y acogidos. Escuchar abre los puentes hacia la comprensión: necesaria para la convivencia, y sobre todo para esntender mejor sus propias emociones y validarlas.

  • Algunas sugerencias prácticas para iniciar el diálogo serán:
    • Mantener contacto visual
    • Cuidar nuestro lenguaje corporal: trata de mantenernos receptivos y relajados, estar a la altura del niño o la niña (sentados a su altura, o bien en cuclillas)
    • Tomar en serio, dar crédito: no minimizar lo que se diga y pregunte y contener nuestra urgencia de responderles rápidamente que todo está bien o no pasa nada, y que ellos no tienen que preocuparse

Tomar en serio, dar crédito: no minimizar lo que se diga y pregunte y contener nuestra urgencia de responderles rápidamente que todo está bien o no pasa nada, y que ellos no tienen que preocuparse

  • Realizar preguntas abierta: ¿cómo estas hoy? o ¿cómo estás con esto que pasa?
  • Tomar con calma nuestros propios sentimientos: rechazar las emociones difíciles puede ser una respuesta automática, porque nos duele ver sufrir a los niños, y quizás creemos que, hablando de sus preocupaciones, ahondamos el problema y hasta los arriesgamos a «quedarse pegados» en la angustia. Todo lo contrario: poder expresar y sentirse escuchados incondicionalmente, disminuye sentimientos de ansiedad, indefensión o soledad
  • Ofrecer empatía antes que soluciones, no trata de resolver (o prometer salidas que no dependen siquiera de nosotros), sólo escuchar y acoger
  • Dejar claro que estaremos disponibles para escuchar. En caso de que un niño no quiera conversar en ese momento, o no pueda encontrar las palabras, siempre queda abierta la posibilidad. En cualquier hora del día y de la noche, nuestra mejor ayuda es estar disponibles, no es necesario obligar (así sea con la mejor intención) esta conversación. Es importante explicitar que ellos definen la conversación

Ps. Ignacio Fuentes y Ps. Constanza Quintanilla – Grupo Miradas

Ps. Vinka Jacson – Ps. Ramiro Ramíre – Ps. Nory Délano.

21 de octubre de 2019


Grupo Miradas, Chile

Grupo Miradas se inicia en mayo de 2015, como expresión de una inquietud compartida por profesionales de las ciencias sociales, respecto del estatus de la infancia y adolescencia en Chile:

  • desde las políticas público-privadas

  • la ausencia de espacios de reflexión y contención acerca de las prácticas laborales ejecutadas por profesionales en contextos de gran exclusión social

  • y la calidad de la oferta en salud mental infanto-juvenil

A raíz de ello, se busca a través de la supervisión y formación, fomentar el entramado social entre profesionales dedicados a trabajar con niños, niñas y adolescentes, cuestionar y proponer prácticas respetuosas, novedosas y acorde a las necesidades de familias.

«El trabajo en reparación del abuso sexual infantil nos lleva a pensar en muchas palabras delicado, complejo, inspirador, exigente- pero la que mayor presencia tiene, al menos para mí, es ‘ética’. La ética entendida  como una forma de observar, de reflexionar. De decidir en la trayectoria con un niño o una niña que ha vivido una experiencia como el ASI, cuáles acciones, actitudes, qué palabras, son las que pueden cuidar más y mejor, y acompañar de forma precisa y muy firme procesos de duelo, reparación y de restitución de confianzas y vitalidades entrañables. Se requieren vocación, sensibilidad, imaginación, autoexamen constante, ductilidad, competencias y muchos conocimientos (y horas de vuelo) en este quehacer; e indispensables son, sobre todo, una ética del cuidado y de la dignidad. Todas las anteriores, son las coordenadas que sustentan el trabajo de las y los psicólogos de este equipo.»  Ps. Vinka Jackson, 2017 – @vinkajackson


Nota de Redacción: Imagen cabecera:  Portal de Telecinco Informativos, noticia sobre las protestas en Chile

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