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Neurociencia, Psicobiología y Abuso Sexual Infantil (ASI)

Doctor Manuel Martín Loeches

El cerebro humano tarda 21 años en madurar. Hasta esa edad, el cerebro se ve inmerso en la maduración de las redes para la compresión de la vida social, en la obtención de los recursos para saber entender las propias emociones cuando son elicitadas por circunstancias como la frustración, la envidia…

Catedrático de Psicobiología. Neurocientífico cognitivo. Enredado en los misterios de la mente humana y su evolución

NANOENTREVISTA – Neurociencia, Psicobiología y Abuso Sexual Infantil (ASI) – Entrevista al Doctor Manuel Martín Loeches – Por María Torres especial para jupsin.com

  • He tenido el placer de entrevistar a Manuel Martín Loeches, catedrático en Psicobiología y neurocientífico cognitivo. Ha publicado diversos libros como “El sello indeleble” o “La mente del Homo Sapiens”, donde explica la evolución del ser humano. El Doctor Martín Loeches nos responde a todo lo relacionado con el abuso sexual en la infancia y cómo afecta al cerebro humano.

  • «Sufrir un abuso sexual es sin duda una experiencia de alta intensidad y de carácter negativo».

  • «Toda experiencia medianamente intensa deja una gran huella en el cerebro, que va a condicionar innumerables facetas de nuestra mente como la memoria, la atención, las emociones, las opiniones…»


«La reacción del cerebro adulto a un abuso sexual es mucho menos intensa que la de un cerebro inmaduro»

MT. ¿Qué supone el abuso sexual para el menor desde la Neurociencia y la Psicobiología?

MML. El cerebro humano es flexible y está en continuo cambio. Se modifican conexiones entre las neuronas, y la fuerza de las mismas, o desaparecen algunas conexiones. Es lo que explica que uno no sea el mismo ahora que el de hace 5 años… o el de dentro de 5 años.

Las experiencias van marcando cómo es un cerebro y sus transformaciones. Toda experiencia medianamente intensa deja una gran huella en el cerebro, que va a condicionar innumerables facetas de nuestra mente como la memoria, la atención, las emociones, las opiniones… y un largo etcétera.

Sufrir un abuso sexual es sin duda una experiencia de alta intensidad y de carácter negativo.

Un cerebro inmaduro no cuenta con los mismos recursos que el cerebro maduro y las consecuencias negativas suelen ser peores

Sin duda, el resto de la vida, persona se va a ver afectada por esta experiencia, ya que se sufrirán cambios estructurales en el cerebro con los consiguientes cambios mentales, incluidos los de personalidad y reacciones emocionales.

El abuso a un menor tiene además dos particularidades.

Por un lado, el cerebro se está desarrollando, y cada etapa depende para su desarrollo de la maduración de las etapas anteriores. Si en un momento dado ha habido una experiencia de este tipo se condicionará de manera importante el desarrollo posterior del cerebro, especialmente en los concerniente al cerebro social.

Por otro, un cerebro inmaduro no cuenta aún con los mismos recursos que el cerebro maduro, de manera que el impacto y las consecuencias negativas pueden y suelen ser aún peores que en el cerebro adulto.

MT. ¿Se modifica su estructura cerebral debido al estrés postraumático?

MML. Efectivamente, y esto se deduce claramente de mi respuesta anterior. Más concretamente, el síndrome que llamamos estrés postraumático es en sí la consecuencia de esas modificaciones de las conexiones neuronales del cerebro.

Diversos estudios muestran cómo algunas conexiones concretas se ven afectadas por este tipo de experiencias.

De manera específica, parece ser que algunas de las conexiones de la amígdala se ven reforzadas, especialmente las que conectan a ésta con otras estructuras cerebrales implicadas de manera importante en emociones negativas como la ínsula, que tiene que ver con muchas sensaciones viscerales.

La amígdala es una estructura implicada en todo tipo de emociones pero, de manera muy destacada, en el miedo y la ira.

Que las conexiones con la amígdala se vean reforzadas quiere decir que va a ser más fácil que esta estructura se active ante estímulos o situaciones que en otras personas no provocarían tal efecto, y por lo tanto las personas con esas transformaciones serán más propensas a sentir miedo o agresividad.



MT. ¿Existe alguna diferencia, desde el punto de vista de la neurociencia, si el abuso se comete cuando se es adulto?

MML. Sin duda. El cerebro humano tarda unos 21años en madurar. Pasada esta edad el cerebro sigue transformándose, pero de una manera mucho menos notable.

El cerebro humano tarda unos 21años en madurar. Pasada esta edad el cerebro sigue transformándose, pero de una manera mucho menos notable

Hasta esa edad, y en los aproximadamente 10 años que la preceden, el cerebro se ve principalmente inmerso en la maduración de las redes utilizadas en la compresión de la vida social, en la obtención y elaboración de los recursos necesarios para saber entender las propias emociones cuando son elicitadas por circunstancias sociales, como la frustración, la envidia, los celos, la humillación, etc.

Hasta que no maduran esas conexiones, que en gran medida implican a las regiones prefrontales, las emociones se pueden producir de manera desenfrenada y excesiva, desproporcionada.

Después de ese punto, entra en juego la moderación y la capacidad de añadir puntos de vista distintos que mitiguen el impacto y la intensidad de determinadas emociones. Por eso la reacción del cerebro adulto a un abuso es mucho menos intensa (dentro de su ya alta intensidad) que la de uno inmaduro.

A todo esto hay que añadir las consecuencias que sobre un cerebro en desarrollo tiene un suceso traumático, como mencionábamos anteriormente, pues se va a ver condicionado cómo será el desarrollo y la maduración de ese cerebro.



MT. ¿Los abusadores tienen un perfil concreto?

MML. A esta pregunta no te puedo contestar, pero sí es cierto que muchos abusadores fueron en su momento víctimas de abuso, de manera que cabe sospechar que las conexiones neurales de sus cerebros lleven la impronta de aquella vivencia que transformó para siempre la estructura de su cerebro.

Manuel Martín Loeches, catedrático de Psicobiología. neurocientífico cognitivo.

MT. Una de las consecuencias del abuso sexual es la disonancia cognitiva, ¿podría explicar qué es exactamente?

MML. El término disonancia cognitiva tiene ya unos años dentro de la Psicología y existen varios modelos alternativos y más actuales. No obstante, todos ellos vienen a incidir en un fenómeno común a situaciones de conflicto interno en la mente -en el cerebro- de un individuo.

Se trata de la dificultad de armonizar o mantener un equilibrio interno en situaciones en las que se ha vivido una experiencia difícil de encajar con una vida digamos “normal”.

En ocasiones, como cuando se ha vivido una experiencia traumática, resulta muy complicado encajar esos hechos en nuestra visión del mundo, de la vida, de la sociedad.

Son acontecimientos extremos que estarán ahí, pesando a la hora de determinar nuestras opiniones, nuestras reacciones.

Entrar en contradicción con lo que llamamos la vida cotidiana, donde debemos confiar en las personas y a la vez tener ciertas cautelas, pero no exageradamente, se hace difícil en estas circunstancias.

Y entramos en una especie de “disonancia”, de contradicción que puede provocar numerosos conflictos internos y sociales.

MT. En alguna entrevista anterior le he escuchado hablar sobre cómo afecta negativamente el porno a los menores, ¿contribuye a un modelo de conducta más violenta en las relaciones entre menores?

Se hace creer que ciertos elementos, como el cortejo, son innecesarios y su no aplicación puede generar resultados infructuosos, con la consiguiente frustración

MML. No necesariamente más violento. Lo que sí parece es que genera unas expectativas respecto a lo que son las relaciones que no son las reales.

Lo que están viendo son modelos extremos, que si bien existen no son los habituales. Se hace creer que ciertos elementos, como el cortejo, son innecesarios y su no aplicación puede generar resultados infructuosos, con la consiguiente frustración.

Esto a su vez puede tener consecuencias de diverso tipo, como el retraimiento o desestimiento y mayor frustración, si bien en algunos casos puede desembocar en agresividad y violencia


Mi nombre es María Torres, soy estudiante de la URJC en el doble grado de Trabajo Social y Relaciones Laborales. El Trabajo social ha supuesto un antes y un después en mi visión de la sociedad, y tras darme cuenta de la vulnerabilidad a la que están expuestos los menores que han sufrido abusos sexuales en la infancia/adolescencia, he decidido involucrarme en diversos proyectos de prevención y erradicación.

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