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Resiliencia y ventajas para la mujer maltratada
Resiliencia en la mujer maltratada (2)
Por Kàtia Giménez Molins – Psicóloga general sanitaria.
Centro de Psicología Montjuic
Resiliencia de la mujer maltratada (2). En este serie de tres artículos, Kàtia Giménez, psicóloga general sanitaria y directora del Centro de Psicología Montjuic, realiza un profundo estudio del concepto de resiliencia a través de distintos autores y psicólogos de diferentes países.
¿Cómo actúa la resiliencia en mujeres víctimas de maltrato? ¿Cómo se relacionan estos conceptos con la capacidad de resistencia y superación de adversidades, así como con los trastornos mentales derivados de este maltrato?
En el primer artículo, la psicóloga aborda El concepto de resiliencia y en esta segunda entrega la Resiliencia y ventajas para la mujer maltratada.
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Resiliencia y ventajas para la mujer maltratada
Kàtia Giménez – Psicóloga
En el maltrato de pareja, dada su naturaleza tan determinante para la vida cotidiana, concebir la resiliencia con el alcance más estricto que se le otorga en Estados Unidos, sin desestructuración de la víctima, sólo puede tener cabida para describir las reacciones y conductas de las mujeres en tres casos:
- Las que rompen la relación porque rechazan ya los primeros indicios de maltrato, antes de padecer sus efectos continuados.
- Mujeres que mantienen la relación por plena aceptación de la cultura androcéntrica, por lo que no entran en crisis sus sistemas de referencias y valores.
- Las que mantienen la relación por poderosas razones de conveniencia que priorizan frente al maltrato. En estos casos, no llegan a vivir la situación como trauma y quizás no llegan a desplegar las patologías observadas en otras mujeres mientras dura la situación de maltrato ni a lo largo de su desarrollo personal posterior.
Comprender y explicar la conducta de las mujeres maltratadas
Humphreys (2003) describe como resiliencia la conducta resistente de mujeres maltratadas no traumatizadas, y propone indagar los mecanismos y recursos (puntos fuertes, según su expresión) que propician esa resistencia de cara a comprender mejor las reacciones de esas mujeres frente a sucesos potencialmente traumáticos.
Pero para comprender y explicar la conducta de la mayoría de mujeres maltratadas no valdría ese concepto restringido de resiliencia como adaptación a una situación sin pérdida de funcionalidad:
- Primero, porque ante una relación continuada de maltrato es imposible para la generalidad de mujeres no sufrir la crisis de sus referentes y esquemas anteriores, aunque sean sólo los afectivos y emocionales.
- Segundo, porque es difícil que el suceso no provoque disfunción de su vida cotidiana, cuando toda ella, comenzando por la propia vida física en los casos más graves, está afectada.
- Tercero, porque quien logra salir de una relación duradera de maltrato nunca lo hace volviendo a restituir sus sistemas socio-personales previos, ni los afectivos o emocionales, ni los cognitivos y valorativos, ni los relacionales, ya que el agresor es parte principal de ellos.
Resiliencia como proceso evolutivo
La categoría de la resiliencia es muy útil, en cambio, si se entiende como proceso evolutivo que permite a los afectados resistir la experiencia, integrarla en su historia de vida y reconstruir su sistema vital, diferente y mejor que el anterior.
Es decir, en la línea de los autores franceses que la estudiaron en los albores de este siglo, con una acepción muy próxima a lo que autores estadounidenses –como Janoff-Bulman (1992), Parker (1971), Tedeschi y Calhoun (2004) y otros– describen como crecimiento postraumático.
La diferencia entre ambas categorías reside en que el crecimiento postraumático, como su nombre indica, es un proceso de recomposición de nuevas referencias y valores porque hay una desestructuración durante la situación traumática, y la persona queda desarbolada.
Proceso de superación de la adversidad
La resiliencia, en cambio, es un proceso de superación de la adversidad en la que el individuo también puede dar paso a una reconstrucción de sus sistemas de referencias y valores, pero sin el choque paralizador y el aturdimiento cognitivo y emocional del trauma, en virtud de una mayor resistencia a la situación y al despliegue de recursos adaptativos mientras dura, y debido a ello no provoca esa pérdida de referencias y valores del sujeto.
Como indican los autores franceses, el sujeto es capaz de integrar la experiencia difícil en su historia de vida sin verse desestructurado por ella.
Componentes cognitivos y emocionales
Entendida la categoría de la resiliencia como proceso, según el propio acontecimiento, la etapa de vida, la interacción social, el entorno cultural, etc., se aprecian en ella componentes cognitivos y emocionales.
Algunos de esos elementos pueden hallarse ya presentes durante la propia experiencia traumática, actuando como factores de resistencia que contribuyen para que el sujeto pueda sobrellevar la situación en lugar de descomponerse y sucumbir ante ella:
- concepciones ideológicas y culturales,
- estilos de apego forjados en su primera infancia,
- apoyo social y otros.
Elementos de rechazo/crisis y de resistencia/adaptación
De ahí que frente al choque, la desestructuración y la desorientación sufridas durante la experiencia y que desembocan en un TEP, a medio o largo plazo, la teoría de la resiliencia admite que pueden convivir desde el inicio elementos de rechazo y crisis de los propios marcos de referencia con elementos de resistencia y adaptación.
Así como momentos o conductas de falta de conciencia de la situación con momentos o conductas de toma de conciencia sobre ella y sobre sus dificultades.
Enfoque de género
Con el enfoque de género de evitar un estereotipo de la víctima o una visión monolítica de la misma meramente pasiva y a expensas de la situación, la resiliencia puede ser una categoría explicativa de actitudes, comportamientos, emociones y reacciones de la mujer maltratada sin privarla de ser agente.
Así pues, reconociendo que ante el marco asimétrico de poder y de desigualdad de su relación:
- ha de desplegar recursos adaptativos a la misma, no interiorizando los valores o creencias del agresor (ni juicios favorables o neutros sobre la situación) sino adecuándolos como estrategias de resistencia y de supervivencia…
- … o de salvaguardar los intereses y objetivos que para ella sean prioritarios (como pueden ser su subsistencia y la de sus hijos, o la evitación de su rechazo social por el entorno y la familia más próximos en caso de ruptura).
Maniobras de supervivencia y/o actitudes de resiliencia
En una palabra, y como cualquier individuo sujeto a un poder externo al que de momento no puede sustraerse, la aparente ambivalencia, incoherencia o inconstancia de sus actitudes, comportamientos, cogniciones y emociones no deben traducirse en culpar a la víctima, sino que pueden ser apreciados también como maniobras de supervivencia y/o actitudes de resiliencia.
En definitiva, como manifestaciones de una actitud activa y de control, si bien no de la situación, sí de sus reacciones, propias de la mujer que no acepta la situación pero sabe que hay elementos de ella que no está en disposición o poder de modificar.
Dejar de culpabilizarse y alejarse de la victimización
De cara a intervenciones terapéuticas o de apoyo, la mujer que se autopercibe en esa posición deja de culpabilizarse por haber soportado la situación, se aleja de la victimización y genera nuevos recursos que confirmen su control y su autoconcepto, en lugar de confiar su reestructuración y reequilibrio a la intervención externa del grupo o del terapeuta.
O si aún está inmersa en la relación, le evita confiar los cambios a agentes y factores externos privándose a sí misma de toda responsabilidad. Asume, en definitiva, el compromiso ante sí misma como elemento central del control sobre su propia vida.
Ventajas de la teoría de la resilencia
En resumen, para explicar el proceso seguido por la mujer maltratada durante la relación de maltrato y su fase posterior, si llega a cesar aquélla, la teoría de la resiliencia presenta diversas ventajas como:
- Explicar el hecho de que la mayoría de mujeres maltratadas no desarrollan un Trastorno de Estrés Postraumático, pese al carácter potencialmente traumático de la experiencia padecida.
- Acentuar la dimensión individual de las reacciones de cada mujer ante la situación de maltrato y de la superación de secuelas (en su caso, tras su cese) como reconoce ahora sin dudas la propia teoría del trauma.
- Como proceso cognitivo y emocional influido por la historia de vida, el marco de concepciones y valores, el entorno cultural y afectivo, el apoyo social y otros factores; nos explica la variedad de respuestas por parte de la mujer víctima del maltrato: desde aceptación o resignación –en culturas y contextos fuertemente androcéntricos– a contemporización por mantener otras prioridades, o al rechazo abierto denunciando al agresor o rompiendo con él. Con ello se reconoce, en coherencia con los enfoques de género, que la pareja no es una realidad aislada, producto puramente bilateral y forjado en exclusiva por sus miembros, sino que incorpora en su configuración y desarrollo los modelos y roles sociales, que influyen también decisivamente sobre ella.
Resistencia a una conducta de desigualdad o sumisión
- Evitar la contemplación de la mujer –según se deriva de algunos modelos teóricos– como meramente pasiva, embotada o dependiente emocionalmente y aturdida, confusa o distorsionada cognitivamente. Puede no tener conciencia de la situación, dada su normalidad en la escala de valores y representaciones que son consistentes consigo misma y su entorno; o incluso siendo consciente de su realidad no reaccionar abiertamente ante ella, sino optar por sobrellevarla. Pero no como mera consecuencia de su aturdimiento o dependencia, sino como resultado de sus sistemas, sus preferencias o de las estimaciones que hace al no poder acabar con la situación.
- Apreciar en su conducta, aun con sus incoherencias y ambigüedades, elementos de resistencia a una situación de desigualdad, sujeción o sumisión, en definitiva asimétrica; que le impide romper con ella o en la que no lo hace por otras prioridades que prefiere perseguir aun soportando esa relación.
- Llamar la atención sobre la posible existencia de esos elementos o conductas de resistencia o factores de protección en cuanto a recursos adaptativos, no sólo para explicar la situación sino para potenciarlos en programas de prevención, con el fin de dotar de instrumentos a las mujeres para no verse abocadas a esa situación.
(El 1 de junio de 2024, tercera parte de esta serie de artículos sobre Resiliencia en la mujer maltratada en jupsin.com).
Kàtia Giménez Molins – Psicóloga General Sanitaria
- Psicóloga General Sanitaria con más de 15 años de experiencia como psicoterapeuta en el ámbito de la salud.
- Ha colaborado en distintos centros de psicoterapia realizando evaluaciones neuropsicológicas infanto-juveniles y tratamientos psicológicos a personas de todas las edades.
- Formada en la Unidad de Psicología – Trastornos del Neurodesarrollo del Hospital Sant Joan de Déu, y en departamentos de Orientación Psicopedagógica de escuelas e institutos, así como en centros de psicoterapia. También ha realizado talleres grupales para padres y familias, escuelas, universidades y entidades sociales en Barcelona (España).
- Actualmente ejerce como psicoterapeuta en el Centro de Psicología Montjuic y colabora como tutora de estudios del Máster en la Universitat Oberta de Catalunya (Máster Psicología Infantil y Juvenil) y como Profesora Asociada de la Universitat de Barcelona.
- Puedes contactar con Kàtia Giménez Molins aquí.