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No eres culpable, tan solo la víctima

No hay nada que lo justifique. El acosado no es culpable de la situación que está viviendo, sino la víctima. Interiorizar esta idea es de suma importancia. Es aprender a colocaros en el lugar que os corresponde, partiendo de quiénes sois y de qué papel jugáis en la terrible pesadilla que vivís. Este es el objetivo de este post.

Con el anterior post, el primero de esta serie, La prueba, la mejor defensa ante el acoso, aprendimos a diferenciar lo que es acoso laboral de lo que no lo es. El fin era tomar conciencia de lo que nos esta sucediendo, identificarlo, dando así el primer paso, que no es otro que, activar nuestras alertas, abrir los ojos sobre el peligro amenazante, previniéndonos de los que nos depara y comenzar a tomar las medidas de defensa necesarias.

Saber lo que nos está pasando es necesario para poder afrontarlo y actuar. Lo importante, por tanto, es tomar conciencia del problema. No intentéis buscar un porqué, malgastareis energías y en muchas ocasiones buscareis erróneamente el porqué en vosotros mismos, haciendo que os sintáis responsables de lo que os sucede. Nada más lejos de la realidad, como seguidamente explicaré.

No existe justificación para el acoso

El segundo paso es entender que toda forma de acoso ya sea laboral o no, todo abuso, todo maltrato, de la forma o en el ámbito que sea nunca está justificado. No hay nada que lo justifique. El acosado no es culpable de la situación que está viviendo, sino la víctima. Interiorizar esta idea es de suma importancia. Es aprender a colocaros en el lugar que os corresponde, partiendo de quiénes sois y de qué papel jugáis en la terrible pesadilla que vivís. Este es el objetivo de este post.

El acosado no es culpable de la situación que está viviendo, sino la víctima

Seguro que aquellos que, por desgracia, habéis pasado o estáis pasando por esta difícil situación, os habéis preguntado si habéis hecho algo mal, si hay algo en vosotros que no responde a la normalidad, si no estará el problema en vosotros mismos, en vuestra personalidad, si no seréis, en alguna medida, los culpables del acoso que sufrís.

La situación que estáis sufriendo es tan incomprensible e irracional, que es normal que intentéis buscar alguna explicación que responda a la lógica. Pues bien, siguiendo a el Profesor Iñaki Piñuel «siendo el acoso un comportamiento siempre injustificable e inaceptable, la víctima siempre es inocente«. No sois ni responsables ni culpables del maltrato.

El acosador intentará por todos los medios haceros pasar por los responsables de la situación, querrá que, ante los ojos de los demás, de vuestros compañeros y responsables aparezcáis como personas conflictivas, inestables, no merecedoras de seguir formando parte de la organización empresarial en la que prestáis servicios.

Os presentará, en muchas ocasiones, como incompetentes para realizar vuestro trabajo, personas que habéis trabajado bien durante toda vuestra relación laboral con la empresa, que no habéis tenido nunca ningún problema ni queja acerca de vuestro trabajo, comenzareis a recibir llamadas de atención por errores livianos, algunas veces incluso inexistentes, todo será objeto de críticas destructivas.

El acosador miente, inventa, manipula

El acosador no dudará en mentir, inventar, manipular con el fin de negar la profesionalidad de su víctima, la hará pasar incluso por malintencionada, os adjudicará el ánimo de querer dañar a la empresa o a los compañeros. De esta manera, el acosador consigue muy pronto satanizar y estigmatizar a la víctima, haciendo que los demás la abandonen a su suerte, convirtiéndose en un apestado profesional.

Vosotros sois víctimas, repetíroslo cuantas veces sea necesario. Portad bien alta la bandera de vuestra dignidad y enfrentadla a la indignidad de vuestro verdugo

Es inevitable, o al menos, muy difícil que los compañeros o que vuestros superiores se sustraigan a la terrible campaña de desprestigio que contra vosotros ha iniciado el acosador.

Los compañeros mirarán hacía otro lado, convirtiéndose en testigos mudos de lo que esta ocurriendo, y vuestros superiores bombardeados diariamente con críticas del acosador hacia vosotros y hacía vuestro trabajo terminarán por ver en vosotros una amenaza para la empresa.

Esta situación se puede paliar únicamente tomando conciencia desde el primer momento de lo que nos pasa, conociendo de antemano ante qué peligro estamos expuestos, sabiendo quién y qué es el acosador, cómo actúa, anticipándonos a él, denunciando, desde el primer momento, lo que nos está ocurriendo, poniéndolo en conocimiento de los responsables de la empresa a fin de que activen los mecanismos necesarios de prevención. Cuanto más tiempo dejemos actuar al acosador, más difícil nos será atajar esta situación.

Por eso tomar conciencia de lo que sois desde el primer momento, no os dejéis manipular ni confundir por las maquinaciones del acosador, que únicamente pretende amedrentaros, paralizaros, haceros sentir inseguros, hundiros emocionalmente, destruiros psicológicamente, haciendo que veáis como un imposible el huir de esa terrible situación. Es lo que se denomina indefensión aprehendida.

Vosotros sois víctimas, repetíroslo cuantas veces sea necesario. Portad bien alta la bandera de vuestra dignidad y enfrentadla a la indignidad de vuestro verdugo.

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