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La actitud pasiva frente al acoso escolar refuerza al agresor
Actores del acoso escolar (3)
Pon un libro en tu vida…
‘Manuel Básico de Criminología’
Estefanía Ros Cordón – Pinolia
La actitud pasiva frente al acoso escolar refuerza al agresor. En otras palabras, siente que su conducta es aprobada. Tercera entrega del capítulo sobre Miedo a ser uno mismo: el inicio del acoso escolar.
Se trata de un amplio e interesante apartado sobre acoso escolar o bullying que forma parte del libro Manual Básico de Criminología, de Estefanía Ros Cordón editado por Pinolia.
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La actitud pasiva frente al acoso escolar refuerza al agresor
Estefanía Ros Cordón
Hay que distinguir entre la víctima, el victimario y los espectadores. En cuanto a la primera, Olweus dispone que puede clasificarse en dos grupos diferenciados: víctimas pasivas y víctimas provocativas.
Víctima pasivas
Las características de este grupo son: inseguridad, baja autoestima, debilidad, sumisión…
Tienden a ser personas sensibles que responden al acoso con pánico, suelen ser miedosas y evasivas y no solicitan ayuda ante los ataques que reciben. Normalmente, se relacionan mejor con personas adultas y no suelen tener amigos.
Estas características son causa y consecuencia del acoso. La percepción de vulnerabilidad provoca que el acosador se fije en esta persona como una víctima potencial y la agresión provoca que se cree la sensación de debilidad en la propia víctima, entrando en una espiral que la incapacita para defenderse.
La tendencia suicida es más prevalente en este grupo. Es, por ejemplo, el caso de Mónica, una chica tímida a la que le encanta leer en su tiempo libre en vez de ir al parque a jugar. En la clase le cuesta relacionarse con sus compañeros, ya que siente que no entienden sus gustos y no se siente cómoda con las bromas que hacen o lo activos que son.
Las chicas de su clase le han cogido varias veces los libros que lleva en la mochila y han roto algunas páginas, las han pisoteado o, algo pero, se los han robado.
Mónica no le ha dicho nada a sus padres por miedo a que las cosas empeoren, ya que alguna vez que ha llorado al ver sus libros destrozados, los profesores han regañado a sus compañeras y después ha sido peor.
Víctimas provocativas
Son sujetos agresivos, violentos y desafiantes, por lo que no es imposible que adopten el papel de acosador. Respecto a sus características predomina la impulsividad, la irritabilidad y la dificultad en el manejo de sus emociones y conductas.
Asimismo, suelen tener dificultades en su progreso educativo, falta de concentración, dificultad en la lectura y escritura, etc. Como por ejemplo Pablo: desde bien pequeño tiene serias dificultades para leer escribir y estudiar; se esfuerza mucho en casa, pero aún así le cuesta avanzar en clase y estar al nivel de sus compañeros.
Si alguna vez le presta los deberes a algún compañero y este se ríe de él, acaba empujándole o insultándole: no quiere que le vean débil ni lo ridiculicen. Le da tanta vergüenza que prefiere meterse con sus compañeros para que no se fijen en él.
Factores de riesgo en las víctimas
Pese a esta clasificación, existen factores de riesgo comunes o mayoritarios en las víctimas, que aumentan las probabilidades de sufrir violencia escolar:
- Rasgos físicos: desde tener alguna discapacidad a alguna característica distintiva del resto, como gafas o sobrepeso.
- Pertenecer a un grupo minoritario: sea de índole étnica, cultural o de orientación sexual.
- Habilidades sociales: su introversión y timidez les dificulta hacer amigos, por lo que suelen estar solos o, en el caso de que los tengan, estos suelen ser pocos y se sienten en la obligación de obedecerlos. Su sumisión viene dada por su dependencia emocional y el no querer sentirse solos.
- Ámbito familiar: presentan gran dependencia de la familia, no saben desenvolverse ellos solos debido a la gran sobreprotección de sus parientes. Los familiares actúan, sin darse cuenta de que esta falta de independencia provoca todo lo contrario. No obstante, también suele darse el caso contrario, el modelo educativo laxo con una comunicación inexistente entre los miembros de la familia.
El acosador, manipulador y frio emocionalmente
Respecto al victimario (acosador), este presenta un perfil muy definido:
- Personalidad agresiva, dominante y desafiante.
- Impulsividad. Bajo autocontrol, actúan sin pensar.
- Escasa o ausente empatía. Son capaces de manipular a otros, se muestran fríos emocionalmente.
- Tendencia a actos ilícitos y conductas violentas.
- Capacidad exculpatoria. Defiende su actitud agresiva con el pretexto de que la víctima se lo merecía, no siente culpabilidad por sus actos.
- Incapacidad para seguir con las normas más elementales de buena convivencia. Por ello, tiende a presentar un nivel de frustración elevado, ya que espera siempre que se haga lo que desea.
- Fracaso escolar. El rendimiento escolar es bajo, prevalecen las dificultades en el aprendizaje y es habitual que sean repetidores o se ausenten con frecuencia de las aulas, llegando incluso a abandonar los estudios.
- El sexo masculino suele acosar de forma más directa, mediante violencia física y agresiva, y el sexo femenino de forma indirecta, a través del aislamiento o la difusión de rumores.
- Autoestima. Los estudios no son concluyentes, pues los resultados varían desde la seguridad hasta la baja autoestima, incluyo hay algunos que no encuentran relación entre esta y el acoso.
- Habilidades sociales. De nuevo, los estudios no son concluyentes, pues algunos indican que los agresores suelen ser populares y otros señalan todo lo contrario: el rechazo de su comportamiento.
- Ámbito familiar. Los menores acosadores suelen tener un estilo educativo en casa bastante deficitario y provenir de familias desestructuradas con serias dificultades de convivencia.
Los espectadores
Por último, los espectadores están integrados por el grupo de iguales del centro docente, que observan y presencian el bullying.
Su comportamiento suele variar: pueden tener una actitud activa, colaborando e incitando al acosador, o una actitud pasiva, aprecian que existe un problema de acoso entre compañeros y no hacen nada.
La actitud pasiva merece el mismo rechazo que la activa, pues refuerza la conducta del agresor, que lo siente como una forma de aprobación; sin embargo, adoptar ea postura es comprensible, pues el miedo a delatar al agresor o defender a la víctima y ser aislados del resto de grupo o ser acosados es muy fuerte.
No existen estudios que se hayan centrado en los espectadores que defienden a la víctima.
¿Es un delito el acoso escolar?
¿Cuál es la relación legal entre acoso escolar y suicidio?
Nota de redacción / El contenido de este artículo forma parte del libro ‘Manual Básico de Criminología’, de Estefanía Ros Cordón y ha sido publicado con el consentimiento de la autora.
Tanto el título como los subtítulos y las ilustraciones han sido añadidos por jupsin.com.