Jupsin
‘El Fin del Miedo’, voces en el año del feminismo
Cuando la editorial La Esfera de los Libros me propuso escribir sobre el movimiento global de las Mujeres, tras el #MeToo, curiosamente el año de las Mujeres aún no había comenzado. Era enero de 2018, el mismo mes en que las actrices decidían vestirse de negro en los Globos de Oro. Aún nos faltaba por vivir los días en torno al 22 de febrero que denunciaron las brechas salariales de género y, muy especialmente, el 8 de marzo en el que tantas mujeres y hombres en el mundo y muy especialmente en España, de todas las generaciones, se lanzaron a las calles reclamando igualdad.
- Tomé una gran decisión: conversaría con muchas mujeres y también con hombres, para escribir un libro de larga mirada, no de coyuntura.
- La sentencia de La Manada dictada a comienzos de año había agitado el debate público sobre la inseguridad de las mujeres y cómo ese delito lo recogían las leyes y lo interpretaban los jueces.
Cuando la editorial La Esfera de los Libros me propuso escribir sobre el movimiento global de las Mujeres, tras el #MeToo, curiosamente el año de las Mujeres aún no había comenzado.
Era enero de 2018, el mismo mes en que las actrices decidían vestirse de negro en los Globos de Oro. Aún nos faltaba por vivir los días en torno al 22 de febrero que denunciaron las brechas salariales de género y, muy especialmente, el 8 de marzo en el que tantas mujeres y hombres en el mundo y muy especialmente en España, de todas las generaciones, se lanzaron a las calles reclamando igualdad.
La sentencia de La Manada había agitado el debate público sobre la inseguridad de las mujeres y cómo ese delito lo recogían las leyes y lo interpretaban los jueces
La sentencia de La Manada dictada a comienzos de año había agitado el debate público sobre la inseguridad de las mujeres y cómo ese delito lo recogían las leyes y lo interpretaban los jueces. Los sucesos se sucedían tan vertiginosos que cada día mi relato se atropellaba en el ordenador.
Tomé una gran decisión: conversaría con muchas mujeres y también con hombres, para escribir un libro de larga mirada, no de coyuntura. Y así fue como, charlando, fui ordenando mis propias ideas y aprendiendo con todo lo que escuchaba.
Identifiqué que las demás mujeres con quienes hablaba me relataban vivencias similares a las mías. Comprobé lo que ya sabía: que mi historia no era únicamente la mía, sino prácticamente las de todas las que habíamos querido salir seguras a la calle, formarnos, trabajar y defender en un mundo dominado por los hombres nuestra meritocracia.
Todas reconocíamos las inseguridades que nos había generado crecer entre miedos, advertencias, noes y peligros
A todas nos había costado más que a los hombres demostrar nuestros méritos. Solo hacía unos años en que una mujer, en nuestro país, no podía abrir una cuenta corriente por sí sola, ni heredar un negocio familiar, ni emprender.
Estaba bien recordarlo, y así decidí hacerlo en el libro, para entender el enorme esfuerzo que supone reclamar ahora puestos en Consejos de Administración o cargos directivos ejecutivos, en donde queda mucho por escalar. De esta manera, todas reconocíamos las inseguridades que nos había generado crecer entre miedos, advertencias, noes y peligros.
El Fin del Miedo
– Los hombres también tenemos mala adolescencia – me comentaban muchos de ellos -, no creas que para los chicos la pubertad es fácil.
– No será fácil para ellos, pero lo nuestro es de heroínas – era el sentir de la mayoría de ellas.
Y así surgió el título #ElFindelMiedo. Del convencimiento de que cuando una mujer llega al top, aun en nuestro año 2019, ha tenido que superar muchos obstáculos externos y otras tantas inseguridades generadas por la absorción de lo que la sociedad le dicta.
Educadas para gustar, las niñas crecen con una autoexigencia mayor y diríamos que, en ese empeño por agradar, el horizonte final de la perfección no se vislumbra nunca.
– De ahí muchas de nuestras inseguridades -me comentaba Irene Cano, directora general de Facebook en una de las #GLTalks que he mantenido recientemente con ella.
Y de la absorción de los roles, de seguir percibiendo que el padre es el proveedor del sustento y la madre la cuidadora -añado también yo.
Los miedos cotidianos
En ese repaso a los “miedos” en mi libro yo he apuntado veinticinco, pero podían haber sido otros tantos más, porque no estaríamos hablando únicamente del miedo a que un desconocido te asalte o que una manada te narcotice, sino de los miedos cotidianos, casi inconscientes, como son a los prejuicios, a que no te crean, a que te juzguen arcaicamente, a decir “no”, a fracasar, a que la maternidad te penalice, a no ser una buena madre…
Tenemos que utilizar nuestra voz, dejar atrás los miedos, y reclamar presencia, el centro del escenario, subidas de sueldos, reclamo de liderazgo, promoción profesional… Sin padecimientos de síndromes de impostor
Con estos miedos arranca #ElFindelMiedo, y termina con ruegos y alguna pregunta a las mujeres, a los hombres, a las chicas, a los poderes públicos, a los partidos políticos, a los jueces y fiscales, a toda la sociedad… al mundo de la empresa.
Porque para solucionar un problema, lo importante e indispensable es identificarlo. Y la igualdad, además de ser una causa justa, es un bien social.
Las mujeres necesitamos visibilidad y que se nos visibilice, porque cuando se nos busca, se nos encuentra. Estamos formadas, obtenemos mejores resultados académicos, leemos más y trabajamos en la excelencia.
Por eso, también nosotras tenemos que utilizar nuestra voz, dejar atrás los miedos, y reclamar presencia, el centro del escenario, subidas de sueldos, reclamo de liderazgo, promoción profesional… Sin padecimientos de síndromes de impostor.
Los organismos internacionales, las grandes consultoras, los bancos y los departamentos de estudios han puestos cifras al coste económico que supone la no incorporación de las mujeres al poder, al aprovechamiento del 100% del talento. De ahí mi demanda permanente #PorUnMundo5050. El quinto objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas para 2030.
¡Ojala!, con la participación de todos podamos acortar los plazos.