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Pensamientos, decisiones y culpabilidad

A mí me encantaría no dar vueltas a la cabeza cuando tengo un problema, no recrear situaciones, no imaginar conversaciones como deberían haber sido y no como han sido en realidad… ¡qué rabia da cuando se te ocurre la respuesta perfecta pero ya no tienes delante a esa persona para decírselo! o, si la tienes, ya no viene a cuento. Imagino que se trata de una cuestión de entrenar la mente pero claro, hay tantas situaciones diferentes que pueden surgir a lo largo de la vida que es complicado mantener esa disciplina para cada una de ellas.

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  • ¿Cuántos problemas cronificamos por nuestros pensamientos recurrentes? ¿En qué medida condicionamos nuestra forma de ser por nuestra forma de sentir o de pensar aquello que nos ocurre?
  • A veces, las personas que nos rodean sólo quieren que seamos felices y que dejemos a un lado los arrepentimientos para poder pasar página y mirar al futuro con ilusión.


El otro día leí un artículo de Rafael Santandreu que decía “si controlas tu pensamiento, controlas tus emociones”.

Este psicólogo hablaba en el artículo de lo determinante es que nuestro diálogo interno para ser felices y de la capacidad que tenemos para controlarlo y dirigirlo para huir de la negatividad.

¡Qué rabia da cuando se te ocurre la respuesta perfecta pero ya no tienes delante a esa

persona para decírselo!

Y pensé, ¡cuánta razón tiene pero qué difícil!

A mí me encantaría no dar vueltas a la cabeza cuando tengo un problema, no recrear situaciones, no imaginar conversaciones como deberían haber sido y no como han sido en realidad… ¡qué rabia da cuando se te ocurre la respuesta perfecta pero ya no tienes delante a esa persona para decírselo! o, si la tienes, ya no viene a cuento.

Imagino que se trata de una cuestión de entrenar la mente pero claro, hay tantas situaciones diferentes que pueden surgir a lo largo de la vida que es complicado mantener esa disciplina para cada una de ellas.

¡Qué rabia da cuando se te ocurre la respuesta perfecta pero ya no tienes delante a esa persona para decírselo! o, si la tienes, ya no viene a cuento.

 La vida esta llena de decisiones y de “y sis” que dejamos pasar

Y es que ¿cuántos problemas cronificamos por nuestros pensamientos recurrentes? ¿En qué medida condicionamos nuestra forma de ser por nuestra forma de sentir o de pensar aquello que nos ocurre?

¿En qué medida condicionamos nuestra forma de ser por nuestra forma de sentir o de pensar aquello que nos ocurre?

Un enorme espacio ocupa en nuestros pensamientos el “y si….” “¿y si no hubiera cambiado de trabajo y me hubiera estabilizado en aquel que estaba tan cómoda?”, “¿y si no hubiera salido aquel día que me pusieron una multa?”, ¿y si hubiera dado una oportunidad a esa persona?”, “¿y si le hubiera dicho en aquel momento lo que pensaba?”… la vida esta llena de decisiones y por tanto de “y sis” que dejamos pasar.

Nos montamos películas pensando que otra decisión diferente a la que tomamos en su momento hubiera sido mejor y recreamos situaciones tal y como nos gustaría que hubieran ocurrido pero, lo cierto, es que nadie nos asegura que hubiera ocurrido tal y como las imaginamos idílicamente.

A veces, sentimos que debemos ser mejores de lo que somos cuando en realidad nadie nos lo ha pedido.

A veces sentimos que debemos ser mejores de lo que somos

La culpabilidad es otro inquilino molesto que llena nuestro diálogo interior de negatividad. Claro que es un sentimiento que en su justa medida forma parte de la gente mentalmente sana pero cuando monopoliza nuestros pensamientos y condiciona nuestro día a día es limitante para la persona que lo sufre y su relación con los demás.

Y es que a veces sentimos que debemos ser mejores de lo que somos cuando en realidad nadie nos lo ha pedido. A veces las personas que nos rodean sólo quieren que seamos felices y que dejemos a un lado los arrepentimientos para poder pasar página y mirar al futuro con ilusión.

A veces las personas que nos rodean sólo quieren que seamos felices y que dejemos a un lado los arrepentimientos para poder pasar página y mirar al futuro con ilusión

Otros pensamientos también recurrentes y que son contrapuestos a la culpabilidad son aquellos que tenemos cuando consideramos que no somos correspondidos en nuestra dedicación a los demás.

Cuando nos volcamos con una persona y no recibimos ese cariño, ese apoyo o esa consideración comenzamos una conversación interior persistente en la que intentamos encontrar el por qué en un sin fin de razonamientos que probablemente nada tengan que ver con lo que está pensando la otra persona. Un diálogo interior infructuoso que sólo puede llevar a deteriorar la relación con los demás.

Es una suerte haber encontrado por casualidad la entrevista de Rafael Santandreu, porque a veces, aunque las reflexiones sean evidentes “controlar tu dialogo interior puede hacerte feliz”  necesitas que alguien te las exponga frente a frente para poder asumirlas y trabajarlas.


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