En sus Manos

¿Qué debo hacer si soy testigo de acoso laboral?

Elena Rubio, psicóloga - Foto: Jesús Umbría

Elena Rubio, la psicóloga en tus zapatos

Dedicamos gran parte de nuestra vida a trabajar. Sabemos, de forma más o menos consciente, lo importante que es estar a gusto en el puesto de trabajo, y normalmente así lo procuramos.

Está más que demostrado que entre otras muchas variables, la de las relaciones interpersonales es muy importante para que las personas acudan a su trabajo con motivación. No es la única variable, pero sí tiene mucho peso en la salud mental del trabajador, así como en su productividad (que, como es de imaginar y comprensible, tanto preocupa a las empresas).

Pero en algunos casos, podemos ser testigos de situaciones violentas que se dan hacia otros compañeros o responsables, situaciones que podemos identificar como acoso laboral. No es preciso hablar de violencia física, si no verbal, o simplemente de aislamiento.

¿No tienes claro que esa situación que has visto realmente sea acoso laboral o mobbing? Tal vez estos indicadores puedan ayudarte aclarar tus dudas:

  1. Restringen al trabajador la posibilidad de comunicarse en su puesto de trabajo.
  2. Se le asigna un puesto que le obliga a permanecer “aislado” de sus compañeros.
  3. No se tienen en cuenta sus opiniones prácticamente nunca.
  4. Le asignan tareas inútiles y absurdas.
  5. Se critica de manera continuada la manera de realizar su trabajo.
  6. Le atacan sus creencias morales, políticas o religiosas.
  7. Se dirigen a él mediante gritos o insultos, o hablan a sus espaldas.
  8. Difunden rumores sobre él.
  9. Le obligan a realizar tareas peligrosas o nocivas para él.
  10. La persona sufre de procesos de somatización (náuseas, cefaleas, dolores, etc.)

Viñeta de Idígoras y Pachi sobre el acoso laboral exclusiva para jupsin.com

¿Qué debo hacer si veo acoso laboral?

Si has observado algunos de estos puntos, tal vez estés siendo testigo de una situación de acoso laboral. Y en tal caso… ¿qué debes hacer?

No es una situación sencilla. Pueden irrumpirte pensamientos como: “Si me meto, a lo mejor también me pasa mí”, “Algo habrá hecho este compañero para que le traten así”, “Esto no es problema mío, zapatero a tus zapatos”. Parece que todo esto va ligado al MIEDO. Miedo a que nos pase lo mismo; miedo al despido… Pensamientos y miedos totalmente lícitos. No estamos aquí para juzgar a nadie.

Pero… tal vez también podemos hacernos estas preguntas:

  • ¿Quién me dice que mañana no me pueda pasar a mi lo mismo, cuando “se cansen de éste”?
  • ¿Y si me “instan” a tomar parte en el acoso? Tal vez si me quedo fuera, me acabe pasando a mí. Me siento así obligado a aislarle, a no hablarle, o a criticarle, aún sin motivos… En definitiva, ¿me tengo que convertir en un acosador para salir indemne de esto?

Los testigos mudos, que comienzan siendo pasivos, mirando hacia otro lado, ignorando lo que ocurre, facilitan el acoso a la persona

Parece que la pasividad es incluso difícil. Ésta lleva casi irremediablemente a la acción.

Los acosadores necesitan “aliados” para aislar a sus víctimas. O te unes a ellos, o estás contra ellos.

Pero no olvides que ser hoy un aliado no te exime de que mañana dejes de serlo y decidan que seas su nueva víctima.

  • ¿Cuánto puede llegar a afectarme esta situación? ¿Soy capaz de ver esto cada día y no me está impactando? ¿Me siento más intranquilo? ¿Duermo bien? ¿Tengo algún problema físico que antes no tenía, como insomnio, dolores de estómago, eccemas en la piel, etc.? Tal vez tenga que ver con esto… y esto significa que no estoy bien.

Elena Rubio, psicóloga – Foto: Jesús Umbría

¿Cómo ponerse en los zapatos del acosado?

Los testigos mudos, que comienzan siendo pasivos, mirando hacia otro lado, ignorando lo que ocurre, facilitan el acoso a la persona. De no existir estas personas, el mobbing no podría darse. En la mano de cada uno queda el tomar parte, aliándose pasiva o activamente con los acosadores, o plantando cara, desde varias líneas de actuación:

  • Acompañar a la persona acosada. A veces sólo necesitan que alguien les abra los ojos o sentirse apoyados para poder enfrentarse y terminar con la situación.
  • Informar a los responsables de la situación que se está dando.
  • A veces esto último es complicado cuando los propios responsables son los acosadores. En tal caso, se podrá valorar informar a otras fuentes: en la representación sindical, el departamento de recursos humanos o Servicio de Prevención, en caso de existir.

Insisto en que la situación no es fácil, y que cada uno tiene la última palabra, pero supongo que sólo nos queda pensar, de la forma más egoísta posible, ¿Qué necesitaría yo si esto me pasara a mí?

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