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¿Cuántos sufridores hay en el acoso escolar?

Hay una pregunta que lanzo desde aquí al Gobierno ¿por qué no premian a los centros educativos que ayuden a erradicar el acoso escolar? Creo firmemente que sería una buena opción para poder facilitar nuestra presencia en los hogares españoles y poder así ayudar a las familias a erradicar de forma tajante cualquier tipo de acoso escolar que se pueda dar dentro y fuera de las aulas.

Se empiezan a escuchar, cada vez con más frecuencia, casos de acoso escolar en diferentes lugares cercanos y lejanos, ¿empezamos a darnos cuenta del problema que hay en realidad?

Es algo que me llama la atención poderosamente, puesto que hasta que no lo vemos cerca, somos incapaces de dar importancia a algo. Ahora que ya sabemos que existe la problemática del acoso, hablemos de los sufridores en el acoso escolar.

Los sufridores del acoso

Siempre tendemos a identificar, como ya he comentado en artículos anteriores al acosador y al acosado, pero ahora vamos a identificar también a los sufridores directos e indirectos.

Empezamos por identificar a la primera víctima, que es el acosador (adolescente con carencias afectivas y/o problemas de adaptación personal). Es la primera persona que está sufriendo y debemos entender esto para comprender que sus actos tienen mucho que decir de cómo se encuentra consigo mismo.

Siempre tendemos a identificar al acosador y al acosado, pero ahora vamos a identificar también a los sufridores directos e indirectos

Y, por supuesto, está el acosado (adolescente con perfil introvertido, tímido, apariencia de debilidad o fragilidad).

Sufre la ira, rabia, impotencia de otro adolescente, desde una perspectiva débil, que le lleva a sufrir un trauma personal que deberá poner en manos de profesionales para poder salir y concebir una vida normal en el futuro.

Llegamos a los padres del acosado (suelen enterarse meses después de que su hijo sufra acoso y entonces ponen el grito en el cielo).

Les pilla en estado de shock y se sienten culpables de no haberse dado cuenta antes, continúan haciendo preguntas a su hijo/a del porque no lo ha dicho, intentan solucionarlo por la tremenda, culpan a centros educativos, profesores, etc… Todo esto fruto de la impotencia y la culpabilidad que ellos mismos tienen sobre la situación que está viviendo su adolescente.

El entorno cercano al menor acosado, hermanos, primos, amigos, etc… empiezan a sufrir porque comienzan a ser conscientes de que algo va mal, todos a una, y seguramente las acciones que se lleven a cabo desde estos perfiles pueden provocar agobio, saturación y desesperación en el menor acosado. La víctima siente que la situación es mucho más grave incluso de lo que él piensa y se va a sentir muy mal por involucrar a todo su círculo. Esto le llevará de nuevo a retraerse y no contar nada.

¿Somos conscientes del daño que ocasiona un caso de acoso escolar y a cuántas personas repercute de forma directa o indirecta?

Los padres del acosador

Si el caso ya se pone en manos del instituto y autoridad competente para buscar una solución es cuando se suman los padres del acosador a esta lista de sufridores (ya que no son conscientes de lo que su hijo hace fuera de su hogar).

Aquí se dan dos tipos de acciones, la primera es que los padres ponen la mano en el fuego por sus hijos y les descartan de todo tipo de culpa, llegando incluso a amenazar a docentes, centros educativos y a enfrentarse con los padres de los niños acosados.

Desde esta perspectiva se hace muy difícil controlar la gestión del acoso ya que la base del problema se encuentra muy claramente en el hogar y el no reconocimiento por parte de los progenitores dificulta mucho más si cabe la propia gestión de la solución del conflicto.

La otra forma de acción es que los padres se den cuenta del comportamiento de su hijo/a y empiecen a contrastar información para comprobar la veracidad de los hechos. En este caso es mucho más fácil llegar a la raíz del problema y así poder ayudar a la unidad familiar a resolver la situación en la que se encuentran.

A groso modo hemos identificado varios perfiles de sufridores en un caso de acoso, pero el problema reside en que, normalmente, un acosador suele ejecutar sus acciones sobre varios adolescentes a la vez.  Es decir, que esa lista debe ser multiplicada por cada uno de los acosados con su entorno pertinente.

¿Somos conscientes del daño que ocasiona un caso de acoso escolar y a cuántas personas repercute de forma directa o indirecta? Aquí es donde debemos establecer la importancia de nuestras acciones para erradicar cualquier posible situación de acoso. La realidad de todo cuanto sucede en la mayoría de los acosos escolares parte de la no aceptación y la no felicidad de un menor en su propio hogar, en su propia vida y es ahí donde debemos hacer hincapié para hallar la solución.

La realidad de todo cuanto sucede en la mayoría de los acosos escolares parte de la no aceptación y la no felicidad de un menor en su propio hogar, en su propia vida

Informar y formar

Insisto de nuevo en mi idea contrastada de que los acosos escolares deben erradicarse desde los hogares. Debemos informar y formar a los padres para que establezcan una gestión actualizada a los ritmos y necesidades del hoy.

La capacidad de introducir un nuevo formato de gestión familiar puede cambiar por completo la dirección equívoca que haya tomado el menor, identificando la base del bloqueo o del problema y convertirlo desde dentro para evitar provocar daños fuera.

Ahora, empieza a haber cierto movimiento en la Sociedad frente al acoso escolar y veo que se dan charlas informativas, que las Fuerzas de Seguridad del Estado van a los institutos a hablar con los adolescentes.

Pero ¿quién habla con los directores de los institutos que no reconocen que existen estos casos y no quieren abrir los protocolos de activación? ¿quién habla con los padres sobre los riesgos existentes de una mala gestión sobre el menor?

Hay una pregunta que lanzo desde aquí al Gobierno ¿por qué no premian a los centros educativos que ayuden a erradicar el acoso escolar? Creo firmemente que sería una buena opción para poder facilitar nuestra presencia en los hogares españoles y poder así ayudar a las familias a erradicar de forma tajante cualquier tipo de acoso escolar que se pueda dar dentro y fuera de las aulas.

Los sufridores, en cualquier caso de acoso escolar, no sólo son acosador y acosado, también incluyen a un número grande de personas que hacen que la vida de todos se pueda truncar de forma considerable, dejando secuelas para el futuro, marcando un antes y un después en sus vidas.

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