Coaching Caballos
Atrévete a renacer… entre caballos
Entre caballos nació mi libro ‘Atrévete a Renacer’, con ellos llegué a entender cómo se produjo el acoso y qué parte dentro de mí había sido aliada de mi acosador; y a ellos dedico ahora una buena parte de mi trabajo y mi vida. Lo que hago hoy junto a los caballos tiene más sentido que ninguna otra actividad a la que me he dedicado a lo largo de toda mi trayectoria profesional. No se me ocurre mejor forma de recibir “justicia”, aunque no pueda hablar de justicia humana.
Atrévete a renacer… entre caballos – Por Olga Casado especial para jupsin.com
- Entre caballos nació mi libro Atrévete a Renacer, con ellos llegué a entender cómo se produjo el acoso y qué parte dentro de mí había sido aliada de mi acosador; y a ellos dedico ahora una buena parte de mi trabajo y mi vida.
Destrucción, aniquilación y muerte son las palabras con las que habitualmente describen los profesionales la finalidad con la que se ejerce el acoso.
Se habla de muerte psicológica y destrucción moral; se hace mención a la personalidad quebrada, a la fortaleza destruida, a los restos de un terrible naufragio.
El lenguaje que utilizan estos profesionales no deja espacio a la duda. En esto, la semántica es poderosa, y también es cruel.
Cuanto más explícitas eran las palabras de mis médicos durante mi proceso de “cura”, más acompañada me sentía en el dolor vivido, pero más difícil era también soltar el dolor. Si has vivido o estás viviendo una situación de este tipo, seguramente sabes de lo que estoy hablando.
La soledad a la que se enfrenta la víctima de acoso es peor que el acoso mismo
Acoso laboral y soledad
Imaginar la sequía interior es terrible, pero sentirla es una verdadera tragedia. Y lo es doblemente, porque la soledad a la que se enfrenta la víctima de acoso es aun peor que el acoso en sí mismo. De hecho, diría que el acoso es posible por soledad; y en esto debemos mirarnos todos y preguntarnos qué podemos hacer al respecto.
Es habitual que uno esté tan destruido al vivir una situación de este tipo, que cualquier idea de renacimiento se le haga tan cuesta arriba como ir a trabajar sabiendo que la recepción será hostil. Lo único que a priori se nos ocurre es buscar el modo de que alguien haga eso que llaman “justicia”.
Y tras la justicia, ¿qué?
“Ve a estar entre caballos, descubre por qué sientes miedo al acercarte a ellos; y qué tiene esto que ver con el acoso y contigo misma”
La realidad no es muy distinta a las imágenes de devastación que deja un incendio cuando arrasa toda la riqueza natural a su paso. La tierra calcinada ofrece una visión triste de un pasado que no volverá.
Y si fijamos esta visión en nuestra retina y dejamos que sea esto lo que nos mueva, es posible que nos perdamos la posibilidad de construir ahora un futuro que puede llegar a ser incluso mejor de lo que nunca hubiéramos imaginado.
Yo elegí escuchar una voz interior que me parecía loca. “Ve a estar entre caballos, descubre por qué sientes miedo al acercarte a ellos; y qué tiene esto que ver con el acoso y contigo misma.”
Atrévete a renacer…
Entre caballos nació mi libro Atrévete a Renacer, con ellos llegué a entender cómo se produjo el acoso y qué parte dentro de mí había sido aliada de mi acosador; y a ellos dedico ahora una buena parte de mi trabajo y mi vida.
Lo que hago hoy junto a los caballos tiene más sentido que ninguna otra actividad a la que me he dedicado a lo largo de toda mi trayectoria profesional. No se me ocurre mejor forma de recibir “justicia”, aunque no pueda hablar de justicia humana.
La justicia es necesaria, aunque no llegue a reparar todo el daño. No al menos cuando hablamos del daño moral
La justicia es necesaria, aunque a veces no llegue a reparar todo el daño. No al menos cuando hablamos de reparar el daño moral.
Diría que nada puede lograr esa reparación en la víctima, salvo el reconocimiento del daño por parte de quien lo ha causado; o tal vez descubrir que debajo de las cenizas están los cimientos de una nueva persona dispuesta a sobrepasar en inspiración, cualidades y misión de vida toda experiencia anterior.
Cuando un bosque se incendia, el suelo pierde sus propiedades orgánicas, y tienen que pasar años para que se recupere.
Sin embargo, la primera transformación que tiene lugar es de un potencial riquísimo para la reconstrucción del suelo, ya que los restos orgánicos vegetales se mineralizan y pasan a enriquecerlo en forma de nutrientes, incrementando en varias veces la fertilidad inicial de ese suelo.
Pero, ¿qué sucede con todos esos nutrientes? La mayor parte se pierde en muy poco tiempo debido a la combustión que los convierte en volátiles. Otros son arrastrados por las aguas corrientes.
El potencial de transformación no llega a fecundar el suelo porque no se produce una acción directa para que esos nutrientes queden allí alimentando la tierra.
Ideas locas
A veces, también nosotros perdemos la oportunidad de emplear esos nuevos recursos, porque nos anclamos en la idea del ayer, y dejamos pasar de largo las ideas de renovación que llenan este momento presente. Las ideas locas son a menudo las mejores ideas.
Las ideas locas son a menudo las mejores ideas
Para quienes hemos vivido acoso moral, la mente es nuestro suelo incendiado, y también es el suelo donde aparecen nuevos nutrientes para alimentar nuestro mundo interior, nuestras emociones que son semillas para la acción.
Alimenta tu suelo interno con ideas de creación, de vida nueva, de aprendizajes con los que puedes hacer mucho bien a tu alrededor.
Llénate de lo que puedes crear en lugar de pensar en lo que se ha destruido. Siente tu renacer dentro de ti, y permítete lo que tal vez antes no te has permitido: tiempo para ti misma, para ti mismo.
Atreverse al renacimiento es confiar en que lo que has vivido, con toda su crudeza y consecuencias brutales, puede tener un sentido profundo que dé sentido a tu vida.