Jupsin
Versos entre la felicidad plena y el dolor insondable
Pon un libro en tu vida
‘Sentir en verso. Rimas para el cielo y la tierra’, de Silvia Sotomayor.
Ilustraciones de Martina Marco.
Versos entre la felicidad plena y el dolor insondable es el titular que hemos elegido para la entrevista a Silvia Sotomayor, autora de ‘Sentir en Verso, Rimas para el Cielo y la Tierra’, libro muy especial que te recomendamos.
Estupendo trabajo periodístico de Paula Buedo que publicamos en jupsin.com, el portal profesional exclusivo de IPDGrupo.com que te ofrece información para decidir sobre igualdad.
De verdad, verdad era
Ella era las flores, la música. Ella era sol, la brisa, el mar. Ella era las olas. Lo auténtico, lo sencillo, lo natural. Lo espontáneo era.
Versos entre la felicidad plena y el dolor insondable
Polifacética e incansable, así es Silvia Sotomayor. A sus 39 años, tiene tras de sí una amplia y variada trayectoria de experiencias y aprendizajes.
Con formación en comunicación y entregada a la docencia, ha querido dar un paso más. Este 2021, en mitad de una de las mayores crisis de los últimos tiempos, se ha lanzado decidida al mundo editorial.
Sentir en verso. Rimas para el cielo y la tierra es el reflejo de la complejidad de lidiar con la vida y la muerte
La poesía de Silvia no solo destaca por su intimismo, sino porque su propia hija también ha participado en la edición. Martina, 5 años, ha sido la encargada de ilustrar el libro con una unión entre cielo y tierra que termina de dar significado a la obra.
Publicado por Círculo Rojo, ‘Sentir en verso, Rimas para el cielo y la tierra’ es el reflejo de la complejidad de lidiar con la vida y la muerte, de los tiempos convulsos que nos atraviesan.
Perdida sin ella
Hay días que siento que no puedo seguir y la busco en ella. Ella me salva... Ella me aparta del precipicio, me sacude, me zarandea y, sin hablarme, me habla. Y llega otro día y se marcha otro y amanece otro... Y no soy yo, soy ella, soy ellas... Las dos en dos mundos, en dos dimensiones, en dos estados de ánimo, dos extremos, dos amores, dos sentimientos, desgarradores.
«Martina es mi pilar, mi felicidad»
PREGUNTA. Martina está muy presente en este libro, tanto en tus versos como en las ilustraciones. ¿Cuál es la importancia de estimular la creatividad en el crecimiento?
RESPUESTA. Sí, desde luego que lo está. Martina es una niña que nació en un contexto personal muy difícil: cuando supe que estaba embarazada a mi madre le habían diagnosticado cáncer de vejiga, la enfermedad y el embarazo se desarrollaron al mismo tiempo. La enfermedad se complicó y mi madre nos dejó el 6 de enero de 2016; Martina nació el 8 de marzo de 2016. No se pudieron conocer.
Martina es mi pilar, mi felicidad; me salvó de un precipicio oscuro y profundo; y me dio fuerza para escribir y plasmar el sentir que recojo en este libro
Martina es mi pilar, mi felicidad; ella me salvó de un precipicio oscuro y profundo; y ella me dio fuerza para escribir y plasmar todo el sentir que recojo en este libro.
Y, además, ella ha sido consciente y participa de este proceso creativo: siempre le leo lo que escribo y ella lo escucha y lo recibe atenta. Desde la espontaneidad y naturalidad de sus cinco añitos, te dice si le gusta, qué le sugiere, si no entiende algo y busca la manera de corresponder, en su caso, dibujando o a través de la música, bailando o aporreando su guitarra, su tambor o su piano.
Es fundamental abrirles escenarios para el desarrollo de sus capacidades creativas, y animarlos a que exploren y prueben cosas nuevas o aquello que en un momento dado les apetezca hacer: pintar, tocar algún instrumento, cantar, bailar… Lo que sea que a ellos les haga sentir bien y disfrutar.
Desconectan de una realidad y se trasladan a un lugar maravilloso en el que prueban, experimentan, descubren, se equivocan, prueban, se frustran y se enfadan, se divierten, se superan, se esfuerzan… Lo que les servirá para que en el futuro puedan encontrar lo que Sir Ken Robinson llamaba el elemento: “ese punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales de cada uno”. En definitiva, nuestra pasión.
El vacío de no tenerte
No hay día que no te busque ni noche en la que no te sueñe. No hay sueño en el que no aparezcas ni silencio en el que no te escuche. Mayo siempre terminaba con tu sonrisa, con tus hermosos ojos verdes.
El verdadero sentido de la educación
P. ¿Crees que este estímulo se hace bien en las escuelas?
R. En términos generales, no. En las escuelas y centros educativos se centran más en seguir el currículo, principalmente; bien porque desde la administración se deja poco margen de maniobra dada la gran carga burocrática que tienen que afrontar los colegios públicos; o bien porque las instituciones educativas que sí que tienen cierto recorrido – privadas o concertadas- están estancadas en un tipo de enseñanza que, en lugar de enganchar a los alumnos, los va alejando con sus modelos de otros tiempos.
El problema no está en la incapacidad de los niños para aprender sino en la incapacidad de la metodología que se impone para que aprendan
Es cierto que existen centros que sí han tomado iniciativas creativas y basan su modelo educativo en fomentar ese espíritu mediante proyectos que ayudan a los niños a desarrollar esa capacidad o, al menos, a explorarla. Esto nos da mucha esperanza porque los centros que han optado por un tipo de enseñanza alejada de los viejos cánones y más enfocada en la transformación del sistema con el fin de encontrar el verdadero sentido de la educación, evidencian el incremento del rendimiento de los alumnos gracias a métodos de aprendizaje y enseñanza creativos.
¿Qué significa esto? Que el problema no está en la incapacidad de los niños para aprender sino en la incapacidad de la metodología que se impone para que aprendan. Por tanto, con una metodología basada en sistemas de aprendizaje y enseñanza más creativos se podrían evitar la falta de autoestima, así como la limitación en las salidas profesionales o, incluso, el abandono escolar por falta de motivación, por ejemplo.
La felicidad y el ensalzamiento del yo
P. ¿Tenemos presente ese estímulo los adultos o la sociedad se está olvidando de los artístico, sensible, creativo…?
R. Desde mi punto de vista, las redes sociales y, en general, la inmediatez y la hiperconexión del mundo están desvirtuando mucho el arte, la sensibilidad y la creatividad. Lo artístico, lo sensible y lo creativo necesitan de un punto de calma, de mirar y recrearnos hacia adentro, de conexión con nosotros mismos y exploración íntima; y esto, por desgracia, no lo tenemos en nuestro mundo actual en el que prima, como decía, lo inmediato, lo narcisista, lo irreal…
La esencia del arte, la creatividad o la sensibilidad están muy alejados de una sociedad que busca incansablemente la felicidad y el ensalzamiento del “yo”, se frustra porque no sabe que la tiene en su mano, no sabe disfrutar de las cosas sencillas, sueña con ser otra u otras, no sabe lo que quiere porque su referencia son influenciadores que muestran realidades completamente ficticias, recibe cien mil estímulos al día y solo ve lo que quieren que vean para consumir, para recomendar, para subir en número de seguidores.
«La pandemia ha despertado la peor parte del ser humano»
P. ¿La pandemia ha cambiado la forma de sentir?
R. Creo que sí. Al menos en los entornos en los que me muevo he podido comprobar que las personas nos dividimos, en cuanto al sentir, en dos extremos: por un lado, el virus y la realidad que ha traído nos ha afectado de tal manera que nos ha vuelto más sensibles y comprometidos con las consecuencias de la pandemia y con otros temas que estaban ahí, pero que han despertado por fin nuestro espíritu de responsabilidad y ha hecho que reaccionemos de una vez por todas.
La pandemia, en algunas personas, ha despertado la peor parte del ser humano
Me refiero, por ejemplo, con el cuidado del medioambiente con nuestras acciones en casa -reciclaje, consumo de energía, etc.-; y también considero que hay más sensibilidad y compromiso con la ayuda a las personas que no tienen recursos y están en cierto riesgo por su precariedad personal y profesional.
Por otro lado, considero que la pandemia, en algunas personas, ha despertado la peor parte del ser humano: el egoísmo, una enfermiza escasez de empatía para con nuestros iguales, una escaso espíritu crítico para con uno mismo y con la realidad que nos rodea, la envidia y el narcisismo hasta el límite -cuando hablo de esto siempre recuerdo siempre una canción de la cantautora Cecilia, Dama, dama, que decía aquello de “si no fuera por miedo, sería la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, con tal de dejar su sello…”. Pues eso.
Año tres
Cuando las lágrimas, los anhelos y las sonrisas se me escapan al pensarte nace de mi pecho una ilusión que lleva tu nombre nace un alarido mudo que te reclama y grita ¡madre!
Carga emocional intensa
P. ¿Cuál es el poema que más te ha costado escribir, ya sea por la complejidad de los sentimientos que has querido expresar, el dolor subyacente del tema…?
R. Lo más complicado es dar forma a sentimientos que te causan mucho dolor, que te recuerdan una ausencia y que sabes que las palabras que escribas a quienes ya no están, no las podrán leer nunca. Año dos, Año tres, Año cuatro, Perdida sin ella, El vacío de no tenerte, Contigo se me fue la vida, De verdad, verdad era y los versos recordando a mis abuelos creo que han sido lo más complicados por esa carga emocional tan intensa y honda.
Pintar la realidad de manera clara y calmada
P. Después de todo tu recorrido profesional, ¿cuál ha sido el detonante para lanzarte a la aventura de publicar un poemario?
R. Escribir, en verso o en prosa, siempre me ha servido de desahogo y de alivio para volcar y plasmar mediante palabras estímulos que recibo, sentimientos y emociones que me desbordan por su propia intensidad y por mi manera de vivirlos.
Me ayuda a pintar la realidad de manera clara y calmada, como si coger papel y bolígrafo y ponerme a escribir actuara de filtro por el que depuro todo el sentir para reflejarlo de una manera estructurada y sencilla, sin dejar de ser profundo, apasionado o agudo.
En definitiva, me ayuda a apaciguar el caudal del corazón rebosante que, en ocasiones, me impide reflexionar, analizar o incluso disfrutar de las cosas que me pasan u ocurren a mi alrededor.
Un poemario poco convencional
P. ¿Ha sido algo espontáneo?
R. A finales del mes de octubre de 2020, tras el fallecimiento de mis abuelos maternos, me di cuenta de que tenía un pequeño número de poemas que habían nacido, principalmente, para recordar la esencia de mi madre, que falleció en enero de 2016 -ayudándome a superar el duelo-; celebrar la belleza del mundo que me mostraba mi hija Martina, que nació en marzo de ese mismo año; y homenajear a mis abuelos por toda la generosidad y el amor que nos habían regalado hasta su partida.
El resultado es Sentir en Verso, un poemario poco convencional, como lo somos ella y yo, la verdad
Y me pareció un bonito detalle incorporar algunos dibujos que Martina había realizado a su abuela y a sus bisabuelos acompañando a aquellas rimas, para que el homenaje fuera pleno. Escogió los que más le gustaron y se incluyeron como ilustraciones en Sentir en verso. El resultado es un poemario poco convencional, como lo somos ella y yo, la verdad.
P. ¿Qué es lo más emocionante del proceso?
R. Lo más emocionante, en mi caso, es, en primer lugar, poder disfrutar del resultado tan bonito con mi hija, ver su nombre junto al mío en la portada y tener con ella un lazo más de unión que nos va a acompañar siempre.
Y, en segundo lugar, es maravilloso poder compartir algo tan íntimo y tan personal tanto con nuestra gente como con personas que no saben quiénes somos. Sentir en verso es sentir puro, real, desgarrador y desbordante, es la felicidad plena y el dolor más insondable, es la vida y la muerte, realidades que a todos nos tocan más o menos cerca.