Jupsin
¡Vamos a ser felices!
Por Silvia Sotomayor
«El corazón le latía con fuerza, parecía querer salir del pecho para abrazarla primero y respirar su aroma suave, delicado, exquisito»
¡Vamos a ser felices!, mi último relato en jupsin.com, es un canto a la ilusión y al amor.
¡Vamos a ser felices!
A la mañana siguiente, Lucía volvió al mismo lugar. Pidió un café con leche y se sentó en el mismo sitio.
Estaba inquieta. Sacó su teléfono móvil y revisó sus mensajes. Lo volvió a guardar. Metió de nuevo la mano en su bolso, tomó su libro y comenzó a leer.
«Por favor, que aparezca. Por favor, por favor«
“Por favor, que aparezca. Por favor, por favor”.
No conseguía concentrarse y pasar de página. Realizó otro esfuerzo por alejar sus pensamientos e intentar que la historia la devorara y, al fin, lo consiguió.
– Señorita, disculpe, estamos recogiendo.
Se sobresaltó y pidió perdón al camarero. Recogió sus cosas, pagó la cuenta, no sin disculparse de nuevo, y salió apurada de la cafetería.
La vida entera observándote
Ya en la calle, de vuelta en su realidad, respiró hondo y se enfadó consigo misma.
“Idiota, eres una idiota. ¿Acaso creías que volvería? ¿Cómo se puede ser tan ingenua?”.
Se dejó caer de espaldas, vencida, en la pared de la cafetería, y suspiró fuerte.
– ¿Sabes? Me pasaría la vida entera observándote.
Lucía se sonrojó y se armó de valor para levantar la vista y contemplar aquella maravilla de ojos
Lucía levantó la vista confundida y avergonzada. Siguió con su mirada los pasos de la mujer que había pronunciado esas palabras y que, según se acercaba, sentía resonar una y otra vez en su mente como si fueran poesía, acariciando irremediablemente su alma.
Lucía se sonrojó y se armó de valor para levantar la vista y contemplar aquella maravilla de ojos, los que había estado esperando durante todo el día, “los más perturbadores y fascinantes que había visto jamás”.
El corazón le latía con fuerza, parecía querer salir del pecho para abrazarla primero y respirar su aroma suave, delicado, exquisito.
A ser felices, por fin
Se encontraron primero sus labios, sus manos acariciaron sus rostros y el pelo, se fundieron, por fin, con fuerza.
Bailaron envueltas en abrazos y besos en plena calle
Bailaron envueltas en abrazos y besos en plena calle. Se miraron, se acariciaron como si quisieran asegurarse de que no estaban soñando.
Se besaron de nuevo y se limpiaron las lágrimas de emoción de sus mejillas. Entrelazaron sus manos y comenzaron a caminar.
– ¿A dónde vamos, Lucía?
– A ser felices, por fin.