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Diversidad funcional y acoso escolar
7,1 millones de habitantes del país de México presentan alguna condición o discapacidad, y de estos el 2,8% viven en el estado de Baja California. ¿Cómo enfrentan el acoso escolar las personas con diversidad funcional en Mexicali? A esta y otras cuestiones responde en este artículo la psicóloga Linnette Avendaño, colaboradora habitual de jupsin.com.
El 53% de la población de México son mujeres y el 47% hombres. No llega al 50%, exactamente el 46,5%, el porcentaje de personas entre 3 y 29 años que asisten a la escuela. El 31,1% de la población entre 6 y 14 años no sabe leer ni escribir y el 22,7% de la población mayor de 15 años es analfabeta, según INEGI (Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 2014)
Según esta misma fuente, 7,1 millones de habitantes del país de México presentan alguna condición o discapacidad, y de éstos el 2,8% viven en el estado de Baja California.
7,1 millones de habitantes del país de México presentan alguna condición o discapacidad, y de éstos el 2,8% viven en el estado de Baja California
¿Cómo enfrentan el acoso escolar las personas con diversidad funcional en Mexicali, Baja California?
Si bien es cierto que hemos referido al acoso como una conducta reprobable dominante en todos los entornos sociales, no debemos ignorar que en el área de la diversidad funcional ésta lacra también está vigente y que a diferencia de otros colectivos, este tiene pocas ventajas para defenderse y/o comunicarlo.
Entendamos el término diversidad funcional como una condición de vida donde se hace presente la barrera de interacción entre personas con deficiencias (intelectual, motriz, auditiva y/o visual y psicosocial) y el entorno que evita su participación plena y efectiva debido a la desigualdad en proporción de sus necesidades.
Ahora bien, la escuela es el primer espacio de interacción formal donde las personas proyectan sus habilidades sociales (adquiridas en el hogar) al momento de relacionarse con sus pares, dejando al descubierto su comportamiento y, con esto, los diferentes estilos de crianza, agrupándose por afinidad mientras que otros no terminan de encajar.
Pero, ¿por qué centrarnos en las escuelas? Porque son zonas donde los estudiantes interactúan una tercera parte del día. Es una etapa donde cada integrante experimenta al relacionarse con otros, al agruparse, al sentirse aceptado o rechazado.
¿Qué pasa con los que no pertenecen a esa población denominada socialmente como ‘normal’?
Entonces, se puede determinar que, en algunos casos, el acoso comienza en las escuelas, esos espacios donde se reflejan los modales de cada ser humano y en el que algunos van a someter a otros y esos otros van o no a defenderse, o van a participar o no en las humillaciones contra sus compañeros.
Unos elegirán ser cómplices y otros preferirán alejarse a modo neutro para pasar desapercibidos. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no pueden defenderse y son el blanco perfecto? ¿que pasa con aquella población que por el simple hecho de ser diferente es rechazada sin más hasta para colaborar en un trabajo de equipo? ¿qué pasa con los que no pertenecen a esa población denominada socialmente como ‘normal’?
«Mi hermano con esquizofrenia sufrió acoso» – Karla
“Hace cinco años a mi hermano lo golpearon entre 5 personas porque no quiso obedecer las órdenes de su acosador. Mi hermano fue diagnosticado con esquizofrenia a la edad de 15 años y a pesar de tener que aprender a vivir con una persona que actúa diferente a nosotros, siempre hemos velado por su bienestar».
«Mi hermano cedió a sus órdenes pero no fue suficiente, entre el acosador y cuatro más le brindaron tremenda paliza hasta dejarlo en el hospital»
«Él, como todos, tiene sus crisis y a aun así se ha enfrentado a la tarea de ir a la escuela, de tomar su medicamento, de asistir a terapia. Comenzó una carrera universitaria donde por desgracia tuvo que darse de baja porque había sido víctima de acoso.»
«Uno de sus compañeros siempre le molestaba, al grado de presionarle para que se tomara unas cervezas y si no lo hacía se le iba a ir a los golpes.»
«Mi hermano, harto de tanta presión, cedió a sus órdenes pero no fue suficiente, entre el acosador y 4 más le brindaron tremenda paliza hasta dejarlo en el hospital.»
«Para nosotros ha sido difícil éste retroceso porque él no soportó el abuso y tuvo que darse de baja de su carrera universitaria, pues a pesar de las consecuencias legales que se presentaron ante la procuraduría del estado, no hubo castigo por parte de la institución ni respaldo a mi hermano».
«Ni la coordinadora, ni el psicólogo entonces, tuvieron la capacidad para gestionar dicha problemática en una universidad reconocida en el Estado” .
«Teníamos miedo por nuestro hijo en una sociedad con tantos prejuicios» – Antonio
“Tengo un hijo diagnosticado con el espectro autismo y al principio fue dura la noticia porque mi esposa y yo no estábamos familiarizados con ese término, teníamos miedo, no sabíamos cómo íbamos a incluir a nuestro hijo en una sociedad con tantos prejuicios«.
«Si yo de «chamaco» sufría bullying en la escuela, ¿qué le iba a suceder a mi hijo cuando entrara a la suya? Para nosotros, ha sido difícil porque aunque nuestro hijo presenta un nivel funcional, sus compañeros han abusado de él».
«Una vez llegó con el videojuego hecho añicos y eso nos enfureció porque es un «aparato» que lo entretiene muchísimo. Yo sé que no es lo único por lo que él ha pasado. pero seguimos pendientes y siempre hacemos lo posible para que nuestro hijo se sienta como los demás” .
«Tuve una infancia dura por mi ceguera» – Eva
“Cuando era niña no me gustaba salir de casa porque no podía ver lo que otros: el paisaje, los colores…, ni siquiera podía jugar con otras niñas porque ellas no sabían cómo convivir conmigo. Tuve una infancia dura y más porque las escuelas donde he estado no están adaptadas a mi condición, no hay materiales especiales».
Tuve una infancia dura y más porque en las escuelas donde he estado no están adaptadas a mi condición, no hay materiales de apoyo
«Mi mamá siempre buscó la manera de apoyarme, leyéndome libros y llevándome a espacios donde había gente como yo, que no ve».
«Ahora soy estudiante de la carrera de psicología. Aquí la gente es distinta, no sé si es por la edad, la madurez o la carrera universitaria».
«Me siento aceptada y acompañada en este nuevo estilo de vida»
«Creo que esta profesión supone estar con otras personas, conversar, acompañarlas en la terapia, algo distinto a la de un contable o un arquitecto” .
Una sociedad desadaptada e insensible
Está claro que el problema no es de las personas con diversidad funcional, sino el de una sociedad desadaptada e insensible, que ignora a otro ser humano solo porque es ‘diferente’, simplemente no se le comprende, no se le incluye.
Es la suma de los valores adquiridos en casa y los valores que se compran fuera de ésta, un desequilibro entre autoestima y búsqueda de identidad. Es una convivencia a conveniencia propia que se vincula con el sentido de pertenencia.
El problema no es de las personas con diversidad funcional, sino el de una sociedad desadaptada e insensible, que ignora a otro ser humano solo porque es ‘diferente’
¿A quién responsabilizar? ¡A todos! Empezando por el hogar, la forma de criar a los hijos que no es más que “hacer lo que se puede con lo que se tiene” , ya que no existe un manual instructivo para padres en relación con la educación de sus hijos.
Las charlas, las teorías y toda asesoría aunque esté fundamentada, en la práctica no será igual. Uno puede hacer el mayor esfuerzo por educar a sus hijos, pero estos también interactúan con otras personas, otros espacios, otros estilos de crianza.
Las estancias educativas y recreativas también tienen un grado importante de responsabilidad, tienen la obligación de detectar cuando una conducta está siendo un peligro para otros.
Los maestros, directores, supervisores, asistentes educativos, tiene la tarea de crear una red de apoyo y muchas veces pasan desapercibidos bajo el pretexto de que no dan a basto.
México apenas está despertando y se puede decir que está en una etapa de transición, apostando por la inclusión, por ver con naturalidad la diversidad, y así sumar y reubicar en espacios adaptados.
Tenemos la responsabilidad de apostar por la inclusión en todo el país, con una labor de concienciación y formación por medio de programas y capacitaciones, con el objetivo de que nadie quede ‘fuera’.
Suena precioso hasta ahora el proyecto y aún así tendrían que pasar años para que las estadísticas nos den otros números, no importa que sean pocos, pero se está apostando por el cambio.
“La inclusión de una persona es responsabilidad de todos” – Avendaño, 2017.