En sus Manos
LGBTIfobia en las aulas (I): más allá del acoso escolar
Suicidios como como los de Alan (17 años, Rubí), Ekai (16 años, Ondarroa) o Thalía (17 años, Móstoles) muestran que las consecuencias de la LGBTfobia en las aulas son reales. Y también fuera de ellas, así como prolongadas en el tiempo, en el caso de personas que han sufrido LGBTfobia en las aulas cuando eran adolescentes y actualmente sufren ansiedad, depresión, problemas de autoestima y dificultades sociales para relacionarse.
El acoso escolar es descrito como violencia, intimidación, maltrato, hostigamiento o victimización entre iguales. También es temor, sufrimiento y ansiedad. Es frustración e inseguridad. Es una pesadilla. No existe realmente un límite en la cantidad de sustantivos que pueden aglutinarse alrededor de este concepto.
Algunas personas han decidido sintetizarlo dentro del término bullying, un anglicismo construido como punta del iceberg, que es otra palabra de origen anglosajón bajo la cual se esconde una profunda e inadvertida realidad.
El acoso escolar no es solo acoso. Es machismo, racismo, capacitismo o LGBTIfobia
Porque el acoso escolar no es solo acoso. También es machismo, racismo, capacitismo o LGBTIfobia. Es, en definitiva, cualquier clase de discriminación.
En los últimos años, nos hemos esforzado para que el acoso sea una materia troncal en las discusiones dentro y fuera del aula. Asociaciones, familias, profesorado y alumnado han luchado para que así sea.
Sin embargo, es hora de que la conversación en el sistema educativo evolucione y se aborde el bullying desde una perspectiva mucho más profunda y específica.
Sistema educativo y LGBTIfobia
El colectivo de menores LGBTI concentra un elevado porcentaje de casos de bullying en las aulas. En la Comunidad de Madrid, de acuerdo con los últimos datos recogidos por el grupo de educación de COGAM, más de un 13% del alumnado LGB ha sufrido agresiones verbales, más del 4% ha sufrido agresiones físicas y casi el 10% ciberacoso.
La concreción es esencial ya que, en la mayoría de estos sucesos, estos jóvenes son vejados, insultados, agredidos y discriminados simplemente por su orientación afectivo-sexual y/o su identidad de género.En el caso del alumnado trans, el 22% de las personas consultadas confiesa haber sufrido agresiones verbales. No hablamos solo de acoso, sino de LGBTIfobia.
Sin el apoyo de colegios e institutos, el alumnado LGBTI queda desamparado en gran parte ante el acoso. El sistema educativo debe estar a la altura de las circunstancias para evitar, por ejemplo, que el 60% de las víctimas LGB piense que su profesorado no actúa lo suficiente ante estas agresiones.
La LGBTIfobia no puede atajarse únicamente de manera extracurricular, debe integrarse en el programa educativo de los centros
Es cierto que se percibe un mayor esfuerzo para impartir diferentes charlas, tutorías y talleres específicos que abordan las diferentes realidades de identidad y afectivo-sexuales.
Pero la LGBTIfobia no puede atajarse únicamente de manera extracurricular, sino que debe integrarse de forma transversal en el programa educativo de los centros y eliminar cualquier libro que fomente la discriminación.
Sin embargo, que las competencias en educación dependan de cada territorio es ya un impedimento para la consecución real de un programa educativo que fomente constantemente el respeto a la diversidad y su conocimiento.
Esta situación se agrava cuando tenemos en cuenta que:
- En el ámbito estatal no existe legislación específica en materia de igualdad, derechos y protección jurídica para las personas LGBT
- Varias comunidades autónomas tampoco la han aprobado, como en Castilla y León o Asturias
- Algunas han ejecutado la norma con carencias e irrisorios recursos, como denuncian Arcópoli o Familias Transformando en la Comunidad de Madrid.
No es baladí apresurarse a atajar la discriminación en el sistema educativo, puesto que las cifras de las consecuencias de esta LGBTIfobia son alarmantes.
LGBTIfobia y suicidio
Según una encuesta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), el 43% del alumnado LGBT que sufrió acoso escolar llegó a tener pensamientos de intento de suicidio, el 35% lo planificó y el 17% llegó a cometerlo.
Suicidios como como los de Alan (17, Rubí), Ekai (16, Ondarroa) o Thalía (17, Móstoles) muestran que las consecuencias de la LGBTIfobia en las aulas son reales.
Los centros deben responder con las herramientas necesarias para evitar la LGBTIfobia en sus aulas
Y también fuera de ellas, así como prolongadas en el tiempo, en el caso de personas que han sufrido LGBTIfobia en las aulas cuando eran adolescentes y actualmente sufren ansiedad, depresión, problemas de autoestima y dificultades sociales para relacionarse.
Mientras la administración no cumple con las necesidades de menores LGBTI, son los centros los que deben responder con las herramientas y conocimientos necesarios para evitar la LGBTIfobia en sus aulas.
Y deben hacerlo de manera global y no depender del trabajo individual del profesorado, puesto que, en muchas ocasiones, carece de pautas y protocolos específicos para actuar contra el bullying.
La formación y pedagogía es esencial para el claustro, pero también lo es para las familias y para el alumnado que presencia dichas agresiones.
Proximamente en jupsin.com
- LGBTIfobia en las aulas (II): cómo surge este tipo de acoso
- LGBTIfobia en las aulas (III): enfrentarse al acoso escolar