En sus Manos

‘Mis hijos me piden que juegue, pero no tengo fuerzas’

Las personas acosadas, suelen verbalizarnos frases como: “cualquier cosa, aunque sea una tontería, que hagan mis hijos, me crispa, no soy capaz de gestionarlo como antes”, “me pide que juegue con él, pero no puedo, no tengo fuerzas”. Estas frases muestran el estado emocional y físico en el que se encuentran, completamente debilitadas.

‘Mis hijos me piden que juegue, pero no tengo fuerzas’. Las víctimas de acoso se encuentran en una situación de vulnerabilidad por todos los hechos vividos. Los síntomas que presentan tiene una gran fuerza.

Tanto es así que, generalmente, aparece el sentimiento de estar distanciadas emocionalmente, con dificultad para experimentar ciertas emociones.

Estos sentimientos son muy importantes y afectan, indudablemente, a la relación con los hijos y generan un mayor sentimiento de culpabilidad.

Debemos tener presente que los hijos siguen comportándose de la misma manera, previa a las situaciones de hostigamiento. Por este motivo, las personas afectadas por vivencias de acoso se ven muchas veces superadas.

“Me pide que juegue con él, pero no puedo, no tengo fuerzas”

El cansancio continuo de las personas acosadas hace que perciban muy difícil y un gran esfuerzo involucrarse en los juegos de los hijos

Juegos y educación de los hijos

El estado de cansancio y la apatía continua en la que se ven inmersas las personas acosadas provocan que perciban como algo muy difícil y que requiere un gran esfuerzo el hecho de involucrarse en los juegos o educación de los hijos.

Las personas acosadas, suelen verbalizarnos frases como: “cualquier cosa, aunque sea una tontería, que hagan mis hijos, me crispa, no soy capaz de gestionarlo como antes”, “me pide que juegue con él, pero no puedo, no tengo fuerzas. Estas frases muestran el estado emocional y físico en el que se encuentran, completamente debilitadas.



Distanciamiento emocional

En cuanto al distanciamiento emocional, hay que mencionar que las víctimas perciben el entorno en muchas ocasiones como algo desconocido. No se sienten enraizadas a nada, por lo que el bloqueo del comportamiento que presentan es preocupante.

Por otra parte, estas personas presentan dificultad para experimentar ciertas emociones, por lo que no disfrutan ni expresan positivismo ante las evoluciones de sus hijos.

Un ejemplo de esto es que la víctima no ríe, ni disfruta cualquier comportamiento gracioso que realicen sus hijos, cuestión que afecta y aumenta el sentimiento de culpabilidad, y se consideran mal padre o mala madre.

Además, aparece un sentimiento de frustración, por desear disfrutar y ser partícipe y no poder manifestarse como tal.


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La acción hostigadora no tiene efectos sólo en la víctima, sino en su círculo más cercano, aumentando sus consecuencias

No te culpabilices más

La falta de atención y concentración también hace mella en las víctimas y su vinculación con los hijos, pues se sienten responsables de cuanto les suceda, y se culpabilizan aún más por no prestar la atención que debieran.

Con todo esto, es muy importante pensar que la acción hostigadora no tiene efectos sólo en la víctima, sino en su círculo más cercano, aumentando sus consecuencias y el grado de las mismas.

Por ello, si eres víctima de acoso laboral nuestro consejo es: “Sé consciente de que lo que actualmente te ocurre y sientes no es algo que hagas conscientemente, sino que es el resultado de un daño que te han ocasionado. En este momento, permítete estar débil, no te culpabilices más”


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