En sus Manos
La herida profunda del acoso escolar
Podríamos pensar que una vez terminado el acoso, nos hemos quitado un gran peso de encima y haremos lo posible por olvidarlo. Desde jupsin.com no podemos más que recomendar no olvidar y no dejarlo estar: ha sido una situación traumática, que desgraciadamente habrá hecho mella en tu hijo.
Elena Rubio, ‘la psicóloga en tus zapatos’
En anteriores artículos, hablábamos sobre ¿qué hacer si tu hijo está sufriendo acoso escolar?, o también ¿cómo trabajar con su autoestima?, que se habrá deteriorado profundamente durante esta situación. Ahora, queremos poner el punto de mira en el día de después. ¿Qué debemos hacer cuando el bullying se ha terminado?
¿Qué debemos hacer cuando el bullying se ha terminado?
Podríamos pensar que una vez terminado el acoso, nos hemos quitado un gran peso de encima y haremos lo posible por olvidarlo.
Desde jupsin.com no podemos más que recomendar no olvidar y no dejarlo estar: ha sido una situación traumática, que desgraciadamente habrá hecho mella en tu hijo.
Asistencia psicológica profesional
Así, debemos tener en consideración:
- Valora, entre tu hijo y tú, si aún no lo ha hecho, la posibilidad de recibir asistencia psicológica profesional. Como os hemos indicado en anteriores artículos, esta parte es esencial para recuperar la seguridad en sí mismo y las habilidades sociales y comunicativas que seguramente ha perdido durante esta situación traumática.
- Fomenta la comunicación. Habla del tema tantas veces como sea necesario. Que vuestro hijo sienta que os tiene cerca y que los temores e inquietudes puede expresarlos sin miedo a ser reprendido o menospreciado. Comentarios como: “Bueno, ya no va a volver a pasar, así que pasa página y sigue con tu vida” no ayudan demasiado.
- Observa a tu hijo. Desde la tranquilidad y sin ánimo de ‘espiar’ o controlar, muéstrate cercano/a y atiende a su comportamiento, su actitud ante los amigos, familia, hobbies, etc. Si detectas cambios, o que no mejora, háblalo con él, consulta en el centro escolar y con el psicólogo si ya acude a terapia.
El que es muy alto, siempre lo será, y podrá servir de excusa para reírse de él o menospreciarle
Autoestima y habilidades sociales
Las estadísticas aseguran que hay un alto porcentaje de niños que tras haber sufrido un acoso, vuelve a sufrirlo, debido a ese descenso de la autoestima y a la pérdida de habilidades sociales.
Además hay que añadir que, en ocasiones, son las características físicas las que son motivo de acoso, que normalmente son más difíciles de cambiar. El que es muy alto, siempre lo será, y podrá servir de excusa para reírse de él o menospreciarle.
- Observa a tu hijo. No es un error tipográfico o que haya copiado el texto por despiste. Sigue observando a tu hijo. Puede parecer que ya está todo ‘en orden’, que se relaciona mejor, que se siente más animado… Pero no debemos bajar la guardia.
- También está comprobado: hay un porcentaje de niños acosados que pasan a convertirse en acosadores. Mejor hacer sufrir a que te hagan sufrir a ti. Es pura supervivencia, sin ánimo de justificar estos actos. Detrás puede haber más motivos, como falta de empatía, o falta de habilidades o herramientas para gestionar las emociones que pasan por su cabeza y por su cuerpo…
El acoso escolar duele, hace heridas profundas
Por todo esto, lo más recomendable no es pasar página, tratar de olvidar lo antes posible y seguir con nuestras vidas.
El acoso escolar duele, hace heridas profundas. Si no las limpiamos y cuidamos pueden volver a infectarse
El acoso escolar duele, hace heridas profundas. Si no las limpiamos, curamos y cuidamos, pueden volver a infectarse.
Igual que vamos al médico a hacer las curas, a revisar que la herida no cierra en falso sino desde lo más profundo, y que la cicatriz se protege bien del sol, deberíamos hacer lo mismo con situaciones tan traumáticas como éstas. Las pequeñas heridas sí se curan al aire, sin más.
Las heridas profundas necesitan muchos más cuidados. Hagamos lo mismo con nuestros hijos y sus heridas emocionales profundas. Que las revisen los profesionales, que se compruebe periódicamente su estado de ánimo, sus emociones, sus pensamientos, sus relaciones con los iguales, su actitud en el centro escolar, etc.
Es, con estas medidas, como podemos asegurar que estamos acompañando a nuestro hijo y ayudándole a salir de verdad de la situación de acoso. Estar a su lado, acompañarle, poner los medios que requiera, siempre sin “inhabilitarle” o hacerle sentir incapaz. Recordemos que acompañarle no es hacer las cosas por él, sino apoyar sus decisiones y sus acciones. Démosle seguridad y poco a poco su autoestima irá restaurándose.