En sus Manos
Acoso sexual en el trabajo, entre la sutileza y la devastación
El acoso sexual forma parte del hostigamiento en el ámbito laboral y es un tipo de violencia sobre la mujer basado en un comportamiento verbal y psicológico no deseado, cuyo fin principal es atentar contra la dignidad de la persona, creando un entorno intimidatorio, hostil y humillante.
Acoso sexual en el trabajo, ataque a la dignidad de la persona – Rocío Gavilán y Paloma López – Psicología Velázquez
El acoso sexual en el trabajo es un tipo de violencia sobre la mujer basado en un comportamiento verbal, físico y psicológico no deseado
El acoso sexual forma parte del hostigamiento en el ámbito laboral y es un tipo de violencia sobre la mujer basado en un comportamiento verbal y psicológico no deseado, cuyo fin principal es atentar contra la dignidad de la persona, creando un entorno intimidatorio, hostil y humillante.
Este tipo de conductas de acoso no son exteriorizadas ante los ojos del resto de compañeros, sino que se realizan de manera sutil o a escondidas.
El acoso sexual en el trabajo se produce como parte del desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima.
De los roces indeseados a la agresión sexual
Entre los comportamientos que podemos identificar como acoso sexual en el ámbito laboral se encuentran algunos como:
- insinuaciones
- proposiciones deshonestas
- chistes obscenos
- bromas continuas fuera de lugar
- exhibición de fotografías con contenido sexual o sexista
El acosador llega a realizar comportamientos físicos como roces indeseados que generan un sentimiento de vejación y humillación en la víctima
Pero el acosador también suele dar un paso más, llegando a realizar comportamientos físicos como roces indeseados que generan un sentimiento de vejación y humillación en la víctima o incluso llegan a la agresión sexual.
Este tipo de acoso lo pueden sufrir tanto hombres como mujeres, aunque la realidad muestra que son las mujeres las que tienen un mayor porcentaje de hostigamientos y humillaciones de este tipo.
El acoso sexual puede considerarse leve cuando existen diferentes conductas, chistes con contenido sexual, piropos, comentarios sexuales, insinuación, etc.
Las conductas que consideramos graves son miradas, abrazos, roces y besos no deseados, tocamientos, pellizcos, gestos lascivos, acorralamientos, etc.
Las conductas muy graves son presiones tanto físicas como psíquicas para obtener relación sexual, independiente de que haya contacto físico.
Aunque las hayamos diferenciado en tres categorías, esto no quiere decir que las conductas que hemos considerado leves, no tengan un efecto devastador en la salud física y psíquica de la persona.
El acoso sexual puede producir un efecto devastador en la salud física y psíquica
Acoso sexual ambiental
Dentro del acoso sexual, podemos encontrar el acoso sexual ambiental, que conlleva todo acto de naturaleza sexual, sexista que sin estar dirigido a una persona en concreto crea un clima de intimidación, humillación u hostilidad, generando malestar entre las personas.
Por otra parte, existe el chantaje sexual, por el que el acosador manteniendo una posición superior, subleva con su comportamiento de forma directa o indirecta todo lo referente a la consecución de su actividad laboral, sus condiciones de trabajo, el acceso a la formación, la continuidad del contrato de trabajo o el salario.
El acoso sexual produce un efecto demoledor sobre la salud, la confianza, el rendimiento y la atención de las mujeres que lo padecen.
El acoso puede provocarles ansiedad, estrés, irritabilidad, cansancio, insomnio, depresión y otros síntomas. El estrés emocional es continuo en este tipo de acoso, además del sentimiento de humillación, ansiedad, depresión, ira, impotencia, fatiga, tensión en el trabajo, disminución en productividad, bajo rendimiento, absentismo, etc.
El acoso sexual produce un efecto demoledor sobre la salud, la confianza, el rendimiento y la atención de las mujeres
Acoso sutil al principio, devastador después
El proceso que rige este tipo de acoso es muy sutil. El acosador trabaja la confianza de su víctima, intentando conseguir ser su amigo o un protector.
Posteriormente, comienza a comportarse como algo más que un compañero de trabajo o un jefe.
Los compañeros observan esa relación y creen que se trata de una relación de privilegio y nunca como una relación de acoso.
Un tiempo más tarde, el acosador mediante esa relación de falsa confianza, comienza a hacer explícitas sus demandas, para posteriormente, comenzar a chantajear a la víctima, recordándole los favores que ha recibido y el agradecimiento que espera por aquéllos en compensación.
El acosador nunca aceptará un no por respuesta y puede legar a ser vengativo si no consigue su propósito, anulando a la víctima como persona y como trabajadora.
Esta forma de acoso llega a ser tan humillante para cualquier persona, que quebranta la autoestima, dejándola bajo mínimo, siendo incapaz de defenderse y poder salir de ese ciclo de violencia ejercida.