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Asertividad, un camino frente al acoso laboral

“Hay tres monstruos que no nos permiten avanzar: tengo que hacerlo bien, tienes que tratarme bien, y el mundo debe ser fácil”. La primera vez que leí esta frase de A. Ellis me llamó mucho la atención. Me resultaba temerario citarla e incluso he de reconocer que tenía cierto miedo a hacerlo. Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, he podido ir comprendiendo el sentido que hay detrás de cada una de esas palabras.

Hay tres monstruos que no nos permiten avanzar: tengo que hacerlo bien, tienes que tratarme bien, y el mundo debe ser fácil”. 

La primera vez que leí esta frase de A. Ellis me llamó mucho la atención. Me resultaba temerario citarla e incluso he de reconocer que tenía cierto miedo a hacerlo. Sin embargo, a lo largo de todo este tiempo, he podido ir comprendiendo el sentido que hay detrás de cada una de esas palabras.

Hay tres monstruos que no nos permiten avanzar: tengo que hacerlo bien, tienes que tratarme bien, y el mundo debe ser fácil” (A. Ellis)

A día de hoy, puedo apreciar en ella algo más que la justificación de las dificultades, el maltrato y el hacer las cosas a medias o simplemente por cumplir.

Hoy, puedo apreciar que describe una realidad que en ocasiones sacrificamos por ese deseo perfeccionista de querer llegar a todo, olvidando otras tantas veces aquello que transcurre simultáneamente en el camino.

También, el hecho de pensar que nos parecemos a todos y que el otro tiene que actuar como nosotros lo haríamos, obviando muchas veces algo tan elemental para algunos, pero no para otros, que es el hecho que las personas somos distintas. Podemos tener visiones semejantes pero aprendizajes distintos.

Nueva conciencia y tolerancia a la frustración

Con todo esto no justifico el maltrato, sino que abro el abanico de posibilidades de personas distintas que cohabitan en este mundo, todas y cada una de ellas con motivaciones y valores distintos.

También el hecho de que según andamos, unos antes, otros después, nos vamos encontrando con la frustración, la cual no implica necesariamente resignarnos a la inmovilidad de la vida y sumirnos en la desesperanza, sino la nueva conciencia que abren estas piedras en el camino, incluyendo en ella la tolerancia a la frustración que en sí misma es un gran aprendizaje.

Quien lo vive se ve expuesto a algo tan grande como el propio acosoel propio cuestionamiento y una culpa sobre si aquello que denuncia realmente puede ser cierto o no, una duda constante y el sentido de hipervigilancia de todo aquello que pasa

En suma, en el camino encontraremos dificultades, diferentes tipo de personas y la posibilidad de que, aunque no queramos, en ocasiones nos equivocaremos.

Pero, esto, ¿qué tiene que ver con el acoso laboral? La respuesta es: ‘mucho’.

Las acciones que lo constituyen realmente son difíciles y quien las practica maltrata. Quien lo vive se ve expuesto a algo tan grande como el propio acoso, como es el propio cuestionamiento y una culpa sobre si aquello que denuncia realmente puede ser cierto o no, una duda constante y sentido de hipervigilancia de todo aquello que pasa.

Esto hace que, sin querer, muchas veces más allá de las acciones que realmente forman parte del acoso, se terminen llevando al plano personal otras tantas que van más allá de su alcance, todo esto por el mismo proceso que desata el hostigamiento.

Laura Quiun, acoso escolar, jupsin.com, coaching, psicología

Foto: D.P.N.B.

Formación en derechos laborales

Una formación adecuada en nuestros derechos laborales resulta fundamental. En estudios recientes en lugares como China, se ha podido ver que la población migrante puede sufrir menos acoso en la medida que conoce mejor sus derechos laborales.

En este sentido, ya no sólo el informarse, sino el formarse resulta un aspecto clave en el afrontamiento de esta situación. Una formación que es importante que integre tanto este componente de normas, como otra relacionado con la forma como gestionamos nuestras emociones.

Más allá del registro de los actos que cometen los acosadores, quisiera preguntarte ¿con qué frecuencia recoges la emocionalidad que estas acciones te evocan?

Más allá del registro de los actos que cometen los acosadores, quisiera preguntarte ¿con qué frecuencia recoges la emocionalidad que estas acciones te evocan?

No me refiero a reflexionar profundamente en cómo te sientes, sino a algo más sencillo como el sentir la agitación en el pecho, la sudoración en las manos que te ocurre cuando algo sucede o cuando algo te evoca a lo que sucede, y poder plasmarlo en una palabra, por ejemplo, angustia.

¿Cuántas veces has sido capaz de aceptar toda esa vorágine emocional que aflora y dejarla estar? Mirando desde fuera cada una de las sensaciones que todo esto te produce a nivel corporal. ¿Cuántas veces a parte del registro de estas acciones, has tomamos nota de las ideas que te vienen a la cabeza cuando tu cuerpo reacciona así?  ¿Y  de los pensamientos surgen?

Alguna vez los has podido dejar reposar, guardarlos un tiempo, luego cuestionarlos buscando respuestas alternas. No digo que sea fácil, pero hacer este ejercicio paralelo puede resultar de utilidad para poder tener una mayor conciencia de tu emocionalidad, y del tipo de respuestas que identifiques como más idóneo a lo que te ocurre.

Acosos y acosos

Hay acosos y acosos. Existen experiencias que, por su impacto si podemos dotarnos de las herramientas o si desde base contamos con ellas, podremos hacerles frente, pero si la intensidad es mayor, nuestra capacidad de defensa por más grande que sea también se verá menguada.

Como en otras ocasiones he dicho, el poder sobrellevar esto dependerá también de quienes nos apoyen. El poder contar con una red de apoyo con valores comunes, que nos refuerce y que nos diga claramente ciertas cosas, resulta en buena regla, toda una medicina preventiva que que hay crear y cuidar como un jardín.

Debemos asumir el compromiso de no sólo estar para los otros, sino para nosotros, y que la calidad de la relación que entablemos dependerá muchas veces de lo bien cuidado que este nuestro propio jardín interior.

Si el entorno no acompaña, quizá sea un aprendizaje que nos permita ver que no todas las personas son iguales, ante lo cual, lo práctico quizá sea velar por nosotros primero y dejar atrás el por qué el otro hizo o dejó de hacer de aquella manera.

Si el entorno no acompaña, quizá sea un aprendizaje que nos permita ver que no todas las personas son iguales, ante lo cual, lo práctico quizá sea velar por nosotros primero y dejar atrás el por qué el otro hizo o dejó de hacer de aquella manera.

En este mundo globalizado, en este  mundo de migraciones tanto internas como externas, en el que la multiculturalidad forma parte del día a día de una buena parte de la población a nivel global, nos encontraremos con personas con aprendizajes distintos en lo referido a los derechos en el trabajo, con formas distintas de relacionarse con el poder y de perpetuar diferencias, aspectos que no tendrán necesariamente que ver con la maldad sino con otra forma de ver el mundo.

Quizá a nuestro modo de ver, corta, pero tan válida para quien la ostenta. Más allá de protegerse y acuartelarse en uno, esta realidad conlleva a aprender que finalmente las personas somos diferentes y únicas. Que del mismo modo que esta diversidad arroja en algunos casos la normalización de determinadas conductas, por otro, trae consigo el aprendizaje de formas distintas de afrontar las dificultades y formas cooperativas de hacerles frente.

Solo podemos cambiarnos a nosotros mismos, sea grande o sea pequeña nuestra cultura, es una idea que a día de hoy está bastante presente en las redes sociales, en forma de artículo de opinión, entradas de blog o frases que son compartidas y rodeadas de “me gustas” o “me encantan”.

Detrás de las cuales, más allá de seamos como seamos, vengamos de donde vengamos, muy en el en fondo recogen un valor común que es la búsqueda de un mayor bienestar dentro de un grupo de esta aldea global. Para algunos una utopía, para otros una realidad, pero algo presente y que persevera a lo largo del tiempo.

Deseo que en este nuevo año esa sabiduría interna te alumbre y te acerque a un mejor lugar para ti y los tuyos, y que te rodees de personas a las que ilumines e iluminen cada uno de tus días

En coaching partimos del presente y nos orientamos al futuro. El presente forma parte de la aceptación, del saber que somos únicos con nuestras fortalezas y áreas de mejora, pero sobre todo con la capacidad de poder contar con la sabiduría interna suficiente para poder orientarnos a un lugar mejor para todos y cada uno de nosotros.

Decir que las cosas en el mundo van peor, quizá obvie el hecho que exista un espacio como jupsin.com en el que a día de hoy, y desde hace más de un año se informe y se divulgue información para que ciertas cosas puedan ser distintas.

Deseo que en este nuevo año esa sabiduría interna te alumbre y te acerque a un mejor lugar para ti y los tuyos, y que te rodees de personas a las que ilumines e iluminen cada uno de tus días.

Laura Quiun, acoso laboral, psicología, jupsin.com, coaching

Foto: D.P.N.B

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo

Quisiera compartir, antes que las fuentes empleadas para la elaboración de esta entrada, un poema del poeta peruano César Vallejo, el cual hace un par de años recitó la actriz Merci Bustos en un acto en Madrid en el que las peruanas residentes aquí quisimos sumarnos a la marcha “Ni una menos”, realizada en Lima en agosto de 2016:

Al fin de la batalla, 
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…


Algunas de las fuentes consultadas

  • Cheo. R. (2017). Migrant Workers and Workplace Bullying in Urban China. Soc Indic, 132, 87–115.
  • Nielsen, M. B., Gjerstad, J., Jacobsen, D. P., & Einarsen, S. (2017). Does Ability to Defend Moderate the Association between Exposure to Bullying and Symptoms of Anxiety?Frontiers in Psychology, 8, 1953.

Y sobre todo:

  • Cañizares, O. y Leaniz, C. (2015). Hazte un experto en Inteligencia Emocional. Desclé Brouwer: Bilbao.
  • Castanyer, O. (1996). La asertividad. Expresión de una sana autoestima. Bilbao: Editorial Desclee de Brower.

Comunicadora Social, Doctora en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, Coach Ejecutiva y Associate Member del International Society for Coaching Psychology. Mi trabajo a nivel de investigación aborda un análisis de las estrategias de afrontamiento de las personas afectadas por acoso y la forma como estas influyen en los efectos derivados de la agresión. Hace énfasis en aquellos aspectos que contribuyeron en la conformación de este estilo de respuesta.

2 Comments

2 Comments

  1. Silvana giachero

    9 de enero de 2018 at 15:53

    No estoy de acuerdo con lo que plantea Laura . El mobbing es mucho más complejo que eso por ser perverso . No está en la victima el resolverlo xq la violencia es externa y todo lo que plantea sólo lo logrará la victima una vez que cure la herida con Emdr y se pueda ir de ese lugar .
    Esa visión de poner la responsabilidad en la victima es revictimizar .

  2. Laura Quiun

    9 de enero de 2018 at 18:06

    Silvana, como en todo hay visiones distintas. Indudablemente el mobbing es complejo y está lleno de matices. Tienes a un acosador, perverso narcisista, en algunos casos, tal como refiere M.F.Hirigoyen. Hay un elemento externo, por supuesto, pero a su vez es importante tener en cuenta que esto dispara un proceso. Que si, puede trabarse desde el EMDR, cuando la persona se encuentra inmersa en la situation, es óptimo. Pero también es verdad y es mi planteamiento que se puede trabajar desde la Prevención. Es desde aquí y desde la importancia del trabajo en resiliencia donde yo me apoyo. La evidencia científica y empírica, apoya el hecho que la respuesta rumiante hace que la vivencia de la situación se agrave, así como que los efectos sean mucho mayores. Fortalecer en quien vive esto el hecho que es una víctima, no lo comparto. Mi visión va por empoderar a nivel preventivo a quien puede tener esto encontra. Que hay entornos perversos e insanos,los hay, totalmente de acuerdo. Que el trabajo ha de ser a nivel de liderazgo, también, como el trabajar a nivel de comunicación y gestión de conflictos con el grupo. Pero el reforzar el discurso derrotista, resulta a mi modo de ver tan perjudicial como endulzarlo. Claro que hay que poner la responsabilidad en la victima, no en que los hechos que pasen sean su culpa, no. Hay que acompañar a la victima en el proceso de responsabilizarse de si, de lo que ha vivido, hasta que pueda ser una superviviente. Echar más leña al fuego, a una persona que rumia, que puede haber vivido situaciones adversas, que no contemplamos para no “revictimizarla”, lo único que contribuye es agrabar el malestar. Te invito a leer la comunicación que presente en el congreso Prevencionar, la verás en el researchgate. Quizá con un número de participantes modesto, pero con unos resultados que al analizar y concluir me hicieron tener una visión distinta de todo esto. Tanto tu, como yo estamos orientadas a trabajar con ellas, desde dos disciplinas distintas. Desde la mia, aquello a lo que aspiro es que frente a todo esto tomen ellas mismas las decisiones más adecuadas para como afrontarlo. Que en el camino ellas se informen, pero sobretodo lo que quiero cuando escribo esto es compartir algo que aprecio que puede ser tan perjudicial como el propio acoso.

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